BIOGRAFÍA
EL INDIO ARAUCANOl
Hace sólo un par de meses descubrí -por casualidad- en Internet al Indio Araucano; después de varios intentos logré comunicarme por teléfono con él. Se llama Osvaldo Gómez y fue un famoso cantante chileno, mundialmente conocido por el nombre artístico de El Indio Araucano. Osvaldo nació el 13 de Marzo de 1924 en un lugar llamado Quintra Malal, cerca de la ciudad de Angol en la región de La Araucanía, territorio ancestral de la nación Mapuche. Angol está a unos 575 kilómetros al sur de Santiago, la capital de Chile.
Cuando tenía alrededor de ocho años tuvo un accidente en la vista que lo dejó ciego, fue internado en el colegio de la Sociedad Protectora “Santa Lucia” de Santiago para niños invidentes y sordomudos, donde permaneció alrededor de dos años. Según relata, que ese fue el periodo más triste de su vida, fue una pesadilla, lloraba continuamente, fueron momentos muy duros, hasta que un día decidió fugarse. Tres años más tarde le operaron de la vista con pocos resultados, sólo conseguía ver silueta –añade-, logró recuperar su visión totalmente cuando fue operado en los Estados Unidos a finales de 1984.
El Indio Araucano contrajo matrimonio tres veces, tuvo en total cinco hijos, tres varones y dos niñas, aunque la menor falleció; ahora reside en New Jersey, U.S.A. tiene 87 años de edad, sin embargo cree que tiene noventa porque su hermano menor es 3 años mayor que él, de modo que piensa que se equivocaron cuando oficialmente fue inscrito en el Registro Civil. A pesar de su avanzada edad, tiene una enorme capacidad para recordar y evocar hechos y vivencias de su pasado artístico, que lo llevó a casi todos los países de Latinoamérica y algunos de Europa. Aún se puede percibir su energía y vitalidad a través de su poderosa voz, que lo hizo mundialmente famoso. Al observar sus fotografías se pueden vislumbrar esos rasgos típicos de la gran mayoría de los mestizos chilenos que componen más del 70% de la población total.
El componente racial araucano o mapuche, del cual confiesa estar orgulloso, está presente por donde quiera que se le mire; sus padres eran de origen campesinos, dedicados a la agricultura. Cuando niño, sus amigos más cercanos eran niños mapuches de las comunidades adyacentes; dice que nació, se crio y jugó con ellos y que se sentía como un mapuche más, tanto fue así que su familia y sus amigos le llamaban con el apodo mapuche de “Cayupi”. Afirma con vigor que quiso tomar el nombre artístico de El Indio Araucano “para levantar a mi raza”, en reconocimiento a ese pueblo que admira y que se identifica con su causa. Se dejó crecer su cabellera para usar el trarilonko (wincha o cintillo) y cuando su repertorio incluía canciones relacionadas con los pueblos indígenas usaba la chiripa y el poncho en un periodo en el que los artistas latinoamericanos de su talla artística usaban gomina y trajes de última moda de corte parisiense o inglés.
Osvaldo comenzó su carrera artística a finales de la década de 1930; a los 8 años estudiaba, cantaba y trabajaba en faenas agrícolas como ayudar a llevar el almuerzo a los trabajadores que realizaban sus faenas en la finca de sus padres. Desde pequeño tocaba a escondidas la armónica de su padre y, a los 13 años fue invitado a cantar, por primera vez, en una radio local de Los Ángeles (región de la Araucania), posteriormente ganó el primer premio como mejor cantante de dicha ciudad. Pero su carrera artística comenzó a tomar bríos cuando tenía alrededor de 15 años, es decir en 1938, después de que ganara el concurso La Voz de Oro de Chile con el tema “El pregón de las flores”, evento que se celebró en el Teatro Caupolicán de Santiago. En 1941, después de una actuación en el Teatro Carrera de Rio Gallego (Argentina), al percibir que los espectadores le seguían esperando a la salida del teatro, fue persuadido por los vítores de sus seguidores a cantar sin micrófono a campo abierto y en una fría noche de invierno por lo que perdió su voz por más de cinco meses. Tras recuperar la voz retomó su carrera pero sufrió un nuevo traspié al perder su voz por segunda vez, para sobrevivir tuvo que trabajar en Santiago en diversas faenas. Entre estos trabajos, a pesar de estar ciego, ejerció de carnicero.
