El rechazo de Miguel

Por Nélsido Herasme

Cualquier lugar que Miguel Vargas visita la burla, el rechazo y la mofa  de los perredeístas no se hacen esperar.

Nosotros sabemos que sus asesores quieren que él converse solo con Hipólito Mejía y no con los que están indignados por su comportamiento en el pasado certamen electoral.

Esos animadores de postales han dicho que Miguel puede llegar a acuerdos que no implique su salida de la presidencia, y que por nada del mundo se atreva hablar de convención, porque si así lo hiciere, las enajenadas bases le pasarían el hacha de Caonabo.

El juega al cansancio, al olvido y al deterioro de la unidad de sus adversarios, de los que querían a un PRD en el poder el pasado 20 de mayo.

En el partido blanco la sentencia está dictada: tarde o temprano, Miguelito Vargas, morderá el polvo de su mala conducta.

Sus correligionarios saben que a la corta o a la larga saldrá cabizbajo y pesaroso de las filas del glorioso.

El quiere llevar a un limbo político la situación interna de un PRD que se ha mantenido compacto en más de un 98 por ciento.

“Aquí pueden venir todos los perredeistas, menos la gente de Miguel, ese traidor”, es la respuestas de rabia salvaje que recibe cualquier  dirigentes al llegar a un local zonal del PRD en cualquier parte del país.

A Vargas y los suyos, los perredeistas, aquellos a los que ayudó a permanecer por cuatro años más fuera del poder, no lo quieren ver ni en los centros espiritistas. Lo de New York fue una simple pincelada.

En ese sentido, el doctor Emmanuel Esquea está recibiendo apoyo e invitaciones de dirigentes y ex jefes de la campaña del PRD en gran parte de la geografía, en donde muchos le dicen que debe ser el presidente del partido, al tiempo de recordarle que él “una vez votó a diez traidores de esa organización”. 

Esquea Guerrero es parte de una plancha de connotados dirigentes que están siendo bien valorados por el sistema de consultas y encuestas para ver quien cuenta con mayor simpatía y mejor perfil para dirigir los destinos del PRD.

La dirigencia alta, media y baja están claras: “a Mi
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