Muere mujer por mala práctica médica
La noticia de que iba a ser madre por segunda vez la encantó de tal modo que a partir de entonces cambió su modo de proceder, pero sin opacar su gracia de mujer alegre, cariñosa y de simpáticas pláticas.
Su empeño por tener un embarazo saludable le condujo a evitar algunas tareas del hogar, las que ameritaban más esfuerzos, como limpiar el piso y lavar, entre otras ocupaciones. En esto colaboraba su esposo, quien la apoyaba en todo, e incluso le amaraba los cordones de los zapatos para evitarle ese esfuerzo.
Igual atención le dispensaban sus compañeras y compañeros de trabajo, quienes al referirse a sus virtudes la definen como un maravilloso ser humano, que demostró ser capaz de armonizar hasta en los momentos más difíciles.
Su esposo Osvaldo Radhamés Beltré trabaja como peluquero los fines de semana y los demás días se desempeña como seguridad de eventos, con lo que percibe ingresos suficientes para mantener el hogar.
El pasado sábado 25, Osvaldo llegó a su casa a las 10:00 de noche, como acostumbraba, mientras su esposa estaba ya en la cama esperándole, algo que también se había convertido en un hábito. Veían televisión por un rato y luego se disponían a descansar.
Ese día fue diferente, su compañera estaba inquieta y de inmediato le contó la razón de su preocupación. Previo a irse a la cama y tener una plática sobre los acontecimientos del día, Dalma Elizabeth Félix organizaba algunas cosas de la casa, porque debía salir muy temprano, luego tomaba un baño y se metía en el lecho.
Pero ese sábado fue muy diferente: cuando caminaba para salir de la bañera, pese al cuidado que ponía en todo, resbaló y cayó, sufriendo un fuerte golpe en la cadera y se quedó largo rato en el piso, hasta superar el dolor.
De inmediato por su mente pasó lo peor: su embarazo solo tenía dos meses y medio, condición que la exponía a la posibilidad de tener un aborto. Pasado el susto y el malestar ocasionado, acordó con Osvaldo visitar el médico al día siguiente, para verificar si había sufrido algún daño.
Eran las 4:00 de la mañana cuando un dolor que le atravesaba el vientre la despertó. Enseguida llamó a su compañero, quien sin vacilar la acompañó a un centro médico ubicado a pocas distancias de su residencia.
Ya en el lugar la examinó el médico de turno en la emergencia de la clínica Integral II, ubicada en la Charles de Gaulle, quien al explorarla observó que no andaba muy bien y la remitió al Hospital Luis Eduardo Aybar, a realizarse una sonografía.
El estudio mostró desprendimiento del feto, por lo que le recomendaron ir de urgencia con su médico.
Ya eran las 9:00 de la mañana del lunes 27, cuando entró al consultorio del doctor José David Burgos Mercado, dueño del Centro de Ginecología y Obstetricia, DR. Burgos Mercado, situado en la Charles de Gaulle, Santo Domingo Este. El especialista era su médico de confianza y quien le atendía el embarazo.
Al verificar el doctor Burgos Mercado la gravedad del caso procedió a practicarle un legrado, cuya intervención fue más allá de un raspado para retirarle la criatura.
La mediación le produjo una hemorragia de tal envergadura que decidieron trasladarla a la clínica Integral 2, donde el personal médico que la recibió, pese al gran esfuerzo realizado, no logró salvarla.
Dejó en la orfandad un niño de 8 años y una familia que no logrará superar el dolor de su ausencia.
Su empeño por tener un embarazo saludable le condujo a evitar algunas tareas del hogar, las que ameritaban más esfuerzos, como limpiar el piso y lavar, entre otras ocupaciones. En esto colaboraba su esposo, quien la apoyaba en todo, e incluso le amaraba los cordones de los zapatos para evitarle ese esfuerzo.
Igual atención le dispensaban sus compañeras y compañeros de trabajo, quienes al referirse a sus virtudes la definen como un maravilloso ser humano, que demostró ser capaz de armonizar hasta en los momentos más difíciles.
Su esposo Osvaldo Radhamés Beltré trabaja como peluquero los fines de semana y los demás días se desempeña como seguridad de eventos, con lo que percibe ingresos suficientes para mantener el hogar.
El pasado sábado 25, Osvaldo llegó a su casa a las 10:00 de noche, como acostumbraba, mientras su esposa estaba ya en la cama esperándole, algo que también se había convertido en un hábito. Veían televisión por un rato y luego se disponían a descansar.
Ese día fue diferente, su compañera estaba inquieta y de inmediato le contó la razón de su preocupación. Previo a irse a la cama y tener una plática sobre los acontecimientos del día, Dalma Elizabeth Félix organizaba algunas cosas de la casa, porque debía salir muy temprano, luego tomaba un baño y se metía en el lecho.
Pero ese sábado fue muy diferente: cuando caminaba para salir de la bañera, pese al cuidado que ponía en todo, resbaló y cayó, sufriendo un fuerte golpe en la cadera y se quedó largo rato en el piso, hasta superar el dolor.
De inmediato por su mente pasó lo peor: su embarazo solo tenía dos meses y medio, condición que la exponía a la posibilidad de tener un aborto. Pasado el susto y el malestar ocasionado, acordó con Osvaldo visitar el médico al día siguiente, para verificar si había sufrido algún daño.
Eran las 4:00 de la mañana cuando un dolor que le atravesaba el vientre la despertó. Enseguida llamó a su compañero, quien sin vacilar la acompañó a un centro médico ubicado a pocas distancias de su residencia.
Ya en el lugar la examinó el médico de turno en la emergencia de la clínica Integral II, ubicada en la Charles de Gaulle, quien al explorarla observó que no andaba muy bien y la remitió al Hospital Luis Eduardo Aybar, a realizarse una sonografía.
El estudio mostró desprendimiento del feto, por lo que le recomendaron ir de urgencia con su médico.
Ya eran las 9:00 de la mañana del lunes 27, cuando entró al consultorio del doctor José David Burgos Mercado, dueño del Centro de Ginecología y Obstetricia, DR. Burgos Mercado, situado en la Charles de Gaulle, Santo Domingo Este. El especialista era su médico de confianza y quien le atendía el embarazo.
Al verificar el doctor Burgos Mercado la gravedad del caso procedió a practicarle un legrado, cuya intervención fue más allá de un raspado para retirarle la criatura.
La mediación le produjo una hemorragia de tal envergadura que decidieron trasladarla a la clínica Integral 2, donde el personal médico que la recibió, pese al gran esfuerzo realizado, no logró salvarla.
Dejó en la orfandad un niño de 8 años y una familia que no logrará superar el dolor de su ausencia.