Después que lograra recuperar su voz de nuevo, se lanzó otra vez al mundo del espectáculo. Bajo el nombre de El Indio Araucano, se convirtió en uno de los más notables cantantes latinoamericanos. Viajó a la Argentina, Venezuela, México, Cuba, España, Panamá y muchos otros países de Sudamérica, donde fue aclamado por un público cada vez más numeroso, cautivo y seducido por su voz y sus canciones. Es importante destacar que además de la música popular de la época, incluía en su repertorio algunos temas con melodías y letras indígenas, como: “Lamento Mapuche”, “Regalo de Amor-Guarania”, “Rito Mapuche”, “Recuerdos de Ipacarai” y “Un grito en la montaña”. A través de la letra de sus canciones y de su vestimenta transmitía un mensaje indirecto que recogía perfectamente la cultura y el sentir mapuche de la época, trasladando a la vez los problemas y las penas que sufría la población indígena por el acoso implacable del que era objeto.
Su trayectoria artística incluye la actuación en numerosos programas de radios y canales de televisión del continente, entre ellas: “Radio Belgrano” y radio “El Mundo” de Buenos Aires, Argentina (1950-1953); Radio Caracas y TV en el show de Víctor Saume (década 1950). En Cuba, donde residió desde 1955-67, en Radio Progreso y el Canal de TV CMQ. Entre el año 1966-67 vivió temporalmente en España y desde allí pasó a los Estados Unidos. En Colombia, en 1948, ganó un Disco de Oro por la canción “Cuando muere la noche”, según él nunca lo recibió porque entonces no tenía una dirección fija ya que andaba viajando de ciudad a ciudad y de país a país.
Señala que en Chile fue muy popular en la primera mitad de la década de los años 40, pero su país natal se fue olvidando de él, al extremo de que hoy es prácticamente desconocido en Chile como también lo fue la fallecida Rayen Quitral (Q.E.P.D), cuya descendencia mapuche era ocultada por los medios de comunicación chilenos. Es importante subrayar que en la década de 1920, fecha del nacimiento de este singular cantante, el pueblo mapuche se estaba recuperando del holocausto al que fue objeto, décadas antes, por parte de los estados de Chile y Argentina, causantes de una de las más cruentas tragedias cometidas contra una nación indígena en Latinoamérica.
Para justificar la ocupación militar y el despojo del territorio y de los recursos naturales del pueblo mapuche, ambos estados se habían embarcado en una campaña destinada a demonizar al pueblo subyugado, a esto se sumaba un agresivo proceso de asimilación que amenazaba con destruir su identidad cultural. Hay que tener en cuenta que Chile era un país formado por inmigrantes, sin una identidad cultural propia, que se aferraba en construir una copiando o imitando la cultura europea, de ahí que estuvieran obstinados en ocultar la cultura ancestral de los pueblos originarios. Esto tuvo como resultado que la gran mayoría de los chilenos escondía, y aun hoy, en menor grado, esconden su raíz indígena. Pero es justo mencionar que hoy en Chile existe una mayor tolerancia a la diversidad cultural, gracias al granito de arena aportado por artistas como El Indio Araucano.
Es de suponer que, para las autoridades chilenas, el Indio Araucano resultara incómodo, y seguramente les resultara también perturbador que se diera a conocer en los más importantes escenarios artísticos del continente con el nombre de “Indio Araucano”, usando vestimentas indígenas y cantando canciones en lengua nativa con letra asociada a los avasallados pueblos indígenas del continente. Debió haber constituido –para la época- una verdadera afrenta para aquellos estados como el chileno y argentino que estaban embarcados en hacer desaparecer la cultura mapuche; sin duda aquello debió ser un verdadero desafío para artistas como El Indio Araucano y Rayen Quitral, esta última también del mismo período.
Artistas como El Indio Araucano y Rayen Quitral pusieron voz al talento de escritores y poetas que con inspiración recogían en sus composiciones temas relacionados con los mapuches. No es exagerado afirmar que –para la época- fueron verdaderos subversivos, porque al incluir dentro de su repertorio temas relacionados con el pueblo Mapuche o Araucano, aun no siendo canciones de protesta propiamente dichas como aquellas de la década de los años 60 y 70 con Violeta Parra y Víctor Jara, expresaban la angustiosa realidad del mapuche de la época. Era un período de la historia en el que las voces de los oprimidos eran brutalmente acalladas, los artistas sólo se atrevían a lamentar la injusticia pero no a combatirla, aun así se puede percibir en la letra de sus canciones el sufrimiento del espoliado pueblo mapuche, reducido en la miseria, el abandono y la indefensión.
