Testimonio de la Revolución de Abril
Cuarta parte: Lunes 26 de Abril de 1965
La historia de un comandante que prefirió irse antes que bombardear al pueblo dominicano
A continuación difundimos la cuarta parte del testimonio sobre la Revolución de Abril de 1965 del ex capitán piloto de la Fuerza Aérea Dominicana (FAD) Ricardo Bodden, quien fue uno de los organizadores del movimiento constitucionalista que buscaba reponer en la Presidencia al profesor Juan Bosch.
En las tres primeras partes, el ex militar narró su testimonio sobre la Revolución de Abril haciendo referencia a lo acontecido el domingo 25 de abril de 1965. En lo adelante nos ofrecerá su testimonio sobre los hechos del lunes 26 de abril de 1965.
Aquí la cuarta parte de su testimonio:
Al despertarme este día cerca de las 07:00 AM oía ruido desde la línea de vuelo, los aviones P-51 ya tenían los motores encendidos y se prestaban a taxear para despegar e ir atacar a los campamentos militares.
Despegaron dos escuadrillas de cuatro aviones, cada escuadrilla, el mustang p-51 consta de 6 ametralladoras 0.50 cada uno, y la efectividad, más la capacidad de nuestros pilotos en ataques aire tierra, excelente motivo para que comenzara ese trágico día como uno de lo mas horripilante y oscuros que jamás olvidaré.
El único aliento que tenía era que había alertado a mis compañeros de ideales, para que se protegieran, imaginaba cuales de mis amigos, familiares o hermanos caerían en estos ataques aéreos, y con que cara justificaría mi presencia en la base aérea de San Isidro.
Jamás, tenia que buscar la forma o la vía de salir de S.I., me cueste lo que me cueste, salí del escuadrón de transporte hacia el club cine en busca de alimento, o aunque sea tomar café. Con algo en el estómago trataría de ordenar mi mente, ya que mi cabeza era un desorden, pedí una bola a un jeep, manejado por un sargento.
El quería o me solicitó le informara lo que estaba pasando, respondiéndole que no sabia lo que acontecía. Diciéndole me acabo de levantar y ahora es que voy a cenar. -Con mucha lógica, respondió el sargento, si un capitán piloto no sabe lo que está pasando como vamos los soldados a obedecer a quienes no saben lo que pasa.
Interpreté lo que quiso decir el sargento, aquí no hay moral, no debemos morir por patria por estas gentes, así fue que mi mente tradujo lo que oí de los labios de un sargento, debía de alimentarme primero, para organizarme después. -Gracias sargento, le dije cuando me desmonté del jeep en el club cine.
Me desayuné, antes bebí café, encendí un cigarrillo, conversé con varios oficiales, los cuales no se atrevían a opinar de la situación, solo preguntaban como verdaderos ignorantes e irresponsables. Solamente pensaba en ausentarme de S.I.,
Después de terminar de mal desayunar varios oficiales nos dirigimos a pie hasta el escuadrón de combate, ya estaban aterrizando los p-51 y los habían ido a buscar a la línea de vuelo. Traté de llamar por teléfono, pero me fue imposible comunicarme, o mejor dicho, habían muchos pilotos esperando turno y estaban en su casa.
Al llegar los pilotos y otros se aprestaban a partir, oí las opiniones de los llegados, fue horripilante lo que oí, las opiniones eran que debían ir a tirar a los grupos que se movilizaban por las calles y no a los sitios donde habían edificio, porque se protegían de estos.
Se escuchaba por la televisión a los locutores decir a la ciudadanía, -colocar espejos en los techos y azoteas, con la finalidad de confundir a los pilotos atacantes. También alertaban al coronel Núñez Nogueras y a otros, que las ametralladoras 0.50 que operaban, las alistaran, y daban sus ubicaciones, también hacían llamados para buscar a las flias de los pilotos y llevarlos a Radio Televisión Dominicana con la finalidad de presentárselos y que le hicieran exhortaciones. Que en vez de ametrallar la ciudad, dispararan sus ametralladoras contra Wessin y contra los cuarteles que se oponían a la vuelta a la constitucionalidad.
