La rabia no es siempre una pena de muerte
William Márquez
BBC Mundo, Washington
Murciélago Vampiro
La infección por mordedura de un murciélago es diferente a la de un perro rabioso, señalan los expertos.
Médicos de los Centros de Control de Enfermedades en Atlanta, Estados Unidos, encontraron evidencia de humanos sobreviviendo exposición a la rabia por mordedura de animales en una remota comunidad de la Amazonia peruana.
El descubrimiento es indicio de que una infección de rabia no es siempre mortal y abriría la puerta a la idea del desarrollo de algún tipo de resistencia natural o respuesta especial del sistema inmunológico entre algunos pueblos que están regularmente expuestos a la enfermedad.
Contenido relacionado
Los investigadores advierten, sin embargo, que eso no significa que se debe bajar la guardia con respecto a las comunidades que están en riesgo de mordeduras de animales rabiosos y hacen un llamado a mejorar el acceso de éstas a las vacunas.
La investigación de los Centros de Control de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) fue diseñada para entender mejor cómo interactúan las poblaciones humanas con murciélagos y diseñar estrategias de control. También es parte de un proyecto más extenso con otros países para observar otros patógenos que pueden ser trasmitidos por estos mamíferos voladores.
Rabia vecina
En la Amazonia de Perú, la población nativa vive en proximidad de murciélagos vampiros que se alimentan particularmente de la sangre del ganado pero, cuando este escasea, frecuentemente muerden a las personas.
Síntomas clínicos de la rabia
Síntomas de gripe
Movimientos descoordinados
Hormigueo o comezón en la zona de la mordedura
Fiebre, alucinaciones, hidrofobia
Parálisis
Muerte
La infección de rabia en estas condiciones -producida por mordedura de murciélagos- es diferente la que se produce en ciudades por mordedura de perros pues no hay muchas formas de controlar la población animal.
Es muy posible que la víctima no se dé cuenta de que ha sido expuesta a la enfermedad lo que complica las probabilidades de supervivencia, como explicó a BBC Mundo la doctora Amy Gilbert, que participó en el estudio.
"Si alguien desarrolla los síntomas clínicos de la rabia, en la mayoría de los casos, ya es demasiado tarde para beneficiarse de cualquier tratamiento", comentó la doctora Gilbert. "De ahí que se dice que la enfermedad, una vez contraída, es 100% mortal".
Las medidas que se pueden tomar una vez se sabe que ha estado expuesto al virus, lo que se debe hacer inmediatamente es lavar la herida con agua y jabón durante 15 minutos por lo menos.
Luego se debe buscar atención médica. "Es altamente recomendable que se le trate con lo que llamamos profilaxis post exposición", indicó la especialista en enfermedades infecciosas emergentes y zoonóticas.
La profilaxis implica una inyección de la globulina antirabia, para ayudar al organismo a combatir el virus mientras el cuerpo desarrolla sus propias defensas. Después de eso se aplican tres inyecciones de vacuna.
Este tratamiento es completamente efectivo si se realiza con debida anticipación pero para las poblaciones geográficamente alejadas es un desafío.
Defensas naturales
Los médicos del CDC realizaron sus estudios en las comunidades selváticas de Turenococha y Santa Marta para conocer cómo interactúa la población con los animales, la frecuencia de las mordeduras, las medidas que toman al respecto, así como otros factores de sus vidas rutinarias.
En el estudio vieron a siete personas que tenían anticuerpos contra la rabia, confirmó a la BBC el doctor Segio Recuenco, el autor principal del estudio que salió publicado en la última edición de American Journal of Tropical Medicine and Hygene, una revista especializada en enfermedades tropicales.
"No estamos planteando una hipótesis que una etnia amazónica en sí misma tenga el secreto contra la rabia, pero sí definitivamente que hay adaptaciones ecológicas o genéticas que pueden contribuir a que la persona tenga un cierto sistema que la defienda más", Doctor Sergio Recuenco
"Eso no lo esperábamos, no está acorde con el conocimiento general que se tiene de la enfermedad", expresó. "El paradigma es: si lo muerde un murciélago con rabia, la exposición progresa hasta que se produce el cuadro clínico, después hay un período de incubación y la persona muere".
En este caso se encontraron con personas saludables que no tenían antecedentes de tener ninguna enfermedad neurológica en el pasado y que, con la excepción de una, no habían sido vacunadas contra la rabia en el pasado.
"Este tipo de hallazgo nos hizo pensar que puede haber otros mecanismos que pueden intervenir en la evolución de lo que sucede entre la exposición a la rabia y la enfermedad", continuó el epidemiólogo.
