CRISIS EN LOS NEGOCIOS: Bajan las ventas y el desempleo está aumentando
SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Una mayoría importante de los negocios se quejan por las bajas ventas que se registran en los últimos meses, lo que está causando preocupación en sus dueños, que de repente han perdido hasta el sueño.
Bajo la presión que genera esa situación algunos negocios pequeños y medianos, sean formales e informales, han reducido su personal, otros han recurrido a los especiales con grandes descuentos y los más optimistas están aguantando las perdidas hasta ver que pasa después que asuma el poder el nuevo gobierno.
También hay sectores que sufren el mismo efecto, como el de la construcción, la industria y la agricultura, todos ellos importantes generadores de empleo.
Eso explica la caída del producto y aunque no se tienen datos recientes, es probable que el crecimiento del PIB apenas alcance el 3% en el tercer trimestre del año. Hay que recordar que en el primer trimestre el Banco Central reportó un crecimiento de 3.5% del PIB cuando se estaba gastando todo el dinero del mundo para financiar la campaña de los partidos políticos. El gobierno solo se sobregiró y cerró con un déficit de RD$38,000 millones al mes de abril, algo nunca visto, donde la inversión pública ejecutó el 60% de lo presupuestado para todo el año.
Pero el PIB no es el único problema, también los ingresos fiscales se han reducido respecto a la meta programada para el 2012, lo que resulta lógico.
¿Qué puede hacer el nuevo gobierno para remediar esta situación? Todos esperan un contundente paquetazo fiscal, que sin importar la envoltura, frenará aun más la economía. Eso agudizaría la situación financiera de los negocios, conduciendo al cierre de muchos o al despido masivo de personal.
Sin embargo, cualquier relajamiento o descuido en materia fiscal podría desencadenar una situación mucho más grave que la que generaría el paquetazo. Por eso, no hay forma de evitar esa reforma y eso se advirtió desde principios del 2012 cuando el gobierno inicio la fiesta de gastos públicos para apuntalar a su candidato. Hay que pagar ese derroche irresponsable y pagarlo con penalidades, porque en economía nada es gratis.
Ahora bien, hay varias maneras de amortiguar el impacto de ese paquetazo, afectando lo menos posible las ventas y el desenvolvimiento económico en general. Una de ellas es limitar el monto de los nuevos impuestos a un 1.5% del PIB, equivalente a unos RD$35,000 millones. Pretender más de eso causaría una fuerte contracción en la economía.
Esa reforma debe contemplar la pérdida de ingresos en junio del 2013, cuando queden sin efecto los impuestos a los activos financieros y el aumento al 29% del Impuesto Sobre la Renta, que es excesivo en estos momentos. Dicho impuesto no debe ser superior al 20% para impulsar la inversión y reducir el fraude, porque es un axioma aceptado universalmente de que a menor impuesto hay más ingresos y menos evasión.
El impuesto a los activos financieros también debe eliminarse porque eso bajaría las tasas de interés, que han afectado los costos de las empresas.
Obviamente, ese monto de RD$35,000 millones es insuficiente para cubrir el tremendo déficit que heredará el nuevo gobierno, que se estima en unos RD$60,000 millones y que podría cerrar el año en RD$100,000 millones, considerando que faltan los meses donde hay más gastos por las festividades navideñas.
Por esa razón la reforma fiscal debe venir acompañada de una reducción en los gastos del gobierno equivalente a unos RD$25,000 millones anuales, considerando el absurdo presupuesto complementario aprobado recientemente por el Congreso. Sanear la administración púbica, reducir su costo, renovar su personal y reformar su estructura, son cuestiones de alta prioridad para el país.
Otra medida es la privatización de empresas públicas. Vender las acciones en algunas de esas empresas podría generarle al gobierno unos US$500 millones de ingresos frescos o algo así como RD$20,000 millones. Esta privatización puede tomar unos 6 meses.
Sumándolo todo estaríamos muy cerca de los RD$80,000 millones, que es el monto mínimo que se necesita para equilibrar las cuentas fiscales y reducir el déficit a 1% del PIB, como estaba programado para el 2012 y que debería ser el del 2013.