Vi en la televisió familiares del capitán piloto Ernesto Tejeda Jáquez, del teniente piloto Ramón Andrés Peralta, también oí un sin número de llamadas desde la televisión y varias hechas a mi, esto me enorgullecía, pero el momento era de tristeza y no de vanidad.
Me dirigí a la jefatura de Estado mayor, en ese momento estaban tomando llamadas a un tal Luis Sánchez que desde Santo Domingo estaba dando ubicaciones de comandos y donde habían instaladas defensas antiaéreas [ ametralladoras 0.50 y 0.30] las cuales estaban anotándolas para hacerlas llegar a los pilotos que volarían.
Para mis adentros pensaba, -Este genocidio no puedo tolerarlo, pero qué hago? Al verme Pimpo me dijo: -Estás ganando en la televisión, al que más han llamado es a ti. Preguntándole yo: -Es mi al único que llaman? Respondiéndome él: -Es a todos, pero tu y yo somos el 1ro y 2do en llamadas.
Le informa el mayor Pascual Vittini al general Santos, -general el coronel Benoit en línea dice que urgente. Viene al teléfono, hace su seña y abre el speaker, pero haciendo su acostumbrada señal.
-Pensábamos te habían fusilado, le dice Pimpo a Benoit. Contestándole Benoit, que de esto "suceder, tu serás el responsable coño, como en medio de una negociación para evitar una guerra, a ustedes se le ocurre semejante barbarie".
Benoit le recriminó y lo culpó de echar para atrás todo lo que el había tratado de hacer. Fueron muchas las malas palabras que Benoit le dijo a Pimpo por teléfono, este lo dejó que se desahogara, y le ordenó que se reportara a la base aérea con los demás miembros de la junta militar impuesta por la embajada norteamericana, ya que tenían que firmar un documento.
Benoit dijo: -La terquedad de esta gente, no ha aceptado esta junta, y después de la barbarie que tu hiciste, menos aceptación tendrá, pero coño como voy a ir a S.I., si el único lugar seguro es dentro del palacio, pero no tan seguro por culpa de ustedes.
Espere la próxima entrega
La historia de un comandante que prefirió irse antes que bombardear al pueblo dominicano
A continuación difundimos la cuarta parte del testimonio sobre la Revolución de Abril de 1965 del ex capitán piloto de la Fuerza Aérea Dominicana (FAD) Ricardo Bodden, quien fue uno de los organizadores del movimiento constitucionalista que buscaba reponer en la Presidencia al profesor Juan Bosch.
En las tres primeras partes, el ex militar narró su testimonio sobre la Revolución de Abril haciendo referencia a lo acontecido el domingo 25 de abril de 1965. En lo adelante nos ofrecerá su testimonio sobre los hechos del lunes 26 de abril de 1965.
Aquí la cuarta parte de su testimonio:
Al despertarme este día cerca de las 07:00 AM oía ruido desde la línea de vuelo, los aviones P-51 ya tenían los motores encendidos y se prestaban a taxear para despegar e ir atacar a los campamentos militares.
Despegaron dos escuadrillas de cuatro aviones, cada escuadrilla, el mustang p-51 consta de 6 ametralladoras 0.50 cada uno, y la efectividad, más la capacidad de nuestros pilotos en ataques aire tierra, excelente motivo para que comenzara ese trágico día como uno de lo mas horripilante y oscuros que jamás olvidaré.
El único aliento que tenía era que había alertado a mis compañeros de ideales, para que se protegieran, imaginaba cuales de mis amigos, familiares o hermanos caerían en estos ataques aéreos, y con que cara justificaría mi presencia en la base aérea de San Isidro.
Jamás, tenia que buscar la forma o la vía de salir de S.I., me cueste lo que me cueste, salí del escuadrón de transporte hacia el club cine en busca de alimento, o aunque sea tomar café. Con algo en el estómago trataría de ordenar mi mente, ya que mi cabeza era un desorden, pedí una bola a un jeep, manejado por un sargento.
