TEMA PARA EL ALMA
“Pero la palabra del Señor crecía y se multiplicaba”. He. 12:24.
Por: Josefina Navarro
Columnista
¿Ha visto romperse un termómetro de mercurio? El metal líquido se asocia en una o varias bolitas de color metálico. ¿Qué pasa cuando intenta aplastar una de estas bolitas? Se multiplica. Cada partícula que intenta aplastar o destruir se convierte en otras tantas y otras tantas.
Así pasa con la Palabra de Dios: cualquier intento de callarla o negarla impulsa su expansión. Mientras alguien persigue, boicotea, intenta restar crédito a las enseñanzas divinas, un batallón de cristianos ora por enfermos, por presos, por amigos angustiados, por la paz, por los mensajeros de la Palabra, ora, ora, ora y multiplica la Palabra de Dios. Cada persona que vive la fe, es como una pequeñísima partícula de mercurio con esa capacidad maravillosa de crecer y multiplicarse.
Por: Josefina Navarro
Columnista
¿Ha visto romperse un termómetro de mercurio? El metal líquido se asocia en una o varias bolitas de color metálico. ¿Qué pasa cuando intenta aplastar una de estas bolitas? Se multiplica. Cada partícula que intenta aplastar o destruir se convierte en otras tantas y otras tantas.
Así pasa con la Palabra de Dios: cualquier intento de callarla o negarla impulsa su expansión. Mientras alguien persigue, boicotea, intenta restar crédito a las enseñanzas divinas, un batallón de cristianos ora por enfermos, por presos, por amigos angustiados, por la paz, por los mensajeros de la Palabra, ora, ora, ora y multiplica la Palabra de Dios. Cada persona que vive la fe, es como una pequeñísima partícula de mercurio con esa capacidad maravillosa de crecer y multiplicarse.