La letra de las canciones manifiestan ese sentimiento captado por los escasos artistas con conciencia social que entonces tímidamente levantaban su voz: la canción “Lamento Mapuche”, magníficamente interpretada por El Indio Araucano, expresa la aflicción del mapuche tras la cacería, el saqueo y el estado de opresión en que se encontraba, dice: …”Y cuando la noche llega y el sol se esconde en el monte; una lágrima de hombre; le rueda furtivamente”. He aquí otra que él compuso en los años 1934/35 bajo el título de Rito Araucano, dice: .. “Ay mi Dios, porque indio nací, mancillado estoy, con mis lentas zancadas, a mi ruka voy”. Y en la canción India de Quillay, dice: “Se hoyen tus lamentos desde el bosque al mar; y hasta yo lo siento en este cantar”. Por otro lado Rayen Quitral, quien usando sus atuendos típicos mapuche y que se presentaba donde quiera que fuese, cantaba con pasión el poema de Ignacio Verdugo “El Copihue Rojo”: …“Yo ensangrenté las cadenas, que el indio despedazó, las que de llanto cubrió, la nieve cordillerana, yo soy la sangre araucana, que de dolor floreció”.
No cabe duda que El Indio Araucano y Rayen Quitral simbolizaron discretamente en su tiempo la resistencia cultural de los pueblos indígenas, porque a su manera propia, estaban valorizando y promoviendo la cultura de todos los pueblos indígenas del continente. Quizás es por ello que Chile le dio el trato que todos conocemos; para El Indio Araucano hasta ahora no ha habido ninguna institución chilena que le haya reconocido su enorme contribución en el campo musical y artístico, mientras que Rayen Quitral murió en Santiago en 1979, en la “miseria y el abandono”, según recoge un documento encontrado en internet. Como mapuche no podemos más que rendir homenaje a estos artistas, especialmente al Indio Araucano, que con sus canciones hicieron una valiosa contribución para mantener viva la memoria de un pueblo destrozado y humillado por quienes, con el poder de sus armas, lo sometieron y le arrebataron su territorio, libertad e independencia.
Hace sólo un par de meses descubrí -por casualidad- en Internet al Indio Araucano; después de varios intentos logré comunicarme por teléfono con él. Se llama Osvaldo Gómez y fue un famoso cantante chileno, mundialmente conocido por el nombre artístico de El Indio Araucano. Osvaldo nació el 13 de Marzo de 1924 en un lugar llamado Quintra Malal, cerca de la ciudad de Angol en la región de La Araucanía, territorio ancestral de la nación Mapuche. Angol está a unos 575 kilómetros al sur de Santiago, la capital de Chile.
Cuando tenía alrededor de ocho años tuvo un accidente en la vista que lo dejó ciego, fue internado en el colegio de la Sociedad Protectora “Santa Lucia” de Santiago para niños invidentes y sordomudos, donde permaneció alrededor de dos años. Según relata, que ese fue el periodo más triste de su vida, fue una pesadilla, lloraba continuamente, fueron momentos muy duros, hasta que un día decidió fugarse. Tres años más tarde le operaron de la vista con pocos resultados, sólo conseguía ver silueta –añade-, logró recuperar su visión totalmente cuando fue operado en los Estados Unidos a finales de 1984.
El Indio Araucano contrajo matrimonio tres veces, tuvo en total cinco hijos, tres varones y dos niñas, aunque la menor falleció; ahora reside en New Jersey, U.S.A. tiene 87 años de edad, sin embargo cree que tiene noventa porque su hermano menor es 3 años mayor que él, de modo que piensa que se equivocaron cuando oficialmente fue inscrito en el Registro Civil. A pesar de su avanzada edad, tiene una enorme capacidad para recordar y evocar hechos y vivencias de su pasado artístico, que lo llevó a casi todos los países de Latinoamérica y algunos de Europa. Aún se puede percibir su energía y vitalidad a través de su poderosa voz, que lo hizo mundialmente famoso. Al observar sus fotografías se pueden vislumbrar esos rasgos típicos de la gran mayoría de los mestizos chilenos que componen más del 70% de la población total.
