Los gobiernos pasan, pero el hambre queda

Por: David Ramírez.

A partir del ajusticiamiento del tirano Rafael Leónidas Trujillo, hace 51 años, nuestro país ha organizado 13 elecciones presidenciales, todas con la misma casta parasitaria alternándose en el poder.

Gobiernos de los tres partidos tradicionales (PRD, PRSC y PLD), van y vienen dejando al pueblo sumergido en la más impresionante miseria. Cada ex mandatario abandona el Palacio Presidencial pregonando a los cuatro vientos, con burdo cinismo, el mismo cuento de siempre; que dejó a la nación con una economía saneada y en franco crecimiento.

Sin lugar a dudas, de todos ellos, el ex presidente Leonel Fernández, llamado “Redentor de Barahona” o “Padre de Barahona” (pomposos títulos que le pusieron sus paniguados y también su cuadrilla de adulones locales), fue el que llegó más lejos en sus embustes y fantasías.

Porque decir a la prensa que había cumplido su sueño de convertir la capital en el “Nueva York chiquito”, en ser el único presidente que más ha invertido en la educación, el que llevó el desayuno escolar de calidad en todas las escuelas públicas, el que más construyó planteles escolares y hospitales públicos, el que más construyó obras viales y proyectos de vivienda, el que disminuyó la deuda externa y un mar de etcéteras, en verdad se lleva el premio del gran fabulador entre todos los ex presidentes que hemos tenidos durante esta dizque democracia.

Resulta que, mientras Leonel Fernández se vanagloria de los supuestos logros y metas alcanzado durante su mandato, olvidó mencionar que la pobreza de hecho aumentó en su gobierno, como lo prueban (no las estadísticas de escritorio del Banco Central), sino los nuevos barrios pobres y «barracones de la miseria» que, como cinturones, forman el paisaje urbano de cualquier provincia.

Simplemente olvidó mencionar, adrede, que el 40% de los 9,4 millones de habitantes son pobres o rondan el nivel de la pobreza y que su gobierno hizo poco o nada para combatir ese flagelo, que dejó al país con una tasa de desempleo que afecta al 15% de la población y al 25% de los jóvenes.

Pasó por alto decirle al pueblo que durante su gobierno de 8 años corrido nuestro país registró un nivel de desarrollo humano por debajo del promedio de América Latina y el Caribe, que dejó una crisis peligrosa en la población, ya que el 56% de los dominicanos no ostentan cobertura dentro del Sistema Nacional de Seguridad Social.

Fue un gobierno indolente que le negó el 4% a la educación (a pesar de que la Ley General de Educación 66-97 así lo autoriza), sabiendo que más del 12% de los dominicanos son analfabetos, que el 50% de los jóvenes en edades comprendidas entre 14 y 18 años se encuentra fuera de las aulas. Un gobierno que dejó el sistema educativo con un déficit aproximadamente de 18 mil aulas.

El gobierno de Leonel fue todo, menos transparencia en el manejo de la cosa pública ya que durante su mandato se rompió todo los record en materia de corrupción, donde sus más cercanos colaboradores, con toda la impunidad que le brinda el poder, saquearon los bienes y recursos públicos.

Un gobierno que dejó comprometido el 40% del presupuesto nacional sólo al pago de la deuda, un gobierno que deja al país permeado por la delincuencia y el narcotráfico, también con grave crisis en el sistema eléctrico.

Un gobierno que deja sin concluir o comenzar obras prometidas, muchas de vital importancia para algunas provincias, como es el caso de la presa de Monte Grande.

Lo único que ha dejado el gobierno de Leonel Fernández Reyna como regalo para los dominicanos ha sido más pobreza generalizada. Porque para desgracia de los pobres, en nuestro país, como dice el dicho, los gobiernos pasan, pero el hambre queda.

De a poquito y de a mucho.
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