Zona Infrahumana ESPERA POR DANILO MEDINA
Por Juan Francisco Matos
Este es el nombre conque la mayoría de los residentes en los bateyes del Consorcio Azucarero Central (CAC), arrendatario del ingenio Barahona, ha designado a la Zona Cañera, donde la gente vive por la gracia de Dios, demarcación territorial donde ya no quedan jóvenes que han terminado el bachillerato, porque se han visto obligados a irse a otros pueblos del país en busca de una mejor suerte para los suyos.
En esta zona no hay trabajo, pero sí mucha hambre y miseria, enfermedades infectocontagiosas que casi a diario cobran vidas humanas por carecer las familias de los afectados de recursos económicos para adquirir los médicamentos que les son indicados por los médicos de los centros de salud.
Cuando el central Barahona pasó al sector privado los habitantes de la provincia del mismo nombre, así como los de Bahoruco e Independencia, y muy especialmente la gente de los bateyes bailaron de alegría, por creer que la situación de la zona iba a experimentar un cambio de 99 grados a su favor.
Si, hubo un cambio de 99 grados, pero fue para empeorar la situación económica de la zona, la cual era mucho mejor cuando la empresa azucarera era propiedad del Consejo Estatal del Azúcar (CEA).
Hoy la gente se lamenta y está molesta con el presidente Leonel Fernández, porque en el tiempo que lleva en el Palacio Nacional, nunca ha escuchado los llamados de auxilio que le han hecho para que acuda en su ayuda.
Pero a pesar de este infierno, esa pobre gente abriga la esperanza en que la nueva administración que tomará las riendas del país el próximo 16 de agosto, la cual estará dirigida por Danilo Medina, se compadecerá de los que viven en la Zona Infrahumana (antes Zona Cañera), y acudirá en su auxilio con proyectos desarrollistas que contribuirán al mejormiento de las condiciones de vida de todos ellos.
Ante la real situación por la que atravieza esa zona, los funcionarios gubernamentales de las mencionadas provincias se hacen de la vista gorda, y para colmo, como un escarnio para esa pobre gente, ofrecen declaraciones a los medios de comunicación en defensa del CAC, alabando "los grandes proyectos que este ha implementado en toda esa área, que contribuyen grandemente con el mejoramiento de las condiciones de vida de todo el que allí habita". Todo el que se presta a este juego no merece ni ser calificado como inhumano, charlatán y bandido, así como los que se prestan a hacerle el juego.
Este es el nombre conque la mayoría de los residentes en los bateyes del Consorcio Azucarero Central (CAC), arrendatario del ingenio Barahona, ha designado a la Zona Cañera, donde la gente vive por la gracia de Dios, demarcación territorial donde ya no quedan jóvenes que han terminado el bachillerato, porque se han visto obligados a irse a otros pueblos del país en busca de una mejor suerte para los suyos.
En esta zona no hay trabajo, pero sí mucha hambre y miseria, enfermedades infectocontagiosas que casi a diario cobran vidas humanas por carecer las familias de los afectados de recursos económicos para adquirir los médicamentos que les son indicados por los médicos de los centros de salud.
Cuando el central Barahona pasó al sector privado los habitantes de la provincia del mismo nombre, así como los de Bahoruco e Independencia, y muy especialmente la gente de los bateyes bailaron de alegría, por creer que la situación de la zona iba a experimentar un cambio de 99 grados a su favor.
Si, hubo un cambio de 99 grados, pero fue para empeorar la situación económica de la zona, la cual era mucho mejor cuando la empresa azucarera era propiedad del Consejo Estatal del Azúcar (CEA).
Hoy la gente se lamenta y está molesta con el presidente Leonel Fernández, porque en el tiempo que lleva en el Palacio Nacional, nunca ha escuchado los llamados de auxilio que le han hecho para que acuda en su ayuda.
Pero a pesar de este infierno, esa pobre gente abriga la esperanza en que la nueva administración que tomará las riendas del país el próximo 16 de agosto, la cual estará dirigida por Danilo Medina, se compadecerá de los que viven en la Zona Infrahumana (antes Zona Cañera), y acudirá en su auxilio con proyectos desarrollistas que contribuirán al mejormiento de las condiciones de vida de todos ellos.
Ante la real situación por la que atravieza esa zona, los funcionarios gubernamentales de las mencionadas provincias se hacen de la vista gorda, y para colmo, como un escarnio para esa pobre gente, ofrecen declaraciones a los medios de comunicación en defensa del CAC, alabando "los grandes proyectos que este ha implementado en toda esa área, que contribuyen grandemente con el mejoramiento de las condiciones de vida de todo el que allí habita". Todo el que se presta a este juego no merece ni ser calificado como inhumano, charlatán y bandido, así como los que se prestan a hacerle el juego.