Polemica entre haitianos
Politólogo y cura haitianos se enfrentan por ideas sobre la República Dominicana
En resumidas cuentas, Boyer ayudó a Santo Domingo en el desarrollo de la agricultura y la liberación de los esclavos, además favoreció las bases para el surgimiento de la clase media dominicana.
SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El economista y politólogo haitiano Joseph Harold Pierre, descalificó las palabras del sacerdote católico haitiano Francis Haver, quien trabaja en Boca Chica, en el sentido de que el pueblo y el gobierno haitiano deben pedir perdón a la República Dominicana. Harold Pierre dijo que esas declaraciones son abusivas y disparatosas.En un documento remitido a Acento, el economista y politólogo declara que si hubiera que pedir perdón, tendría que pedirse de ambos lados de la isla por los daños mutuos que los dos países se provocaron en su proceso histórico.
“De todos modos, creo que las disparatadas declaraciones del sacerdote son totalmente descontextualizadas. Lo que importa ahora es ver cómo ir mejorando las relaciones entre los dos países, en el respeto mutuo”, dice Joseph Harold Pierre.
Vea a continuación la respuesta que ofrece Joseph Harold Pierre a las declaraciones del sacerdote Francis Haver:
Contra los disparates del sacerdote Francis Haver sobre el “dominio haitiano” en Santo Domingo
Por Joseph Harold Pierre, economista y politólogo
En varios periódicos dominicanos del 19 de julio de 2012, se lee el impactante título “Sacerdote Haitiano pide a su país pedir perdón a República Dominicana”. El sacerdote católico Francis Haver, sacerdote del sector La Caleta, de Boca Chica, [u1] en la celebración de bendición de dos proyectos de viviendas que inauguraba el presidente Leonel Fernández en Guerra, municipio de la provincia de Santo Domingo, hizo la siguiente declaración: “En la historia yo estudiaba que los haitianos ocuparon a la República Dominicana por 22 años; ahora todos los haitianos deberían estar hincados de rodillas y pedirle perdón a los dominicanos, porque durante 22 años mantuvieron al país en el atraso y eso impidió que el país estuviera más avanzado”.
La Real Academia Española define la palabra disparate como un “hecho o dicho disparatado”, mientras que disparatar significa “decir o hacer algo fuera de razón y regla”. Esta palabra, bastante común en República Dominicana, traduce fielmente las declaraciones del sacerdote Francis Haver, haitiano, quien dice ser dominicano sin derecho a votar. Estas declaraciones son intempestivas, ya que vienen a obstruir el camino de buena convivencia que se ha venido trazando en las relaciones dominico-haitianas después del terremoto del 12 de Enero.[u2]
A inicios de la década de 1930, el poeta francés Paul Valéry hace notar en su texto “Sobre la Historia” que “la historia es el producto más peligroso que la química del intelecto haya elaborado jamás. Conocemos sus propiedades. Hace soñar, emborracha a los pueblos, genera falsos recuerdos, exagera sus reacciones, mantiene abiertas sus viejas heridas, conduce a los pueblos al delirio de las grandezas o al de la persecución; y hacen que las naciones sean amargas, soberbias, insoportables y vanas”. La observación de Valéry puede entenderse desde la perspectiva de que las ciencias sociales, sobre todo las más blandas como la historia, se abordan más desde la hermenéutica (interpretación) que desde la epistemología (núcleo duro del positivismo). La vil declaración del sacerdote, muy parcializada y reveladora de una gran ignorancia de toda noción rudimentaria de la historia de la isla Quisqueya[u3] puede acuñarse sólo en el ámbito de las ciencias sociales, por ser interpretativas. Tal disparate es inconcebible en Ciencias duras como química o física.
Como la mayoría de las ciencias sociales, a diferencia de las ciencias naturales, surge de la necesidad de mejorar las sociedades y entender las nuevas estructuras sociales que van surgiendo, y para contrarrestar las “fuerzas de muerte” propulsadas por ciertas interpretaciones de la historia, dentro de las cuales se encuentran las declaraciones abusivas del sacerdote Francis Haver, me propongo en este texto presentar en un primer momento el contexto de la “presencia haitiana” en Santo Domingo. En un segundo momento, analizaré sucintamente las medidas tomadas por Boyer durante la ocupación. En un tercer momento, concluiré la reflexión. En un momento como en otro, me referiré a los disparates del sacerdote Francis Haver.
