Enfermedad dispacita a dos hermanos; no caminan; s familia solicita ayuda para tratamiento
SANTIAGO.- En su hogar las lágrimas ahogan a Lino Sarita y a Juana Polanco, padres de dos jovénes quienes padecen una rara enfermedad que les impide caminar, a uno desde hace ocho años y a la otra hace tres.
A Greiny Massiel, de 18 años, y José Lino, de 21, esa dificultad les ha impedido tener una vida normal.
“Hemos ido a todos lados buscando ayuda y nadie nos da la mano, ya estamos con las manos vacías”, dice la madre, cuya familia reside en el sector Los Gómez, en Los Tocones. Está localizable en el teléfono 829-840-6536.
Ningún médico les decía la verdad y después de muchas visitas a especialistas de esta ciudad y de Santo Domingo, se enviaron pruebas al extranjero para verificar la enfermedad y fue entonces cuando se concluyó que era polineuropatía motora de tipo desmielinizante con degeneración axonal secundariano.
Se trata de un extraño padecimiento y para iniciar el tratamiento se necesitaban estudios muy caros que la familia no puede costear.
A pesar de eso movieron cielo y tierra para buscar una solución que no llega.
Según el reporte ofrecido por los exámenes, la enfermedad afecta predominantemente miembros inferiores.
José dejó de caminar hace ocho años, cuando sintió que no tenía fuerzas en las piernas.
“Yo era un chico normal. Iba a la escuela y jugaba pelota en el play. De repente deje de caminar. Mis padres me llevaron al médico, me hicieron todos los exámenes y descubrieron una rara enfermedad, que se cura con un tratamiento muy costoso. Buscamos ayuda, pero es difícil, o mejor dicho, se nos hizo difícil porque todos los recursos de la familia se gastaron”, confiesa.
A medida que fueron pasando los años, Greiny Masiel crecía y se hacía una jovencita que amaba estudiar y en las tardes ayudar a su madre en las tareas del hogar, y soñaba con ser ingeniera de sistemas.
“Al poco tiempo de haber cumplido los 15 años sentí lo mismo que mi hermano. Mis piernas estaban sin fuerzas. Fue algo de repente y que no se explicar”, narra.
Juana y Lino pidieron a la sociedad solidaridad con su caso.
“
Si se le da el tratamiento adecuado y se llevan a especialistas pueden caminar”, dice el padre.
A Greiny Massiel, de 18 años, y José Lino, de 21, esa dificultad les ha impedido tener una vida normal.
“Hemos ido a todos lados buscando ayuda y nadie nos da la mano, ya estamos con las manos vacías”, dice la madre, cuya familia reside en el sector Los Gómez, en Los Tocones. Está localizable en el teléfono 829-840-6536.
Ningún médico les decía la verdad y después de muchas visitas a especialistas de esta ciudad y de Santo Domingo, se enviaron pruebas al extranjero para verificar la enfermedad y fue entonces cuando se concluyó que era polineuropatía motora de tipo desmielinizante con degeneración axonal secundariano.
Se trata de un extraño padecimiento y para iniciar el tratamiento se necesitaban estudios muy caros que la familia no puede costear.
A pesar de eso movieron cielo y tierra para buscar una solución que no llega.
Según el reporte ofrecido por los exámenes, la enfermedad afecta predominantemente miembros inferiores.
José dejó de caminar hace ocho años, cuando sintió que no tenía fuerzas en las piernas.
“Yo era un chico normal. Iba a la escuela y jugaba pelota en el play. De repente deje de caminar. Mis padres me llevaron al médico, me hicieron todos los exámenes y descubrieron una rara enfermedad, que se cura con un tratamiento muy costoso. Buscamos ayuda, pero es difícil, o mejor dicho, se nos hizo difícil porque todos los recursos de la familia se gastaron”, confiesa.
A medida que fueron pasando los años, Greiny Masiel crecía y se hacía una jovencita que amaba estudiar y en las tardes ayudar a su madre en las tareas del hogar, y soñaba con ser ingeniera de sistemas.
“Al poco tiempo de haber cumplido los 15 años sentí lo mismo que mi hermano. Mis piernas estaban sin fuerzas. Fue algo de repente y que no se explicar”, narra.
Juana y Lino pidieron a la sociedad solidaridad con su caso.
“
Si se le da el tratamiento adecuado y se llevan a especialistas pueden caminar”, dice el padre.