El componente racial araucano o mapuche, del cual confiesa estar orgulloso, está presente por donde quiera que se le mire; sus padres eran de origen campesinos, dedicados a la agricultura. Cuando niño, sus amigos más cercanos eran niños mapuches de las comunidades adyacentes; dice que nació, se crio y jugó con ellos y que se sentía como un mapuche más, tanto fue así que su familia y sus amigos le llamaban con el apodo mapuche de “Cayupi”. Afirma con vigor que quiso tomar el nombre artístico de El Indio Araucano “para levantar a mi raza”, en reconocimiento a ese pueblo que admira y que se identifica con su causa. Se dejó crecer su cabellera para usar el trarilonko (wincha o cintillo) y cuando su repertorio incluía canciones relacionadas con los pueblos indígenas usaba la chiripa y el poncho en un periodo en el que los artistas latinoamericanos de su talla artística usaban gomina y trajes de última moda de corte parisiense o inglés.
Osvaldo comenzó su carrera artística a finales de la década de 1930; a los 8 años estudiaba, cantaba y trabajaba en faenas agrícolas como ayudar a llevar el almuerzo a los trabajadores que realizaban sus faenas en la finca de sus padres. Desde pequeño tocaba a escondidas la armónica de su padre y, a los 13 años fue invitado a cantar, por primera vez, en una radio local de Los Ángeles (región de la Araucania), posteriormente ganó el primer premio como mejor cantante de dicha ciudad. Pero su carrera artística comenzó a tomar bríos cuando tenía alrededor de 15 años, es decir en 1938, después de que ganara el concurso La Voz de Oro de Chile con el tema “El pregón de las flores”, evento que se celebró en el Teatro Caupolicán de Santiago. En 1941, después de una actuación en el Teatro Carrera de Rio Gallego (Argentina), al percibir que los espectadores le seguían esperando a la salida del teatro, fue persuadido por los vítores de sus seguidores a cantar sin micrófono a campo abierto y en una fría noche de invierno por lo que perdió su voz por más de cinco meses. Tras recuperar la voz retomó su carrera pero sufrió un nuevo traspié al perder su voz por segunda vez, para sobrevivir tuvo que trabajar en Santiago en diversas faenas. Entre estos trabajos, a pesar de estar ciego, ejerció de carnicero.
Después que lograra recuperar su voz de nuevo, se lanzó otra vez al mundo del espectáculo. Bajo el nombre de El Indio Araucano, se convirtió en uno de los más notables cantantes latinoamericanos. Viajó a la Argentina, Venezuela, México, Cuba, España, Panamá y muchos otros países de Sudamérica, donde fue aclamado por un público cada vez más numeroso, cautivo y seducido por su voz y sus canciones. Es importante destacar que además de la música popular de la época, incluía en su repertorio algunos temas con melodías y letras indígenas, como: “Lamento Mapuche”, “Regalo de Amor-Guarania”, “Rito Mapuche”, “Recuerdos de Ipacarai” y “Un grito en la montaña”. A través de la letra de sus canciones y de su vestimenta transmitía un mensaje indirecto que recogía perfectamente la cultura y el sentir mapuche de la época, trasladando a la vez los problemas y las penas que sufría la población indígena por el acoso implacable del que era objeto.
Su trayectoria artística incluye la actuación en numerosos programas de radios y canales de televisión del continente, entre ellas: “Radio Belgrano” y radio “El Mundo” de Buenos Aires, Argentina (1950-1953); Radio Caracas y TV en el show de Víctor Saume (década 1950). En Cuba, donde residió desde 1955-67, en Radio Progreso y el Canal de TV CMQ. Entre el año 1966-67 vivió temporalmente en España y desde allí pasó a los Estados Unidos. En Colombia, en 1948, ganó un Disco de Oro por la canción “Cuando muere la noche”, según él nunca lo recibió porque entonces no tenía una dirección fija ya que andaba viajando de ciudad a ciudad y de país a país.
Señala que en Chile fue muy popular en la primera mitad de la década de los años 40, pero su país natal se fue olvidando de él, al extremo de que hoy es prácticamente desconocido en Chile como también lo fue la fallecida Rayen Quitral (Q.E.P.D), cuya descendencia mapuche era ocultada por los medios de comunicación chilenos. Es importante subrayar que en la década de 1920, fecha del nacimiento de este singular cantante, el pueblo mapuche se estaba recuperando del holocausto al que fue objeto, décadas antes, por parte de los estados de Chile y Argentina, causantes de una de las más cruentas tragedias cometidas contra una nación indígena en Latinoamérica.