1 – El contexto del dominio haitiano en República Dominicana
Desde Toussaint Louverture, los revolucionarios de Saint-Domingue (Haití a partir del 1804), estaban interesados en la parte oriental de la isla. La razón de este interés no ha de buscarse dentro de aspiraciones conquistadoras o colonizadoras de los revolucionarios que devinieron los dirigentes de Haití, sino dentro de la lógica de un pueblo que, en un primer momento, utilizaba cuanto era a su alcance para derrumbar al enemigo, y en un segundo momento, en la voluntad de la nueva nación de evitar todo potencial regreso de los franceses a Haití. La construcción de las fortalezas en diversas partes de la nueva República responde a esta necesidad de Haití de cuidar su independencia adquirida a precio de 14 años de guerra y vidas sacrificadas.
La presencia haitiana[u4][u5] (1822-1844) responde no sólo a la determinación de los líderes haitianos de impedir toda presencia francesa en la isla o de cualquier otra potencia colonizadora, sino también a la llamada que le hicieron a Boyer una gran parte de los habitantes de la parte oriental de la Isla. Cabe recordar que el primero de diciembre de 1821, Santo Domingo se independizó de España y la Nueva República fue llamada “Estado Independiente de Haití-Español”, nombre, según Víctor Garrido, reportado por Martínez Almánzar tuvo como propósito [de Cáceres] granjearse la simpatía del presidente Jean-Pierre Boyer (Manual de Historia Crítica Dominicana, 2003, p. 209). Las causas de la Independencia Efímera – falta del apoyo de los pobladores del interior del país, respaldo de los pueblos fronterizos a la unificación de la isla – el mantenimiento de la esclavitud – y la no implementación de medidas tendentes a mejorar la situación de las masas populares (Martínez Almánzar, ibid., p. 210) jugaron un papel determinante en que se materializara la ocupación. En efecto, en Haití, ya se había abolido la esclavitud, además de que los campesinos tenían parcelas de tierras que podían trabajar para su subsistencia.
La unificación de la Isla, en palabras de Martínez, se realizó con la aprobación de la mayoría de los dominicanos, ya que éstos creían que la unión les daría libertad, seguridad y bienestar económico. Según varios historiadores dominicanos, Boyer fue apoyado por la Junta Central Provisoria de Santiago, las localidades de Cotuí, La Vega, San Francisco de Marcorís, San Juan de la Maguana, Neiba y Puerto Plata, entre otras. Sin embargo, los historiadores antihaitianistas han reducido la llegada de Boyer a Santo Domingo a su necesidad de complacer a los funcionarios haitianos con la distribución de tierras de la zona oriental de la isla.
Boyer entró a Santo Domingo el 9 de febrero de 1844 sin disparar un tiro y la llave de la ciudad le fue entregada por Núñez de Cáceres. Esta entrada pacífica mostró la voluntad de esta gran parte de los “haitianos-españoles” – conforme al nombre de la Independencia Efímera – de la unificación de la Isla, sin ignorar que tal decisión le convino sobremanera a Boyer.
2 – Análisis de las medidas económicas, políticas y sociales implementadas por Boyer
Con esta parte, queremos ver en qué medidas Boyer satisfizo las desideratas de los habitantes del territorio ocupado, en términos de libertad, seguridad y bienestar económico, como eran lo que anhelaron. Del mismo modo, se probará rotundamente que las declaraciones del sacerdote Francis Haver – a saber que “…todos los haitianos deberían estar hincados de rodillas y pedirle perdón a los dominicanos, porque durante 22 años mantuvieron al país en el atraso y eso impidió que el país estuviera más avanzado” – constituyen unos disparates a los cuales ninguna persona sensata prestará atención, sino para descontruirlas.
En términos de libertad, Boyer respondió a la anhelación de los dominicanos, por la abolición de la esclavitud. Hay que ubicarse en el contexto histórico de la época para apreciar la grandeza de la acción. En América, la esclavitud estaba en todos los territorios y aun en las tierras independientes como Los Estados Unidos y la Gran Colombia. Además, Boyer permitió a los nuevos libres ingresar al ejército, lo que dejaría ver que el gobierno de Boyer implementaba políticas incluyentes, lo que hoy en día es una de las normas de la democracia.
En cuanto a la seguridad, los habitantes tanto del Oeste como del Este de la isla se sintieron seguros contra la tentativa de recolonización de cualquier potencia extranjera. Sin embargo, al nivel interno, el régimen de Boyer era un régimen de fuerzas, listo a eliminar a quienesquiera se oponían a sus planes. Esto era la medida aplicada en toda la isla. Las medidas dictatoriales de Boyer no constituyeron sin embargo un atraso de la parte oriental de la isla. Dadas las fuerzas determinantes del contexto y las circunstancias, es difícil pensar que otros habrían actuado de manera diferente. Basta pensar en las actuaciones de los primeros gobiernos haitianos y dominicanos. No estamos justificando de ninguna forma con lo dicho las malas acciones de Boyer.
