¿Cumplirá Danilo sus promesas?
Felipe Mora.
felipemora56@gmail.com
VENTANA: Danilo y su equipo se han trazado objetivos que en la práctica no son tan fáciles de convertirlos en realidad
Desde mucho antes de iniciar su Administración, Danilo Medina ha sido colocado en el vórtice del huracán por importantes sectores de opinión pública, debido a los pesados fardos de promesas que, a corto plazo, no es tan fácil que puedan hacerse realidad.
La creación de 400 mil nuevos puestos de trabajo, erradicar el analfabetismo en dos años, extender el horario de clases a ocho horas en las escuelas públicas, construir 18 mil nuevas aulas, asignar el 4% del PIB al sistema educativo, y eso de obligar a que los funcionarios de su gobierno actúen conforme al comportamiento ético y respeto de la ley, so pena de ser destituidos y, si fuera el caso, sometidos a la acción de la justicia.
Son promesas de campaña de Danilo Medina cuando estuvo por ahí en contacto directo con su pueblo en condición de candidato presidencial, y que plasmó en su programa de gobierno. Ahora, hay que aplicar la máxima de darle tiempo al tiempo.
Pero esta semana, para ser preciso el pasado martes 31 de julio, cuando ya estaba escrito este artículo, Medina garantizó públicamente que cumplirá cada una de las promesas que hizo durante la campaña, al tiempo de precisar que “no podré hacerlo con la celeridad que aspiraba, porque las condiciones van marcando el paso de las acciones del gobierno”.
Un hecho cierto es que el próximo Presidente deberá rodearse de gente bien intencionada, que esté dispuesta a trabajar por su país, y además deberá tener en agenda concertar con los distintos sectores nacionales que estén dispuestos a prestar su colaboración desinteresada en bien de la colectividad.
“No les quepa duda, voy a ser un Presidente ético y moral, igual que he sido un político ético y moral, toda mi vida”, proclamó el ahora presidente electo en abril, cuando dio a conocer su programa de gobierno. De algo estamos seguros: son muchos los que desde ya dan seguimiento a estas palabras.
En la oportunidad, dio por seguro que no les fallará a quienes han confiado en él, “y haré que los funcionarios del gobierno que voy a presidir actúen también conforme al mismo comportamiento ético y al respeto de la ley. El funcionario que se aparte de ese camino será destituido de su cargo y, si fuera el caso, será sometido a la acción de la justicia para que responda por sus faltas”.
Le tomamos la palabra a Danilo, quien está a ley de un par de semanas para asumir las delicadas funciones de Jefe del Estado.
Demasiado interés prestó él a promesas de campaña cuando aun estaba en condición de candidato. Un hecho cierto es que cuando un político está en ajetreos de campaña se le sobran las palabras, ofrece hasta lo imposible con tal de captar la atención de los electores a favor de su causa.
La oposición política, sectores de la sociedad civil y hasta de su propia organización política espera con cierta ansiedad que arranque la Administración de Medina para entonces sacar conclusiones respecto a lo prometido por el entonces candidato como su principal consigna de campaña: “Continuar lo que está bien, corregir lo que está mal, y hacer lo que nunca se hizo”.
Pero también Danilo empeñó su palabra al proclamar que “tengo el fiel compromiso de crear 400 mil puestos de trabajo dignos en los próximos cuatro años”. Eso lo dijo en innúmeras oportunidades mientras se desplazaba por todo lo largo y ancho de la geografía nacional.
Es un reto que se ha propuesto el próximo Presidente. Pero lograr ese objetivo no es tarea fácil, y cada día que transcurra puede tornarse cuesta arriba.
Perseguir semejante propósito, tiene que haber una unión monolítica con el sector privado y emprender acciones a favor de una agresiva inversión de capitales. Claro está, habrá que tener mucho cuidado con asuntos que tengan que ver con crear nuevas leyes impositivas o incrementar los ingresos con las ya existentes.