Esos mecanismos no están muy claros, sin embargo. En el estudio pudieron determinar que el tipo de anticuerpos encontrados en los pacientes corresponden a la exposición a un virus activo como también a fragmentos virales.
Posibilidades
Aunque reconoce que hay muchas cosas que aún son un misterio, se ha abierto la puerta a varios temas: El primero, que en general que no se sabe exactamente cuál es la fisiopatología de cómo la persona se enferma y eso tiene que profundizarse.
Segundo, que se puede sugerir que habría diferencias en torno a cómo reacciona una persona u otra tras ser expuesta a la rabia.
"No estamos planteando una hipótesis que una etnia amazónica en sí misma tenga el secreto contra la rabia, pero sí definitivamente que hay adaptaciones ecológicas o genéticas que pueden contribuir a que la persona tenga un cierto sistema que la defienda más", recalcó el doctor Recuenco.
"No se debe pensar que no se debe continuar vacunando. Aún estamos empezando a entender esto y mientras más conozcamos podríamos dar una recomendación más adecuada al respecto", Doctor Sergio Recuenco
Las defensas no tiene necesariamente que ver con la genética, señaló, también puede ocurrir que factores como los climáticos, ambientales y otros que desconocen, pueden afectar la manera y el tiempo en que la saliva del animal rabioso entra en contacto con el humano y darse en condiciones que no sean tan virulentas ni tan peligrosas como lo serían en otras circunstancias en otras partes.
El investigador recalca que el estudio se llevó a cabo con la intención de documentar que en esas poblaciones de Perú y de los otros ocho países amazónicos necesitan ayuda urgente. Que en efecto sí sufren de mordeduras por animales infecciosos y que sí están expuestos al riesgo de contraer rabia.
Por lo tanto no se debe presumir que por haber descubierto siete personas con anticuerpos contra la rabia ya no es necesario hacer grandes esfuerzos en los programas para luchar contra la enfermedad.
"Este es un fenómeno que no ha sido descrito apropiadamente en el pasado pero no se debe pensar que no se debe continuar vacunando", afirmó. "Aún estamos empezando a entender esto y mientras más conozcamos podríamos dar una recomendación más adecuada al respecto".
Aunque va a haber un cambio en cuanto al riesgo y al entendimiento de las enfermedades tropicales, no se puede bajar la guardia ni aflojar en la determinación para hacer llegar más tratamiento, más vacunas a las poblaciones aisladas y alejadas y, por ende, en mayor riesgo.
BBC Mundo, Washington
Murciélago Vampiro
La infección por mordedura de un murciélago es diferente a la de un perro rabioso, señalan los expertos.
Médicos de los Centros de Control de Enfermedades en Atlanta, Estados Unidos, encontraron evidencia de humanos sobreviviendo exposición a la rabia por mordedura de animales en una remota comunidad de la Amazonia peruana.
El descubrimiento es indicio de que una infección de rabia no es siempre mortal y abriría la puerta a la idea del desarrollo de algún tipo de resistencia natural o respuesta especial del sistema inmunológico entre algunos pueblos que están regularmente expuestos a la enfermedad.
Contenido relacionado
Los investigadores advierten, sin embargo, que eso no significa que se debe bajar la guardia con respecto a las comunidades que están en riesgo de mordeduras de animales rabiosos y hacen un llamado a mejorar el acceso de éstas a las vacunas.
La investigación de los Centros de Control de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) fue diseñada para entender mejor cómo interactúan las poblaciones humanas con murciélagos y diseñar estrategias de control. También es parte de un proyecto más extenso con otros países para observar otros patógenos que pueden ser trasmitidos por estos mamíferos voladores.
Rabia vecina
En la Amazonia de Perú, la población nativa vive en proximidad de murciélagos vampiros que se alimentan particularmente de la sangre del ganado pero, cuando este escasea, frecuentemente muerden a las personas.
Síntomas clínicos de la rabia
Síntomas de gripe
Movimientos descoordinados
Hormigueo o comezón en la zona de la mordedura
Fiebre, alucinaciones, hidrofobia
Parálisis
Muerte
La infección de rabia en estas condiciones -producida por mordedura de murciélagos- es diferente la que se produce en ciudades por mordedura de perros pues no hay muchas formas de controlar la población animal.
Es muy posible que la víctima no se dé cuenta de que ha sido expuesta a la enfermedad lo que complica las probabilidades de supervivencia, como explicó a BBC Mundo la doctora Amy Gilbert, que participó en el estudio.
"Si alguien desarrolla los síntomas clínicos de la rabia, en la mayoría de los casos, ya es demasiado tarde para beneficiarse de cualquier tratamiento", comentó la doctora Gilbert. "De ahí que se dice que la enfermedad, una vez contraída, es 100% mortal".