El quería o me solicitó le informara lo que estaba pasando, respondiéndole que no sabia lo que acontecía. Diciéndole me acabo de levantar y ahora es que voy a cenar. -Con mucha lógica, respondió el sargento, si un capitán piloto no sabe lo que está pasando como vamos los soldados a obedecer a quienes no saben lo que pasa.
Interpreté lo que quiso decir el sargento, aquí no hay moral, no debemos morir por patria por estas gentes, así fue que mi mente tradujo lo que oí de los labios de un sargento, debía de alimentarme primero, para organizarme después. -Gracias sargento, le dije cuando me desmonté del jeep en el club cine.
Me desayuné, antes bebí café, encendí un cigarrillo, conversé con varios oficiales, los cuales no se atrevían a opinar de la situación, solo preguntaban como verdaderos ignorantes e irresponsables. Solamente pensaba en ausentarme de S.I.,
Después de terminar de mal desayunar varios oficiales nos dirigimos a pie hasta el escuadrón de combate, ya estaban aterrizando los p-51 y los habían ido a buscar a la línea de vuelo. Traté de llamar por teléfono, pero me fue imposible comunicarme, o mejor dicho, habían muchos pilotos esperando turno y estaban en su casa.
Al llegar los pilotos y otros se aprestaban a partir, oí las opiniones de los llegados, fue horripilante lo que oí, las opiniones eran que debían ir a tirar a los grupos que se movilizaban por las calles y no a los sitios donde habían edificio, porque se protegían de estos.
Se escuchaba por la televisión a los locutores decir a la ciudadanía, -colocar espejos en los techos y azoteas, con la finalidad de confundir a los pilotos atacantes. También alertaban al coronel Núñez Nogueras y a otros, que las ametralladoras 0.50 que operaban, las alistaran, y daban sus ubicaciones, también hacían llamados para buscar a las flias de los pilotos y llevarlos a Radio Televisión Dominicana con la finalidad de presentárselos y que le hicieran exhortaciones. Que en vez de ametrallar la ciudad, dispararan sus ametralladoras contra Wessin y contra los cuarteles que se oponían a la vuelta a la constitucionalidad.
Vi en la televisió familiares del capitán piloto Ernesto Tejeda Jáquez, del teniente piloto Ramón Andrés Peralta, también oí un sin número de llamadas desde la televisión y varias hechas a mi, esto me enorgullecía, pero el momento era de tristeza y no de vanidad.
Me dirigí a la jefatura de Estado mayor, en ese momento estaban tomando llamadas a un tal Luis Sánchez que desde Santo Domingo estaba dando ubicaciones de comandos y donde habían instaladas defensas antiaéreas [ ametralladoras 0.50 y 0.30] las cuales estaban anotándolas para hacerlas llegar a los pilotos que volarían.
Para mis adentros pensaba, -Este genocidio no puedo tolerarlo, pero qué hago? Al verme Pimpo me dijo: -Estás ganando en la televisión, al que más han llamado es a ti. Preguntándole yo: -Es mi al único que llaman? Respondiéndome él: -Es a todos, pero tu y yo somos el 1ro y 2do en llamadas.
Le informa el mayor Pascual Vittini al general Santos, -general el coronel Benoit en línea dice que urgente. Viene al teléfono, hace su seña y abre el speaker, pero haciendo su acostumbrada señal.
-Pensábamos te habían fusilado, le dice Pimpo a Benoit. Contestándole Benoit, que de esto "suceder, tu serás el responsable coño, como en medio de una negociación para evitar una guerra, a ustedes se le ocurre semejante barbarie".
Benoit le recriminó y lo culpó de echar para atrás todo lo que el había tratado de hacer. Fueron muchas las malas palabras que Benoit le dijo a Pimpo por teléfono, este lo dejó que se desahogara, y le ordenó que se reportara a la base aérea con los demás miembros de la junta militar impuesta por la embajada norteamericana, ya que tenían que firmar un documento.
Benoit dijo: -La terquedad de esta gente, no ha aceptado esta junta, y después de la barbarie que tu hiciste, menos aceptación tendrá, pero coño como voy a ir a S.I., si el único lugar seguro es dentro del palacio, pero no tan seguro por culpa de ustedes.
Espere la próxima entrega