Consultorio Ecológico.

POR: ELEUTERIO MARTÍNEZ

BARAHONA.- P. Profesor, quisiéramos conocer su opinión sobre el caso de la extracción de piedras que realizan moradores del poblado de Paraíso, las cuales son vendidas por sacos a camioneros y patanas que luego la llevan a centros turísticos de la zona oriental del país y otros puntos del territorio nacional.

R. Paraíso es un poblado de la Provincia de Barahona arrinconado por la Sierra de Bahoruco, a orillas del Mar Caribe. Se trata del único sistema de montañas de la isla que se levanta directa y violentamente desde el mismo mar y se eleva casi verticalmente a cientos y cientos de metros hasta rebasar los mil y luego los 2,000 metros.

La composición geológica de esta cadena montañosa está dominada por rocas calizas y una enorme variedad de minerales asociados. Al tratarse de un relieve muy abrupto y de pendientes muy escarpadas, las corrientes de agua superficiales son muy torrencialesy arrastran todo tipo de cantos rodados (rocas) que al llegar a la costa, se notan como piedras pulidas con múltiples tonalidades.

El primer caso se da con el Larimar y luego con las rocas de Paraíso, pero este fenómeno de piedras de colores se repite a todo lo largo del litoral de Barahona, básicamente desde la Playa Los Quemaítos hasta Enriquillo – Los Cocos. Pero la belleza más esplendorosa de las costas de Barahona se da precisamente en el Poblado de Paraíso, por las tonalidades de azul que reflejan las aguas del Mar Caribe.

Las rocas y las tonalidades de las costas de Paraíso provienen de los arrastres que realiza el Río Nizaíto, que desemboca justamente en la zona oriental de este poblado. Para comprobarlo, basta observar la belleza de Paraíso desde la carretera (noreste – suroeste) que le comunica con Barahona. La mancha en forma de penacho del Río Nizaíto se introduce en el mar, esparciendo y pintando sus aguas de blanco tenue hasta azul cielo.

Todas esas rocas que no paran de llegar al mar, son arrastradas y devueltas a las costas por la alta energía de las olas que se disipan en el litoral. La recolección artesanal de las mismas para ser vendidas por los comunitarios, no causa impactos de consideración sobre la dinámica de la costa, ni sobre la vegetación costera o la fauna asociada. Si eso reporta algún beneficio a la comunidad, debe ser bienvenido, hasta que estudios de campo demuestren lo contrario.

/Fuente: Ecos del Sur/
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