EL CARRITO CHOCON
Por: David Ramírez
En la vida, a veces es inevitable que una persona tenga diferencias con otra porque el ser humano de por sí nace de la contradicción o lo opuesto, es parte de su naturaleza. La contradicción es una especie de laberintos, porque sin ella no hay movimiento y lo más importante de todo; la vida.
Pero también existen personas que han hechos de las contradicciones o los conflictos con otros su “modus operandi”. Hoy se pelea con Lucas y mañana con Juan. Son personas que tienen muy bajo su autoestima, tal vez porque fueron criados en un ambiente familiar conflictivo, donde los maltratos o abusos moldearon su personalidad.
Son hipersensibles a las críticas y hasta reaccionar frente a ellas con violencia hasta con el que calla. Por tal motivo muchos se abstienen de hacerlo para evitar su ira y enojos.
En los medios de comunicación radial, televisivo o escrito existen periodistas y comunicadores, que son como los carritos chocones de las ferias, no pasa un día del mes sin que nos enteremos que chocó con fulanito porque no le gustó equis asuntos.
Ante la ausencia de un reglamento interno de trabajo, si llegaran a ser jefe generan, con su actitud, un ambiente que imposibilita el desarrollo normal de las actividades de la empresa. Su único rol como jefe es desunir, enemistar o enemistarse, dividir, encizañar, en pocas palabras crear un ambiente de chismes y hechos bochornosos entre empleados.
Es lo que sucede con un funcionario del Estado que a su vez es director de programación de una cadena radial de la ciudad. Su presencia en la empresa radiofónica está arruinando la imagen de esta cadena.
Sólo se habla de ella en los medios cuando los empleados protagonizan discusiones fuertes, peleas o cancelaciones injustas y violatorias del Código Laboral. Lo penoso es que los dueños de la cadena radial conocen el caso, pero se hacen de la vista gorda.
El funcionario y farandulero desconoce lo que es el código de silencio empresarial. Haciendo uso de los micrófonos de la emisora, arremete con cualquiera que se le oponga, no importa si tiene o no la razón. Lo que más preocupa es que ese funcionario aspira a ocupar un puesto importante en la administración del presidente electo Danilo Medina.
Hay que admitir que ese funcionario ha realizado un buen trabajo en la cartera que dirige, pero lo que construye con las manos lo desbarata con los pies y la boca. Es un funcionario joven y podría tener un buen futuro, quién sabe, la vida da mucha vueltas.
El mejor favor que pueden hacerle sus amigos es aconsejarle para que busque ayuda psicológica y asesoramiento empresarial. Mientras persista con su actitud de crear conflictos y controversia con todas las personas que le rodea, pronto quedará aislado, será calificado por todos en la sociedad como un ser antisocial.
Nunca es tarde para enmendar los errores.
En la vida, a veces es inevitable que una persona tenga diferencias con otra porque el ser humano de por sí nace de la contradicción o lo opuesto, es parte de su naturaleza. La contradicción es una especie de laberintos, porque sin ella no hay movimiento y lo más importante de todo; la vida.
Pero también existen personas que han hechos de las contradicciones o los conflictos con otros su “modus operandi”. Hoy se pelea con Lucas y mañana con Juan. Son personas que tienen muy bajo su autoestima, tal vez porque fueron criados en un ambiente familiar conflictivo, donde los maltratos o abusos moldearon su personalidad.
Son hipersensibles a las críticas y hasta reaccionar frente a ellas con violencia hasta con el que calla. Por tal motivo muchos se abstienen de hacerlo para evitar su ira y enojos.
En los medios de comunicación radial, televisivo o escrito existen periodistas y comunicadores, que son como los carritos chocones de las ferias, no pasa un día del mes sin que nos enteremos que chocó con fulanito porque no le gustó equis asuntos.
Ante la ausencia de un reglamento interno de trabajo, si llegaran a ser jefe generan, con su actitud, un ambiente que imposibilita el desarrollo normal de las actividades de la empresa. Su único rol como jefe es desunir, enemistar o enemistarse, dividir, encizañar, en pocas palabras crear un ambiente de chismes y hechos bochornosos entre empleados.
Es lo que sucede con un funcionario del Estado que a su vez es director de programación de una cadena radial de la ciudad. Su presencia en la empresa radiofónica está arruinando la imagen de esta cadena.
Sólo se habla de ella en los medios cuando los empleados protagonizan discusiones fuertes, peleas o cancelaciones injustas y violatorias del Código Laboral. Lo penoso es que los dueños de la cadena radial conocen el caso, pero se hacen de la vista gorda.
El funcionario y farandulero desconoce lo que es el código de silencio empresarial. Haciendo uso de los micrófonos de la emisora, arremete con cualquiera que se le oponga, no importa si tiene o no la razón. Lo que más preocupa es que ese funcionario aspira a ocupar un puesto importante en la administración del presidente electo Danilo Medina.
Hay que admitir que ese funcionario ha realizado un buen trabajo en la cartera que dirige, pero lo que construye con las manos lo desbarata con los pies y la boca. Es un funcionario joven y podría tener un buen futuro, quién sabe, la vida da mucha vueltas.
El mejor favor que pueden hacerle sus amigos es aconsejarle para que busque ayuda psicológica y asesoramiento empresarial. Mientras persista con su actitud de crear conflictos y controversia con todas las personas que le rodea, pronto quedará aislado, será calificado por todos en la sociedad como un ser antisocial.
Nunca es tarde para enmendar los errores.