Las medidas que se pueden tomar una vez se sabe que ha estado expuesto al virus, lo que se debe hacer inmediatamente es lavar la herida con agua y jabón durante 15 minutos por lo menos.
Luego se debe buscar atención médica. "Es altamente recomendable que se le trate con lo que llamamos profilaxis post exposición", indicó la especialista en enfermedades infecciosas emergentes y zoonóticas.
La profilaxis implica una inyección de la globulina antirabia, para ayudar al organismo a combatir el virus mientras el cuerpo desarrolla sus propias defensas. Después de eso se aplican tres inyecciones de vacuna.
Este tratamiento es completamente efectivo si se realiza con debida anticipación pero para las poblaciones geográficamente alejadas es un desafío.
Defensas naturales
Los médicos del CDC realizaron sus estudios en las comunidades selváticas de Turenococha y Santa Marta para conocer cómo interactúa la población con los animales, la frecuencia de las mordeduras, las medidas que toman al respecto, así como otros factores de sus vidas rutinarias.
En el estudio vieron a siete personas que tenían anticuerpos contra la rabia, confirmó a la BBC el doctor Segio Recuenco, el autor principal del estudio que salió publicado en la última edición de American Journal of Tropical Medicine and Hygene, una revista especializada en enfermedades tropicales.
"No estamos planteando una hipótesis que una etnia amazónica en sí misma tenga el secreto contra la rabia, pero sí definitivamente que hay adaptaciones ecológicas o genéticas que pueden contribuir a que la persona tenga un cierto sistema que la defienda más", Doctor Sergio Recuenco
"Eso no lo esperábamos, no está acorde con el conocimiento general que se tiene de la enfermedad", expresó. "El paradigma es: si lo muerde un murciélago con rabia, la exposición progresa hasta que se produce el cuadro clínico, después hay un período de incubación y la persona muere".
En este caso se encontraron con personas saludables que no tenían antecedentes de tener ninguna enfermedad neurológica en el pasado y que, con la excepción de una, no habían sido vacunadas contra la rabia en el pasado.
"Este tipo de hallazgo nos hizo pensar que puede haber otros mecanismos que pueden intervenir en la evolución de lo que sucede entre la exposición a la rabia y la enfermedad", continuó el epidemiólogo.
Esos mecanismos no están muy claros, sin embargo. En el estudio pudieron determinar que el tipo de anticuerpos encontrados en los pacientes corresponden a la exposición a un virus activo como también a fragmentos virales.
Posibilidades
Aunque reconoce que hay muchas cosas que aún son un misterio, se ha abierto la puerta a varios temas: El primero, que en general que no se sabe exactamente cuál es la fisiopatología de cómo la persona se enferma y eso tiene que profundizarse.
Segundo, que se puede sugerir que habría diferencias en torno a cómo reacciona una persona u otra tras ser expuesta a la rabia.
"No estamos planteando una hipótesis que una etnia amazónica en sí misma tenga el secreto contra la rabia, pero sí definitivamente que hay adaptaciones ecológicas o genéticas que pueden contribuir a que la persona tenga un cierto sistema que la defienda más", recalcó el doctor Recuenco.
"No se debe pensar que no se debe continuar vacunando. Aún estamos empezando a entender esto y mientras más conozcamos podríamos dar una recomendación más adecuada al respecto", Doctor Sergio Recuenco
Las defensas no tiene necesariamente que ver con la genética, señaló, también puede ocurrir que factores como los climáticos, ambientales y otros que desconocen, pueden afectar la manera y el tiempo en que la saliva del animal rabioso entra en contacto con el humano y darse en condiciones que no sean tan virulentas ni tan peligrosas como lo serían en otras circunstancias en otras partes.
El investigador recalca que el estudio se llevó a cabo con la intención de documentar que en esas poblaciones de Perú y de los otros ocho países amazónicos necesitan ayuda urgente. Que en efecto sí sufren de mordeduras por animales infecciosos y que sí están expuestos al riesgo de contraer rabia.
Por lo tanto no se debe presumir que por haber descubierto siete personas con anticuerpos contra la rabia ya no es necesario hacer grandes esfuerzos en los programas para luchar contra la enfermedad.
"Este es un fenómeno que no ha sido descrito apropiadamente en el pasado pero no se debe pensar que no se debe continuar vacunando", afirmó. "Aún estamos empezando a entender esto y mientras más conozcamos podríamos dar una recomendación más adecuada al respecto".
Aunque va a haber un cambio en cuanto al riesgo y al entendimiento de las enfermedades tropicales, no se puede bajar la guardia ni aflojar en la determinación para hacer llegar más tratamiento, más vacunas a las poblaciones aisladas y alejadas y, por ende, en mayor riesgo.