Entre “moriganga” y decretos
Por Víctor Mañaná
Lo de la moringa es “pajita e’ coco” frente al alboroto de los decretos. Después de “la pela” de los teóricos y sabios en materiamoringuística, nos arropan los esperados decretos del presidente Danilo Medina. De acuerdo con unos, la confirmación de una importante cuota de funcionarios del recién pasado gobierno de Leonel Fernández en el nuevo gabinete es una mala señal que denota sumisión y falta de independencia del actual equipo de inquilinos en Palacio.
Otros, los menos mojigangosos, valoran tal señal de Medina como una demostración de madurez y de realismo del que no puede desvincularse abruptamente por razones partidarias.
En un importante programa radial se convirtió en tema de debate el rumor sobre la posible destitución de uno de los funcionarios del área de seguridad del Estado, específicamente en el área de la persecución al tráfico de drogas. Según uno de los panelistas, a ese titular habría que protegerlo y mantenerlo en el puesto porque, según sus observaciones, “se las ha jugado por nosotros”.
La verdad, monda y lironda, es que todo el que sea designado en ese puesto tiene el deber y la obligación de jugárselas, no por ciertos grupos o sectores, sino por el país.
Que nadie es eterno en los puestos y que siempre habrá un final para el cargo o el puesto que en realidad son designaciones que hace o debería hacer la sociedad a través del Poder Ejecutivo. Son muy pocos los que comprenden que el paso por un puesto público es temporal. Que simplemente tienen el deber de darle continuidad a las medidas correctas de su antecesor y la aplicación de planes específicos para fortalecer la institución a la que se entra y se termina, como pasa la vida y así mantener el vínculo dialéctico para que no perezca el espíritu ni los objetivos de cualquier entidad por donde se haya pasado, ya sea como simple empleado o como ejecutivo de renombre. Ojalá que en esta gestión se entienda que al Estado se va a servir y no a servirse y que ese empeño y la estadía en el cargo tiene y tendrá fecha en el calendario de la historia.
Lo de la moringa es “pajita e’ coco” frente al alboroto de los decretos. Después de “la pela” de los teóricos y sabios en materiamoringuística, nos arropan los esperados decretos del presidente Danilo Medina. De acuerdo con unos, la confirmación de una importante cuota de funcionarios del recién pasado gobierno de Leonel Fernández en el nuevo gabinete es una mala señal que denota sumisión y falta de independencia del actual equipo de inquilinos en Palacio.
Otros, los menos mojigangosos, valoran tal señal de Medina como una demostración de madurez y de realismo del que no puede desvincularse abruptamente por razones partidarias.
En un importante programa radial se convirtió en tema de debate el rumor sobre la posible destitución de uno de los funcionarios del área de seguridad del Estado, específicamente en el área de la persecución al tráfico de drogas. Según uno de los panelistas, a ese titular habría que protegerlo y mantenerlo en el puesto porque, según sus observaciones, “se las ha jugado por nosotros”.
La verdad, monda y lironda, es que todo el que sea designado en ese puesto tiene el deber y la obligación de jugárselas, no por ciertos grupos o sectores, sino por el país.
Que nadie es eterno en los puestos y que siempre habrá un final para el cargo o el puesto que en realidad son designaciones que hace o debería hacer la sociedad a través del Poder Ejecutivo. Son muy pocos los que comprenden que el paso por un puesto público es temporal. Que simplemente tienen el deber de darle continuidad a las medidas correctas de su antecesor y la aplicación de planes específicos para fortalecer la institución a la que se entra y se termina, como pasa la vida y así mantener el vínculo dialéctico para que no perezca el espíritu ni los objetivos de cualquier entidad por donde se haya pasado, ya sea como simple empleado o como ejecutivo de renombre. Ojalá que en esta gestión se entienda que al Estado se va a servir y no a servirse y que ese empeño y la estadía en el cargo tiene y tendrá fecha en el calendario de la historia.