La pobreza entre la población rural bajó sólo desde el 60 % en 1980 al 53 % en 2010

SANTIAGO DE CHILE.- La precariedad y la informalidad laboral son dos de los factores que contribuyen a que más de la mitad de la población rural de América Latina se mantenga en la pobreza, pese al crecimiento económico que ha experimentado la región en los últimos años.

Así lo consigna un informe presentado hoy por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

Las tres entidades recalcan que la pobreza entre la población rural bajó sólo desde el 60 % en 1980 al 53 % en 2010, pese al aumento de las exportaciones agrarias, al auge agrícola y al crecimiento económico registrado por la región durante gran parte de la última década.

Detallan que entre los pobres de las áreas rurales, menos de la mitad tienen acceso a mercados formales de trabajo y en los peores casos esa cifra desciende hasta solo el 2 %, dependiendo del país, sostiene el estudio Políticas de Mercado y Pobreza Rural en América Latina, realizado por las tres agencias de Naciones Unidas.

Según el estudio, esto deja en evidencia que el funcionamiento actual del mercado de trabajo no está distribuyendo los beneficios del crecimiento, particularmente entre las personas que habitan y trabajan en sectores rurales.

Por otra parte, hay problemas estructurales que contribuyen a una reproducción de la pobreza de los trabajadores rurales, como son el trabajo infantil y la discriminación hacia las mujeres.

"Las mujeres representan el 20 % de la fuerza laboral agrícola en América Latina y el Caribe y desempeñan una función clave en la seguridad alimentaria, pero no tienen igualdad de acceso a los recursos y sufren discriminación en el mercado de trabajo, tanto en sus salarios como en las condiciones laborales" señaló el representante regional de la FAO, Raúl Benítez.

El predominio de la informalidad es clave para entender esta situación, dice el informe. A ello se suman mecanismos de intermediación laboral y subcontratación que también han incidido en la precarización del empleo y en el aumento de la pobreza.

Por su parte, Elizabeth Tinoco, Directora Regional de la OIT para América Latina y el Caribe comentó que la gran cantidad de personas que trabajan en condiciones informales en el sector rural indica la presencia de un importante déficit de trabajo decente en la región, "pues significa que se ganan el sustento en condiciones precarias, sin seguridad ni derechos y con bajos salarios".

Para Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, es fundamental promover políticas que permitan crecer con incrementos en productividad, complementadas con otras orientadas a mejorar el mercado de trabajo rural, para asegurar que la mayor productividad "se traduzca en mejores ingresos y por esa vía en menor pobreza".

Según el texto, los países deben reforzar la institucionalidad y las políticas públicas para contribuir al mejor funcionamiento del mercado del trabajo rural, a fin de que el empleo sea una vía efectiva de reducción de la pobreza.

Las tres entidades proponen una serie de políticas destinadas al mercado de trabajo, que apuntan a disminuir la pobreza rural y mejorar la generación y calidad del empleo.

Estas políticas deberían promover medidas orientadas a la promoción del empleo femenino, al cumplimiento de los salarios mínimos, la formalización del empleo, la ampliación de capacidades para los trabajadores rurales, la erradicación del trabajo infantil, la promoción del empleo femenino y la certificación laboral, entre otras.
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