La historia detrás de un transgenerista indocumentado en Bogotá
(Foto: Eva
(izq.) y Natasha son dos transgeneristas que, a falta de oportunidades,
han tenido que dedicarse a la prostitución. Tener papeles les ayudará
fortalecer su identidad. Ana María García / CEET.)
El 99,68 por ciento son discriminados. Cambio de nombre es primer paso para encontrar su idendidad.
COLOMBIA.- Natasha, un transexual que reside en Bogotá, recuerda cada vez que la
autoridad llegaba a las zonas de tolerancia en donde vendía su cuerpo
para sobrevivir.
'Jesús', lo llamaban con brusquedad, sin darse cuenta de que detrás de su condición de vulnerabilidad existe la historia de un ser humano que nunca se sintió feliz con el cuerpo que la naturaleza le dio y que, además, nació pobre. "Es como una herida. Las burlas duelen".
Esta mujer, oriunda de Villavicencio, como le gusta que le digan, conoció a su mamá el día de su funeral. La habían matado de dos disparos en la cabeza por traficar con droga y aun así, fue un momento hermoso. "Vi que me parecía a ella. Me sentí feliz", contó.
Solo hasta los 18 años Natasha le reveló el secreto a su familia y decidió viajar a Bogotá en la búsqueda de su identidad, pero la falta de papeles y de oportunidades la hizo caer, como muchos transgeneristas de escasos recursos, en la prostitución. Trabajó en una bar de travestis y con esta vida llegó el alcohol, el perico y el bazuco. "Yo tomaba tres días seguidos".
Así comenzó la vida de indocumentada de Natasha. Durmiendo en el puente de la carrera 30 con calle 26. El no tener cédula, libreta militar ni código de policía la ponía al nivel de un "N.N." al que no le respetaban ni siquiera sus sentimientos femeninos. "Para nosotras está negado cualquier trabajo aparte de ser putas. Por eso llegué a esculcar en las basuras para comer".
Aparte de poder estudiar belleza, Natasha ansía figurar en su cédula con una foto vestida de mujer y el nombre que escogió. Pero ni la diligencia resulta tan fácil.
Ir a la Registraduría significa para ella exponerse al escarnio público. "Un día que intenté hacer la vuelta me gritaban: mire, se le cayeron las medias, chiflaban y me llamaban con nombre de hombre. Quise escapar en ese momento. Hasta me puse a llorar", contó.
No es la única a la que le han pasado situaciones de este tipo. Eva, un transgenerista caleño de raza negra, también dedicada a la prostitución, ha tenido que tolerar ofensas y burlas. No tiene Sisbén, ni documentos y al igual que Natasha en lo único en lo que se ha podido desempeñar es en la prostitución, una actividad que la tiene hastiada, sobre todo desde el día en que su pareja le propinó una tremenda golpiza.
"Dígame, quién contrata a un transgenerista para el servicio doméstico o para tener una puesto de comida. Nadie nos da la oportunidad. Y eso que yo soy superlimpia", dijo Eva.
Algo de la historia de estos dos transexuales cambiará por primera vez, gracias a una jornada que el Distrito planea realizar en octubre para cambiarles el nombre a los transgeneristas de Bogotá, en el marco de la Semana de la Diversidad.
Se espera que más de 200 personas puedan acceder al trámite. Además del cambio en el papel, sería el primer paso para cambiar la historia de sufrimiento de personas que, como Natasha o Eva, solo le piden a la sociedad una oportunidad.
Población discriminada
Según un estudio que hizo el Distrito con 1.213 personas LGBT, el 99,68 por ciento de los transgeneristas han sido discriminadas. De ellas, el 54,48 por ciento afirma que por su orientación sexual. Las personas interesadas deben enviar sus datos a: lpaez@sdp.gov.co, llamar al celular 320 4780269 o al teléfono 3358000; ext:8556.
Carol Malaver
Redactora de EL TIEMPO
'Jesús', lo llamaban con brusquedad, sin darse cuenta de que detrás de su condición de vulnerabilidad existe la historia de un ser humano que nunca se sintió feliz con el cuerpo que la naturaleza le dio y que, además, nació pobre. "Es como una herida. Las burlas duelen".
Esta mujer, oriunda de Villavicencio, como le gusta que le digan, conoció a su mamá el día de su funeral. La habían matado de dos disparos en la cabeza por traficar con droga y aun así, fue un momento hermoso. "Vi que me parecía a ella. Me sentí feliz", contó.
Solo hasta los 18 años Natasha le reveló el secreto a su familia y decidió viajar a Bogotá en la búsqueda de su identidad, pero la falta de papeles y de oportunidades la hizo caer, como muchos transgeneristas de escasos recursos, en la prostitución. Trabajó en una bar de travestis y con esta vida llegó el alcohol, el perico y el bazuco. "Yo tomaba tres días seguidos".
Así comenzó la vida de indocumentada de Natasha. Durmiendo en el puente de la carrera 30 con calle 26. El no tener cédula, libreta militar ni código de policía la ponía al nivel de un "N.N." al que no le respetaban ni siquiera sus sentimientos femeninos. "Para nosotras está negado cualquier trabajo aparte de ser putas. Por eso llegué a esculcar en las basuras para comer".
Aparte de poder estudiar belleza, Natasha ansía figurar en su cédula con una foto vestida de mujer y el nombre que escogió. Pero ni la diligencia resulta tan fácil.
Ir a la Registraduría significa para ella exponerse al escarnio público. "Un día que intenté hacer la vuelta me gritaban: mire, se le cayeron las medias, chiflaban y me llamaban con nombre de hombre. Quise escapar en ese momento. Hasta me puse a llorar", contó.
No es la única a la que le han pasado situaciones de este tipo. Eva, un transgenerista caleño de raza negra, también dedicada a la prostitución, ha tenido que tolerar ofensas y burlas. No tiene Sisbén, ni documentos y al igual que Natasha en lo único en lo que se ha podido desempeñar es en la prostitución, una actividad que la tiene hastiada, sobre todo desde el día en que su pareja le propinó una tremenda golpiza.
"Dígame, quién contrata a un transgenerista para el servicio doméstico o para tener una puesto de comida. Nadie nos da la oportunidad. Y eso que yo soy superlimpia", dijo Eva.
Algo de la historia de estos dos transexuales cambiará por primera vez, gracias a una jornada que el Distrito planea realizar en octubre para cambiarles el nombre a los transgeneristas de Bogotá, en el marco de la Semana de la Diversidad.
Se espera que más de 200 personas puedan acceder al trámite. Además del cambio en el papel, sería el primer paso para cambiar la historia de sufrimiento de personas que, como Natasha o Eva, solo le piden a la sociedad una oportunidad.
Población discriminada
Según un estudio que hizo el Distrito con 1.213 personas LGBT, el 99,68 por ciento de los transgeneristas han sido discriminadas. De ellas, el 54,48 por ciento afirma que por su orientación sexual. Las personas interesadas deben enviar sus datos a: lpaez@sdp.gov.co, llamar al celular 320 4780269 o al teléfono 3358000; ext:8556.
Carol Malaver
Redactora de EL TIEMPO