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Cuando se quiere

Por: Leo Hernández

La sociedad aplaudió el anuncio de que se había logrado consenso en las altas instancias partidarias a fin de que los regidores acogieran un Pacto por la Gobernabilidad para escoger los bufetes directivos de los ayuntamientos. Ayer, al pasar balance a la ejecución de ese acuerdo, los mismos dirigentes que lo anunciaron antes del pasado día 16, cuando fueron renovadas las directivas de las salas capitulares, mostraron su complacencia porque el pacto se habría cumplido en un 98 por ciento de los municipios. Cuando se quiere se puede…

Aquí se ven cosas

El dos por ciento de los cabildos donde no se escogieron los directivos por consenso incluyeron, con ribetes destacados, el caso de Nagua, donde la sesión para elegir el bufete terminó como la fiesta de los monos: a rabazos, situación que fue la culminación de una serie de cosas raras. Lean solo este ejemplo: En una ocasión, el ayuntamiento hizo reajustes de personal, despidiendo a algunos empleados y una regidora comenzó una campañita para que fueran revocados los despidos. Se creyó que ella actuaba por “solidaridad” con los cancelados, pero después se descubrió que la concejal es prestamista en el cabildo, y que los cesados tenían deudas con ella, y que sus diligencias obedecían a su interés porque los despedidos le pagaran, réditos incluidos. Aquí se ven cosas, señores…

Otro casito

Entre los removidos por el presidente Danilo Medina, hay uno que asumió el nuevo puesto a regañadientes, porque entiende que la remoción fue un bajón, ya que donde estuvo en los últimos años tenía un salario mensual y compensaciones que sobrepasaban el millón de RD$, y ahora –¡controlado!- apenas estará cerca de RD$200. Me cuentan que quienes lo “convencieron” para que aceptara esta designación casi tuvieron que hablar chino con él. ¡Ah!, y antes de dejar su puesto anterior, eso sí, firmó 12 pensiones y tramitó otras 20. ¡Ay mamacita...!
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