Casandra: alma y corazón


Por: Lito Santana

Cuando los seres humanos trascienden la finitud de sus familias, se hacen eternos en la tradición y en la piel de los pueblos que le ven nacer. Ha lacerado el alma de la provincia de Barahona la infausta noticia de retirar de los premios de Acroarte la denominación, que por 28 años, conserva y dimensiona la memoria y el arte de la más grande y soberana folklorista dominicana, Casandra Damirón.

La reacción de los ciudadanos de Barahona, consternados, estupefactos y presos del asombro e indignación, expresa la forma en cómo esta mujer entró en el corazón del alma de la gente del Sur y en particular de Barahona.

A esta actitud de defensa de un grupo de abogados de Barahona, el señor Alfonso Quiñones la ha calificado de oportunismo barahonero, oportunismo al que se ha sumado el maestro Ramón Orlando y Pochy Familia, y al que se sumará todo aquel tenga un grado mínimo de conciencia cultural.

Casandra no solo fue grande por su arte, sino por ser fuente de lo más puro del arte dominicano, fue una escuela para artistas como: Rhina Ramírez, Taty Sala y Olga Lara, entre otras. La Soberana constituye, esto sin herir su familia sanguínea, un bien cultural intangible, y como tal dejó de pertenecer a la Familia Rivera Damirón, es un símbolo cultural y un patrimonio del pueblo dominicano, la región Sur y la provincia de Barahona.

Han olvidado estas instituciones el derecho social que tienen los pueblos a hacer tradición y conservar sus valores culturales.

Barahona, y los que somos de esta región y provincia, merecemos, con justo derecho, que nuestros artistas, hombres y mujeres, trasciendan y sean distinguidos con un honor nacional de esta naturaleza. No es justo despojarnos de este derecho. Casandra hija y símbolo de la cultura barahonera, debe permanecer en los premios de Acroarte en el corazón del arte nacional.

Especial para Latidos de
Juan Tomás Olivero Figuereo
Filósofo-jurista
jt_olivero@hotmail.com
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