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EL FANATISMO POLÍTICO ESTUVO A PUNTO DE PROVOCAR UNA DESGRACIA AYER DOMINGO EN LA CAPITAL.
Ayer domingo un o varios fanáticos de algún partido político lanzó un objeto que no se sabe si fue una piedra o una botella al presidente Leonel Fernández, cuando este envabezaba una caravana en a Danilo Medina, la cual hirió a un militante del Partido de la Liberación Dominicana-PLD-. El hecho ocurrió cuando el jefe de Estado se desplazaba por la calle Moca del sector Villas Agrícolas. La persona que tiró el objeto al presidente Fernández no ha sido identificada. Tras el incidente, la actividad fue paralizada por unos minutos y miembros de la seguridad del presidente lo llevaron al interior de su vehículo. El militante del partido oficialista que resultó herido fue identificado como Virgilio Liriano Alcántara, quien siguió en la actividad y cree que el golpe que sintió en la cabeza fue con una botella. El o los ejecutores de la acción estaban conscientes de qué sucedería en caso de que el objeto hubiera impactado al mandatario, pero Dios metió sus manos y no pasó nada. De haber ocurrido esto, en ese lugar hubiera ocurrido muchas muertes y apresamientos por parte de la escolta civil , así como de los militares y policías que custodiaban a Fernández. En el país hay muchos fanáticos de partidos que cuando no están en el poder dicen: "Fulano no es el presidente de nosotros", cosa más pueril, ya que el presidente de la República es presidente de todos los dominicanos y obligatoriamente, por deber o lo que sea, hay que dispensarle absoluto respeto por su alta investidura. Un cuerpo humano no es nada sin su cabeza. Una nación no es nada sin un presidente. Aquí en Barahona los partidos PLD, PRD y PRSC, abrigan en sus senos muchos fanáticos, que por el modo de expresarse demuestran que son capaz de todo. Estos tipos que están por todos los pueblos del país, incluso hasta en los medios de comunicación, son los que provocan los incidentes que se registran en las marchas, caravanas, mitines, bandereos y otras actividades proselitistas en las campañas electorales. En la mayoría de los casos estos fanáticos nunca han trabajado cuando sus partidos están en el poder y los que han conseguido un trabajito no han devengado ni devengan más del sueldo mínimo. Son sinverguenzas, sin moral ni escrupulos, y siempre se ven dentro de los grandes funcionarios y autoridades de los gobiernos de turno pidiendo cien pesos e indisponiendo a otros compañeros, a sea, serruchando palos, y tumbando polvo publicamente, no a escondidas.