Imagínense que esa cantidad de dinero se pretenda recaudar con una nueva reforma fiscal. Habría que eliminar el ITBIs a casi todos los productos de primera necesidad. Eliminar prácticamente todos los incentivos contemplados en la ley de competitividad. Y aumentar otros impuestos muy sensitivos para algunos sectores, como el de la propiedad y los activos. El efecto de esa reforma no se haría esperar y aunque la economía se equilibre, será difícil contener la presión social, mediática y política que vendrá después.
El Banco Central, por su parte debe frenar el aumento de los certificados de participación y flexibilizar la tasa de cambio, que ha sido siempre una de las exigencias del FMI no cumplidas por las autoridades monetarias durante el acuerdo firmado en el 2009. Acuerdo que terminó abruptamente en diciembre pasado para darle paso al derroche presupuestario en los meses previos a las elecciones.
Los recursos externos que generaría ese nuevo acuerdo con el FMI, podrían alcanzar unos US$1.000 millones, que ayudarían al gobierno a pagar sus deudas y mantener sus programas sociales y de inversión en el 2013. Pero antes hay que solucionar el problema fiscal y tomar las medidas que sean necesarias para que el déficit de caja no sea mayor al 1% en los próximos años con un déficit primario positivo. Esa será una condición innegociable antes de sentarse con el FMI.
Finalmente, queda en las manos de las nuevas autoridades las vías para cerrar el déficit antes de terminar el 2012 y en eso tienen que ser extremadamente cautelosos.
Si se equivocan y la medicina resulta peor que la enfermedad habrá serios problemas de gobernabilidad y Medina tendrá muy poco margen para hacer lo que nunca se hizo. Por eso deben tomar en cuentas estas recomendaciones sobre la reducción de gastos, las ventas de activos públicos y el acuerdo con el FMI, porque en ellas no hay intenciones políticas, sino meramente profesionales.
Por José Lois Malkun/Especial para Acento.com.do
Bajo la presión que genera esa situación algunos negocios pequeños y medianos, sean formales e informales, han reducido su personal, otros han recurrido a los especiales con grandes descuentos y los más optimistas están aguantando las perdidas hasta ver que pasa después que asuma el poder el nuevo gobierno.
También hay sectores que sufren el mismo efecto, como el de la construcción, la industria y la agricultura, todos ellos importantes generadores de empleo.
Eso explica la caída del producto y aunque no se tienen datos recientes, es probable que el crecimiento del PIB apenas alcance el 3% en el tercer trimestre del año. Hay que recordar que en el primer trimestre el Banco Central reportó un crecimiento de 3.5% del PIB cuando se estaba gastando todo el dinero del mundo para financiar la campaña de los partidos políticos. El gobierno solo se sobregiró y cerró con un déficit de RD$38,000 millones al mes de abril, algo nunca visto, donde la inversión pública ejecutó el 60% de lo presupuestado para todo el año.
Pero el PIB no es el único problema, también los ingresos fiscales se han reducido respecto a la meta programada para el 2012, lo que resulta lógico.
¿Qué puede hacer el nuevo gobierno para remediar esta situación? Todos esperan un contundente paquetazo fiscal, que sin importar la envoltura, frenará aun más la economía. Eso agudizaría la situación financiera de los negocios, conduciendo al cierre de muchos o al despido masivo de personal.
Sin embargo, cualquier relajamiento o descuido en materia fiscal podría desencadenar una situación mucho más grave que la que generaría el paquetazo. Por eso, no hay forma de evitar esa reforma y eso se advirtió desde principios del 2012 cuando el gobierno inicio la fiesta de gastos públicos para apuntalar a su candidato. Hay que pagar ese derroche irresponsable y pagarlo con penalidades, porque en economía nada es gratis.
Ahora bien, hay varias maneras de amortiguar el impacto de ese paquetazo, afectando lo menos posible las ventas y el desenvolvimiento económico en general. Una de ellas es limitar el monto de los nuevos impuestos a un 1.5% del PIB, equivalente a unos RD$35,000 millones. Pretender más de eso causaría una fuerte contracción en la economía.
Esa reforma debe contemplar la pérdida de ingresos en junio del 2013, cuando queden sin efecto los impuestos a los activos financieros y el aumento al 29% del Impuesto Sobre la Renta, que es excesivo en estos momentos. Dicho impuesto no debe ser superior al 20% para impulsar la inversión y reducir el fraude, porque es un axioma aceptado universalmente de que a menor impuesto hay más ingresos y menos evasión.