Respecto al bienestar económico, Boyer desarrolló la agricultura en Santo Domingo, por la aplicación de su Código Agrario, el cual fue copiado del Código Napoleónico.
Esta política fue incluyente en cuanto que se les distribuía tierras a los campesinos, a expensas de los grandes propietarios como los hateros y la Iglesia católica. Por otra parte, Boyer inició una inmigración laboral de[u6] negros de Estados Unidos para integrarlos al proceso productivo de la isla, entregándoles tierras.
Mientras que este proyecto resultó frustratorio en la parte occidental de la isla, en la parte oriental fue muy provechoso en cuanto que los importados contribuyeron al desarrollo de la agricultura. Además, Boyer ayudó a la formación de una clase media en la parte oriental de la isla.
Sin embargo, no se puede ignorar que los daños que se les hicieron a los habitantes de la parte oriental de Quisqueya durante el gobierno de Boyer, eran de orden económico. La indemnización que le imponía Francia a Haití para el reconocimiento de la independencia, obligaba a Boyer a tomar entre otras medidas: aumento de los impuestos, confiscación de las propiedades de la Iglesia Católica y la suspensión del pago de sueldos a clérigos por parte del Estado. Cabe subrayar que estas medidas se implementaron en ambas partes de la isla.
Otro aspecto que se quiere mencionar es el institucional. Boyer entró en conflicto con la Iglesia católica por las razones ya mencionadas. Pero implementó en Santo Domingo una base legal avanzada para su época como era el Código francés, el cual ya estaba en vigencia en la parte occidental.
En resumidas cuentas, Boyer ayudó a Santo Domingo en el desarrollo de la agricultura y la liberación de los esclavos, además favoreció las bases para el surgimiento de la clase media dominicana. Por otra parte, la ocupación le costó mucho en términos económicos a ambas partes de la isla por el pago de la indemnización. Este resumen de la ocupación evidencia que las declaraciones del sacerdote Francis Haver son disparatosas.
Ahora bien, mi gran pregunta es cómo un ser humano que uno supone es educado, aún más un sacerdote, miembro de la Iglesia Católica, institución que predica la paz y el amor puede declarar un tal disparate que pudiera turbar la armonía que se ha venido viviendo en las relaciones dominico-haitianas, pese a los altibajos que ocurrieron en estas últimas semanas[u7] . Varias son las maneras como dicho disparate puede obstaculizar las relaciones: 1) la noticia en el lapso de un día ha tenido eco en la comunidad haitiana en República Dominicana y en Haití; y pueden hacerse declaraciones no amenas de parte de Haitianos; 2) puede alimentar el resentimiento antihaitiano de los ultranacionalistas dominicanos; 3) en un momento de reactivación de la Comisión Mixta Bilateral y de cambio de gobierno en República Dominicana, puede dificultar o entorpecer la agilidad con la cual pueden llevarse a cabo las negociaciones de la Comisión Mixta.
¿Nunca ha leído Francis Haver los escritos del actual embajador de la República Dominicana en Haití, el Dr. Rubén Silié, en los cuales el autor invita a trabajar por la armonía en la isla? ¿Nunca ha visto los artículos del Dr. David Álvarez, decano en la PUCMM, que abundan en el mismo sentido? ¿Leyó o escuchó el discurso del presidente Leonel Fernández en la inauguración de la universidad de Limonade? Del lado haitiano, también hay mucha gente que trabaja por la hermandad en la isla. ¿Leyó el excelente artículo del embajador haitiano recién publicado en el periódico Hoy? ¿Ha escuchado las declaraciones de Edwin Paraison? ¿Ha leído las publicaciones del profesor Jean Marie Théodat? Creo que no.
Finalmente, si hubiera de pedirse perdón, tendría que ser de ambos lados de la Isla por los daños que se hicieron unos a otros. Los haitianos fueron llamados (aunque desearon estar en toda la isla, ya que una presencia extranjera en la parte oriental constituyó un gran peligro para la independencia haitiana) ayudaron en algunos aspectos y desayudaron en otros. Pero, si el balance del dominio haitiano no es positivo, tampoco creo que sea negativo. De todos modos, creo que las disparatadas declaraciones del sacerdote son totalmente descontextualizadas. Lo que importa ahora es ver cómo ir mejorando las relaciones entre los dos países, en el respeto mutuo.
Que los gobiernos haitiano y dominicano, por medio de la Comisión Mixta Bilateral, sigan pensando, en el respeto mutuo, cómo mejorar la vida en la isla, y que así la declaración disparatada de Francis Haver se tome por alocada y que no se repita.