Para justificar la ocupación militar y el despojo del territorio y de los recursos naturales del pueblo mapuche, ambos estados se habían embarcado en una campaña destinada a demonizar al pueblo subyugado, a esto se sumaba un agresivo proceso de asimilación que amenazaba con destruir su identidad cultural. Hay que tener en cuenta que Chile era un país formado por inmigrantes, sin una identidad cultural propia, que se aferraba en construir una copiando o imitando la cultura europea, de ahí que estuvieran obstinados en ocultar la cultura ancestral de los pueblos originarios. Esto tuvo como resultado que la gran mayoría de los chilenos escondía, y aun hoy, en menor grado, esconden su raíz indígena. Pero es justo mencionar que hoy en Chile existe una mayor tolerancia a la diversidad cultural, gracias al granito de arena aportado por artistas como El Indio Araucano.
Es de suponer que, para las autoridades chilenas, el Indio Araucano resultara incómodo, y seguramente les resultara también perturbador que se diera a conocer en los más importantes escenarios artísticos del continente con el nombre de “Indio Araucano”, usando vestimentas indígenas y cantando canciones en lengua nativa con letra asociada a los avasallados pueblos indígenas del continente. Debió haber constituido –para la época- una verdadera afrenta para aquellos estados como el chileno y argentino que estaban embarcados en hacer desaparecer la cultura mapuche; sin duda aquello debió ser un verdadero desafío para artistas como El Indio Araucano y Rayen Quitral, esta última también del mismo período.
Artistas como El Indio Araucano y Rayen Quitral pusieron voz al talento de escritores y poetas que con inspiración recogían en sus composiciones temas relacionados con los mapuches. No es exagerado afirmar que –para la época- fueron verdaderos subversivos, porque al incluir dentro de su repertorio temas relacionados con el pueblo Mapuche o Araucano, aun no siendo canciones de protesta propiamente dichas como aquellas de la década de los años 60 y 70 con Violeta Parra y Víctor Jara, expresaban la angustiosa realidad del mapuche de la época. Era un período de la historia en el que las voces de los oprimidos eran brutalmente acalladas, los artistas sólo se atrevían a lamentar la injusticia pero no a combatirla, aun así se puede percibir en la letra de sus canciones el sufrimiento del espoliado pueblo mapuche, reducido en la miseria, el abandono y la indefensión.
La letra de las canciones manifiestan ese sentimiento captado por los escasos artistas con conciencia social que entonces tímidamente levantaban su voz: la canción “Lamento Mapuche”, magníficamente interpretada por El Indio Araucano, expresa la aflicción del mapuche tras la cacería, el saqueo y el estado de opresión en que se encontraba, dice: …”Y cuando la noche llega y el sol se esconde en el monte; una lágrima de hombre; le rueda furtivamente”. He aquí otra que él compuso en los años 1934/35 bajo el título de Rito Araucano, dice: .. “Ay mi Dios, porque indio nací, mancillado estoy, con mis lentas zancadas, a mi ruka voy”. Y en la canción India de Quillay, dice: “Se hoyen tus lamentos desde el bosque al mar; y hasta yo lo siento en este cantar”. Por otro lado Rayen Quitral, quien usando sus atuendos típicos mapuche y que se presentaba donde quiera que fuese, cantaba con pasión el poema de Ignacio Verdugo “El Copihue Rojo”: …“Yo ensangrenté las cadenas, que el indio despedazó, las que de llanto cubrió, la nieve cordillerana, yo soy la sangre araucana, que de dolor floreció”.
No cabe duda que El Indio Araucano y Rayen Quitral simbolizaron discretamente en su tiempo la resistencia cultural de los pueblos indígenas, porque a su manera propia, estaban valorizando y promoviendo la cultura de todos los pueblos indígenas del continente. Quizás es por ello que Chile le dio el trato que todos conocemos; para El Indio Araucano hasta ahora no ha habido ninguna institución chilena que le haya reconocido su enorme contribución en el campo musical y artístico, mientras que Rayen Quitral murió en Santiago en 1979, en la “miseria y el abandono”, según recoge un documento encontrado en internet. Como mapuche no podemos más que rendir homenaje a estos artistas, especialmente al Indio Araucano, que con sus canciones hicieron una valiosa contribución para mantener viva la memoria de un pueblo destrozado y humillado por quienes, con el poder de sus armas, lo sometieron y le arrebataron su territorio, libertad e independencia.