El impuesto a los activos financieros también debe eliminarse porque eso bajaría las tasas de interés, que han afectado los costos de las empresas.
Obviamente, ese monto de RD$35,000 millones es insuficiente para cubrir el tremendo déficit que heredará el nuevo gobierno, que se estima en unos RD$60,000 millones y que podría cerrar el año en RD$100,000 millones, considerando que faltan los meses donde hay más gastos por las festividades navideñas.
Por esa razón la reforma fiscal debe venir acompañada de una reducción en los gastos del gobierno equivalente a unos RD$25,000 millones anuales, considerando el absurdo presupuesto complementario aprobado recientemente por el Congreso. Sanear la administración púbica, reducir su costo, renovar su personal y reformar su estructura, son cuestiones de alta prioridad para el país.
Otra medida es la privatización de empresas públicas. Vender las acciones en algunas de esas empresas podría generarle al gobierno unos US$500 millones de ingresos frescos o algo así como RD$20,000 millones. Esta privatización puede tomar unos 6 meses.
Sumándolo todo estaríamos muy cerca de los RD$80,000 millones, que es el monto mínimo que se necesita para equilibrar las cuentas fiscales y reducir el déficit a 1% del PIB, como estaba programado para el 2012 y que debería ser el del 2013.
Imagínense que esa cantidad de dinero se pretenda recaudar con una nueva reforma fiscal. Habría que eliminar el ITBIs a casi todos los productos de primera necesidad. Eliminar prácticamente todos los incentivos contemplados en la ley de competitividad. Y aumentar otros impuestos muy sensitivos para algunos sectores, como el de la propiedad y los activos. El efecto de esa reforma no se haría esperar y aunque la economía se equilibre, será difícil contener la presión social, mediática y política que vendrá después.
Otra medida es la privatización de empresas públicas. Vender las acciones en algunas de esas empresas podría generarle al gobierno unos US$500 millones de ingresos frescos o algo así como RD$20,000 millonesPor la vía del endeudamiento externo e interno hay poco que buscar salvo que se firme otro acuerdo con el FMI a principios del 2013, que es lo más aconsejable. Y eso implica ajuste gradual en la tarifa eléctrica y transparentar el manejo político que se hace con el precio de los combustibles. Igualmente, ese acuerdo debe contemplar la revisión de la Ley de Capitalización del Banco Central para amortiguar sus efectos en el presupuesto y tomar otras medidas para reducir el fraude y la evasión fiscal, lo que podría representar unos RD$10,000 millones adicionales (la evasión del ITBIs y el IRS se calcula en un 30% promedio).
El Banco Central, por su parte debe frenar el aumento de los certificados de participación y flexibilizar la tasa de cambio, que ha sido siempre una de las exigencias del FMI no cumplidas por las autoridades monetarias durante el acuerdo firmado en el 2009. Acuerdo que terminó abruptamente en diciembre pasado para darle paso al derroche presupuestario en los meses previos a las elecciones.
Los recursos externos que generaría ese nuevo acuerdo con el FMI, podrían alcanzar unos US$1.000 millones, que ayudarían al gobierno a pagar sus deudas y mantener sus programas sociales y de inversión en el 2013. Pero antes hay que solucionar el problema fiscal y tomar las medidas que sean necesarias para que el déficit de caja no sea mayor al 1% en los próximos años con un déficit primario positivo. Esa será una condición innegociable antes de sentarse con el FMI.
Finalmente, queda en las manos de las nuevas autoridades las vías para cerrar el déficit antes de terminar el 2012 y en eso tienen que ser extremadamente cautelosos.
Si se equivocan y la medicina resulta peor que la enfermedad habrá serios problemas de gobernabilidad y Medina tendrá muy poco margen para hacer lo que nunca se hizo. Por eso deben tomar en cuentas estas recomendaciones sobre la reducción de gastos, las ventas de activos públicos y el acuerdo con el FMI, porque en ellas no hay intenciones políticas, sino meramente profesionales.
Por José Lois Malkun/Especial para Acento.com.do