Colombia: dos discursos sobre la paz que evidencian las dificultades del proceso‏


Con atención e ilusión Colombia siguió este jueves la instalación formal de la mesa de diálogo entre el gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, que tuvo lugar en Noruega, a miles de kilómetros de distancia.

Y gracias a la radio y a la televisión millones de colombianos pudieron escuchar al jefe negociador del gobierno, Humberto de la Calle, referirse a la ocasión como "un momento de esperanza", y al jefe negociador de la FARC, Iván Márquez, anunciar que la guerrilla llegaba al diálogo "con un ramo de olivo en nuestras manos".
Las intervenciones de ambos en Oslo, sin embargo, también dejaron en evidencia que el camino hacia la paz no será nada fácil.

Y es que aunque en la mesa los dos negociadores apenas estaban a unos cuantos metros de distancia, sus palabras rápidamente les recordaron a todos lo mucho que separa a las partes.

Mientras de la Calle se concentró en hablar de los desafíos del proceso inmediato, Márquez habló de como "la paz con justicia social", que pretenden los guerrilleros, sólo podía conseguirse acordando profundas reformas estructurales.

Pero, para el gobierno, la discusión sobre esas reformas pertenece a una tercera etapa -la de la construcción de la paz- que tendría lugar una vez que los rebeldes ya hayan depuesto las armas.

Dos visiones opuestas

"(En estas pláticas) no nos vamos a convencer el uno al otro… no venimos a catequizar a nadie", dijo de la Calle, para quien el objetivo final de las conversaciones que empezarán el próximo 15 de noviembre en La Habana debía ser acordar condiciones para que, en el futuro, "las FARC expongan sus ideas sin el acompañamiento de las armas".

"El modelo económico o la inversión extranjera no son elementos presentes en esta agenda de negociación", insistió de la Calle.

Esos, sin embargo, fueron precisamente los temas sobre los que se explayó Márquez.

Y la intervención del comandante guerrillero también dejó en claro que las diferencias con el gobierno no se limitan a la forma y el contenido del diálogo.

EL COMUNICADO CONJUNTO

1. Reunidos en Oslo, Noruega, voceros del gobierno de Colombia y de las FARC-EP acordamos la instalación pública de la mesa de conversaciones encargada de desarrollar el acuerdo general para terminar con el conflicto y la construcción de una paz estable y duradera. De esta manera se inicia formalmente la fase 2 del proceso.

2. Desarrollo agrario integral es el primer tema acordado en la agenda. Se abordará a partir del 15 de noviembre en La Habana.

3. Las partes designarán representantes para reunirse en La Habana desde el 5 de noviembre para continuar con los preparativos.

4. Agradecemos la hospitalidad de los países y la participación de los garantes y acompañantes.

Efectivamente, en la mesa de las conversaciones se encontrarán dos visiones casi diametralmente opuestas del mundo y de Colombia, de sus problemas y posibles soluciones.
Y no todas las desavenencias tienen un trasfondo estrictamente ideológico.

De hecho, en caso de necesidad, el tono y estilo de los negociadores habría permitido identificar fácilmente al representante del movimiento que ha permanecido en la jungla por más de 48 años.

Y uno de los retos de la negociación será precisamente encontrar puntos de coincidencia entre dos equipos con visiones del mundo y experiencias vitales tan distantes.

Garantías en el proceso

Otro reto, para una importante sector de la sociedad colombiana, será el de resistir la tentación de desestimar los planteamientos de la guerrilla por venir de quienes vienen.

"Tan cerca pero tan lejos", fue el sentimiento de algunos observadores que escucharon con atención ambos discursos.

Y la decisión de los principales canales de televisión del país, Caracol y RCN, de interrumpir sus transmisiones desde Oslo en el momento en que Iván Márquez se aprestaba a contestar las preguntas de la prensa no llena de optimismo.

Dicha interrupción, que en Colombia generó una pequeña tormenta en Twitter, remite además a uno de los temas clave del proceso: el de las garantías para la participación política del grupo guerrillero, incluyendo el acceso a los medios.

Y, en su intervención, el representante de las FARC también dio una buena idea de las dificultades del debate sobre el tema que encabeza la agenda del grupo guerrillero, el tema agrario, al criticar duramente las políticas del actual gobierno.

En medio de todo, sin embargo, en Oslo las dos partes sí coincidieron en un aspecto importante: que la negociación por la paz no puede hacerse a espaldas del pueblo colombiano, pues es este último el que tiene que refrendar los posibles acuerdos.

Aunque la definición específica de los mecanismos para la participación de las diferentes expresiones de la sociedad colombiana sigue siendo un tema pendiente.
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