Barahona necesita empresas socialmente responsables
POR DAVID RAMIREZ S.
Administrar una empresa hoy es más complejo que hace 40 50 años, en eso están de acuerdo la mayoría de los expertos o gurús en administración de negocios. Porque para gestionar una empresa exitosamente ya no es suficiente ni aceptable buena gerencia, generar utilidades, vender productos de calidad, ofertar un servicio de primera al cliente y ser la empresa más grande en término de capital social, físico o humano.
Las empresas modernas de hoy, aparte de que deben cumplir con un numerosas Leyes y normas internacionales, también deben incorporar en su misión la responsabilidad social.
Cuando nos referimos a una empresa cuya filosofía es implementar la Responsabilidad Social Empresarial como una de sus principales políticas corporativas, no apuntamos a los vínculos filantrópicos que puedan tener sus propietarios o accionistas ni y a los programas de ayuda social de la empresa. El concepto de Responsabilidad Social Empresarial trasciende a este tipo de actividades.
La mayoría de los empresarios en Barahona se mantienen una visión gerencial anclada en el pasado. Ellos tienen la creencia que; porque sus empresas son una fuente importante de empleos para decenas de ciudadanos o porque a veces regalan materiales de construcción, distribuyen canastas con alimentos, regalan colchones y sábanas durante la temporada ciclónica, aportan dinero en efectivo a personas necesitadas, ya están cumpliendo con una responsabilidad social y por ende son empresas socialmente responsables.
Lamentablemente, mientras ejecutan o ponen en marcha esos programas filantrópicos, sus empresas provocan daño al medio ambiente, que a fin de cuentas causa deterioro en la vida de los habitantes.
Conocemos casos de algunas empresas instaladas en Barahona que han contaminado ríos y lagos con pesticidas, arrojan desechos tóxicos al mar, arrabalizan nuestros puertos marítimos y su entorno, sus volquetas y patanas ensucian y deterioran las principales vías de la ciudad, sus instalaciones lanzan polvillos al aire que afecta la salud o la calidad de vida de los residentes de la zona, etc.
A esto debemos añadirle que todas, sin excepción alguna, carecen de una licencia ambiental del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, aunque pregonen por los cuatro vientos que son compañías “ecológicas” y cuidadosas del medio ambiente. Tampoco parecen tener interés en certificarse con las normas estándar internacional de gestión ambiental.
Esas y otras razones han sido las principales causas que han motivado a las organizaciones sociales, ecológicas y personalidades de la provincia a oponerse ferozmente al arrendamiento del Muelle 6 a una compañía cementera colombiana porque a decir de algunos, actúa de igual forma en la provincia Pedernales.
Entonces, si las empresas que están operando en la ciudad no cumplen con las leyes locales, las normas ambientales internacionales y mucho menos son socialmente responsables ¿para qué aceptar otras? ¿Porqué sacrificar la salud de nuestros habitantes y el medio ambiente por unos cuantos empleos que no cambiará el estado de miseria de nuestra provincia?.
Para cambiar esa percepción en la comunidad es necesario que las empresas que actualmente operan en Barahona incorporen en su proceso de gestión el tema de la responsabilidad social ya que sus actividades afectan, positiva o negativamente, la calidad de vida de nuestros habitantes.
Los barahoneros necesitamos empresas que se perciban como creadora de valor y generadora de un bienestar común, que tengan vinculación y compromisos con la comunidad, que participen activamente en el diseño y ejecución de nuestros los planes de desarrollo, que sean empresas que no sólo busquen sustentarse en el elemento economico, sino también en lo social, demostrando respeto por la gente, los valores éticos y la preservación del medio ambiente. En conclusión, que esas empresas sean parte de un cambio positivo en nuestra provincia.
Es importante que comprendan que una empresa socialmente responsable es mucho más que ser una empresa filantrocapitalista y que al implementar este concepto como una nueva forma de gestión corporativa (como parte fundamental y elemento indisoluble de su estrategia de negocio), podría generar a la empresa valor agregado porque responden a principios empresariales universales, que muy pronto serán distintivos en las empresas del nuevo milenio.
Esto no es un invento, ya está comprobado en otros países que la Responsabilidad Social Empresarial brinda beneficios reales y tangibles para la empresa, pero sobre todo, aporta desarrollo a las comunidades donde funciona.
Lo mejor de todo es que poner en práctica la Responsabilidad Social Empresarial no es costoso ni imposible.