Al respecto, el próximo Presidente ha adelantado que adoptará medidas para la dinamización de la agropecuaria, la industria y zonas francas, el turismo, la micro, pequeña y mediana empresa, y la economía social y solidaria.
felipemora56@gmail.com
VENTANA: Danilo y su equipo se han trazado objetivos que en la práctica no son tan fáciles de convertirlos en realidad
Desde mucho antes de iniciar su Administración, Danilo Medina ha sido colocado en el vórtice del huracán por importantes sectores de opinión pública, debido a los pesados fardos de promesas que, a corto plazo, no es tan fácil que puedan hacerse realidad.
La creación de 400 mil nuevos puestos de trabajo, erradicar el analfabetismo en dos años, extender el horario de clases a ocho horas en las escuelas públicas, construir 18 mil nuevas aulas, asignar el 4% del PIB al sistema educativo, y eso de obligar a que los funcionarios de su gobierno actúen conforme al comportamiento ético y respeto de la ley, so pena de ser destituidos y, si fuera el caso, sometidos a la acción de la justicia.
Son promesas de campaña de Danilo Medina cuando estuvo por ahí en contacto directo con su pueblo en condición de candidato presidencial, y que plasmó en su programa de gobierno. Ahora, hay que aplicar la máxima de darle tiempo al tiempo.
Pero esta semana, para ser preciso el pasado martes 31 de julio, cuando ya estaba escrito este artículo, Medina garantizó públicamente que cumplirá cada una de las promesas que hizo durante la campaña, al tiempo de precisar que “no podré hacerlo con la celeridad que aspiraba, porque las condiciones van marcando el paso de las acciones del gobierno”.
Un hecho cierto es que el próximo Presidente deberá rodearse de gente bien intencionada, que esté dispuesta a trabajar por su país, y además deberá tener en agenda concertar con los distintos sectores nacionales que estén dispuestos a prestar su colaboración desinteresada en bien de la colectividad.
“No les quepa duda, voy a ser un Presidente ético y moral, igual que he sido un político ético y moral, toda mi vida”, proclamó el ahora presidente electo en abril, cuando dio a conocer su programa de gobierno. De algo estamos seguros: son muchos los que desde ya dan seguimiento a estas palabras.
En la oportunidad, dio por seguro que no les fallará a quienes han confiado en él, “y haré que los funcionarios del gobierno que voy a presidir actúen también conforme al mismo comportamiento ético y al respeto de la ley. El funcionario que se aparte de ese camino será destituido de su cargo y, si fuera el caso, será sometido a la acción de la justicia para que responda por sus faltas”.
Le tomamos la palabra a Danilo, quien está a ley de un par de semanas para asumir las delicadas funciones de Jefe del Estado.
Demasiado interés prestó él a promesas de campaña cuando aun estaba en condición de candidato. Un hecho cierto es que cuando un político está en ajetreos de campaña se le sobran las palabras, ofrece hasta lo imposible con tal de captar la atención de los electores a favor de su causa.
La oposición política, sectores de la sociedad civil y hasta de su propia organización política espera con cierta ansiedad que arranque la Administración de Medina para entonces sacar conclusiones respecto a lo prometido por el entonces candidato como su principal consigna de campaña: “Continuar lo que está bien, corregir lo que está mal, y hacer lo que nunca se hizo”.
Pero también Danilo empeñó su palabra al proclamar que “tengo el fiel compromiso de crear 400 mil puestos de trabajo dignos en los próximos cuatro años”. Eso lo dijo en innúmeras oportunidades mientras se desplazaba por todo lo largo y ancho de la geografía nacional.
Es un reto que se ha propuesto el próximo Presidente. Pero lograr ese objetivo no es tarea fácil, y cada día que transcurra puede tornarse cuesta arriba.
Perseguir semejante propósito, tiene que haber una unión monolítica con el sector privado y emprender acciones a favor de una agresiva inversión de capitales. Claro está, habrá que tener mucho cuidado con asuntos que tengan que ver con crear nuevas leyes impositivas o incrementar los ingresos con las ya existentes.
Al respecto, el próximo Presidente ha adelantado que adoptará medidas para la dinamización de la agropecuaria, la industria y zonas francas, el turismo, la micro, pequeña y mediana empresa, y la economía social y solidaria.