La tarjeta solidaridad
Por: Nélsido Herasme
Leí la crónica periodística escrita por un destacado comunicador que le había preguntado al candidato presidencial del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), qué haría con la tarjeta solidaridad, e Hipolitico Mejía le respondió: “ampliar su cobertura y aumentar su monto, para que más personas la adquieran y puedan proveerse de más artículos de consumo.
Pero luego nos dio una revoltura estomacal volver a leer al mismo periodista, quien reseñó en grande en su mismo medio una declaración del vicepresidente de la República, Rafael Alburquerque, quien expresó que el candidato perredeista, Hipólito Mejía “no quiere saber de las amas de casa y de los pobres, porque de llegar a la presidencia les quitaría su tarjeta de comer primero”. ¡Esto es insólito!
En nada nos sorprende que en la actual campaña electoral, los que están en el poder, en busca de votos para favorecer al candidato oficialista inventen cuantas cosas sean necesarias.
Lo que si me preocupa es la autocensura, el doble rostro y la doble moral en que han caído muchos comunicadores, algunos amigos y compañeros de la carrera.
Es por eso que no creo en la manoseada y cacareada independencia que suelen esgrimir ciertos periodistas y comunicadores.
Por esa hipocresía irracional y el tumbapolvismo que a muchos caracteriza, jamás nos hemos sentido motivados a formar parte de ningún gremio periodístico. No somos bocinas y caja de resonancia de nadie, por lo tanto venga de donde venga, nosotros creemos en la objetividad informativa.
Independientemente de nuestra simpatía política, la que ejercemos a toda honra a favor del Partido Revolucionario Dominicano, inclinación que no me puede llevar a hablar mentiras, a manipular informaciones y a retorcer juicio emitidos por personas ligadas al quehacer político.
El hipócrita finge ser lo que no es y con simulación muestra al mundo lo que le conviene.
Es muy bueno decir que vivimos en un país que avanza hacia nuevos estadios de progreso y bienestar, que tenemos un gobernante altruista, mientras seres humanos viven en la más espantosa miseria, a las orillas de los ríos, en los vertederos, debajo de los puentes y adentro de las cañadas.
Indiscutiblemente, este es el gobierno de los simuladores y faltos de sensibilidad y solidaridad humana.
De nada valdrá manejar a medios y a comunicadores, porque al final, el 20 de este mes, el pueblo tendrá la única palabra.
Leí la crónica periodística escrita por un destacado comunicador que le había preguntado al candidato presidencial del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), qué haría con la tarjeta solidaridad, e Hipolitico Mejía le respondió: “ampliar su cobertura y aumentar su monto, para que más personas la adquieran y puedan proveerse de más artículos de consumo.
Pero luego nos dio una revoltura estomacal volver a leer al mismo periodista, quien reseñó en grande en su mismo medio una declaración del vicepresidente de la República, Rafael Alburquerque, quien expresó que el candidato perredeista, Hipólito Mejía “no quiere saber de las amas de casa y de los pobres, porque de llegar a la presidencia les quitaría su tarjeta de comer primero”. ¡Esto es insólito!
En nada nos sorprende que en la actual campaña electoral, los que están en el poder, en busca de votos para favorecer al candidato oficialista inventen cuantas cosas sean necesarias.
Lo que si me preocupa es la autocensura, el doble rostro y la doble moral en que han caído muchos comunicadores, algunos amigos y compañeros de la carrera.
Es por eso que no creo en la manoseada y cacareada independencia que suelen esgrimir ciertos periodistas y comunicadores.
Por esa hipocresía irracional y el tumbapolvismo que a muchos caracteriza, jamás nos hemos sentido motivados a formar parte de ningún gremio periodístico. No somos bocinas y caja de resonancia de nadie, por lo tanto venga de donde venga, nosotros creemos en la objetividad informativa.
Independientemente de nuestra simpatía política, la que ejercemos a toda honra a favor del Partido Revolucionario Dominicano, inclinación que no me puede llevar a hablar mentiras, a manipular informaciones y a retorcer juicio emitidos por personas ligadas al quehacer político.
El hipócrita finge ser lo que no es y con simulación muestra al mundo lo que le conviene.
Es muy bueno decir que vivimos en un país que avanza hacia nuevos estadios de progreso y bienestar, que tenemos un gobernante altruista, mientras seres humanos viven en la más espantosa miseria, a las orillas de los ríos, en los vertederos, debajo de los puentes y adentro de las cañadas.
Indiscutiblemente, este es el gobierno de los simuladores y faltos de sensibilidad y solidaridad humana.
De nada valdrá manejar a medios y a comunicadores, porque al final, el 20 de este mes, el pueblo tendrá la única palabra.