Administrar una empresa hoy es más complejo que hace 40 50 años, en eso están de acuerdo la mayoría de los expertos o gurús en administración de negocios. Porque para gestionar una empresa exitosamente ya no es suficiente ni aceptable buena gerencia, generar utilidades, vender productos de calidad, ofertar un servicio de primera al cliente y ser la empresa más grande en término de capital social, físico o humano.
Las empresas modernas de hoy, aparte de que deben cumplir con un numerosas Leyes y normas internacionales, también deben incorporar en su misión la responsabilidad social.
Cuando nos referimos a una empresa cuya filosofía es implementar la Responsabilidad Social Empresarial como una de sus principales políticas corporativas, no apuntamos a los vínculos filantrópicos que puedan tener sus propietarios o accionistas ni y a los programas de ayuda social de la empresa. El concepto de Responsabilidad Social Empresarial trasciende a este tipo de actividades.
La mayoría de los empresarios en Barahona se mantienen una visión gerencial anclada en el pasado. Ellos tienen la creencia que; porque sus empresas son una fuente importante de empleos para decenas de ciudadanos o porque a veces regalan materiales de construcción, distribuyen canastas con alimentos, regalan colchones y sábanas durante la temporada ciclónica, aportan dinero en efectivo a personas necesitadas, ya están cumpliendo con una responsabilidad social y por ende son empresas socialmente responsables.
Lamentablemente, mientras ejecutan o ponen en marcha esos programas filantrópicos, sus empresas provocan daño al medio ambiente, que a fin de cuentas causa deterioro en la vida de los habitantes.
Conocemos casos de algunas empresas instaladas en Barahona que han contaminado ríos y lagos con pesticidas, arrojan desechos tóxicos al mar, arrabalizan nuestros puertos marítimos y su entorno, sus volquetas y patanas ensucian y deterioran las principales vías de la ciudad, sus instalaciones lanzan polvillos al aire que afecta la salud o la calidad de vida de los residentes de la zona, etc.
A esto debemos añadirle que todas, sin excepción alguna, carecen de una licencia ambiental del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, aunque pregonen por los cuatro vientos que son compañías “ecológicas” y cuidadosas del medio ambiente. Tampoco parecen tener interés en certificarse con las normas estándar internacional de gestión ambiental.
Esas y otras razones han sido las principales causas que han motivado a las organizaciones sociales, ecológicas y personalidades de la provincia a oponerse ferozmente al arrendamiento del Muelle 6 a una compañía cementera colombiana porque a decir de algunos, actúa de igual forma en la provincia Pedernales.
Entonces, si las empresas que están operando en la ciudad no cumplen con las leyes locales, las normas ambientales internacionales y mucho menos son socialmente responsables ¿para qué aceptar otras? ¿Porqué sacrificar la salud de nuestros habitantes y el medio ambiente por unos cuantos empleos que no cambiará el estado de miseria de nuestra provincia?.
Para cambiar esa percepción en la comunidad es necesario que las empresas que actualmente operan en Barahona incorporen en su proceso de gestión el tema de la responsabilidad social ya que sus actividades afectan, positiva o negativamente, la calidad de vida de nuestros habitantes.
Los barahoneros necesitamos empresas que se perciban como creadora de valor y generadora de un bienestar común, que tengan vinculación y compromisos con la comunidad, que participen activamente en el diseño y ejecución de nuestros los planes de desarrollo, que sean empresas que no sólo busquen sustentarse en el elemento economico, sino también en lo social, demostrando respeto por la gente, los valores éticos y la preservación del medio ambiente. En conclusión, que esas empresas sean parte de un cambio positivo en nuestra provincia.
Es importante que comprendan que una empresa socialmente responsable es mucho más que ser una empresa filantrocapitalista y que al implementar este concepto como una nueva forma de gestión corporativa (como parte fundamental y elemento indisoluble de su estrategia de negocio), podría generar a la empresa valor agregado porque responden a principios empresariales universales, que muy pronto serán distintivos en las empresas del nuevo milenio.
Esto no es un invento, ya está comprobado en otros países que la Responsabilidad Social Empresarial brinda beneficios reales y tangibles para la empresa, pero sobre todo, aporta desarrollo a las comunidades donde funciona.
Lo mejor de todo es que poner en práctica la Responsabilidad Social Empresarial no es costoso ni imposible.