
Consisten en la inversión del tiempo que los niños tienen libre de deberes escolares, y tareas cotidianas para realizar otras actividades que además de brindarles máxima diversión, es un espacio en el que podrán aprender, mientras interactúan con personas de diferentes entornos.
Una de las principales ventajas que tienen es que los hay para diferentes fines, atendiendo a interés tanto de los padres como de los hijos, los hay deportivos, para aprender idiomas, matemáticas, de aventuras en las montañas, playa y diversas opciones más.
Yary González, educadora del colegio Luz Divina y productora de ese tipo de eventos, considera que ese tipo de cursos, los enseña a ser más independientes.
“En los campamentos los muchachos se instruyen, se independizan mas de los padres, se tornan más tolerantes, sociables y a trabajar en equipo, que son cualidades sumamente importantes para su crecimiento personal y espiritual”.
Los llamados campamentos de fuga, que no son más que aquellos que ameritan que los pequeños duerman fuera de los hogares, ofrecen las más posibilidades de independencia.
“Son beneficiosos para hijos únicos o niños muy dependientes de sus padres; para ellos es muy gratificante la experiencia de saber que pueden sobrevivir sin mamá o que pueden, por lo menos, dormir sin ella” expresó Soraya Cabrera, organizadora de actividades para niños.
Cada vez son más los padres que confían y optan por mandar a sus vástagos a ese tipo de albergue.
María López, madre de dos niñas de ocho y 12 años, cuanta su satisfacción con los mismos.
“Son muy buenos, las inscribo todos los años, ellas aprenden muchísimo, conocen nuevos amiguitos, llegan a la casa muy entusiasmadas a poner en prácticas muchas de las habilidades que adquieren, estoy satisfecha con los resultados”.
El personal encargado de la seguridad, bienestar y el aprendizaje, debe ser un equipo, compuesto profesores, auxiliares, monitores, cocineros, y un grupo de personas altamente calificada para garantizar el buen funcionamiento.
“El campamento debe avalar que el niño va a estar en un buen ambiente y con buenas atenciones y es deber de los padres elegir el correcto, existen muchos que son engañosos, ofrecen una cosa al cliente por eso deben cerciorarse de no escoger uno de esos” manifestó Yary González.
El tiempo de duración de de esos eventos, habitualmente va desde una a ocho semanas, tiempo suficiente para que los chicos vivan las experiencias más divertidas e inolvidables de sus vidas.