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SEIS MESES DE AGONÍA
Han pasado seis meses, 183 días, desde que el 8 de octubre de 2011 dos niños desaparecieran en Córdoba, Argentina. Tenían 6 y 2 años y se supone que estaban con su padre, José Bretón, que está detenido. José Bretón había recogido a los niños en Huelva, donde residían con su madre, el día antes de que desaparecieran con la intención de pasar con ellos el fin de semana en Córdoba, su ciudad natal. A ella se había trasladado después de que su esposa, Ruth Ortiz, decidiera 15 días antes poner fin a su relación de pareja. Según Ruth Ortiz, los niños se habían convertido, a ojos de su padre, en un 'obstáculo' para su matrimonio. El padre de los niños es el principal sospechoso de su desaparición. Se encuentra en prisión desde el 21 de octubre, donde permanece acusado de un delito de detención ilegal por desaparición de menores y otro de simulación de delito. Su abogado ha interpuesto varios recursos pidiendo su libertad al entender que no existen pruebas contundentes contra él pero han sido denegados. La madre de los críos ha pasado por varias etapas en estos seis meses. El silencio y la ausencia de los actos públicos en los que se pedía el regreso de sus hijos fue la tónica dominante hasta que, cumplidos tres meses de su desaparición y tras visitar a Bretón en la cárcel sin resultado alguno, en una concentración en Córdoba acusó sin remilgos al padre de sus hijos. "Quien lo conozca, sabe que él no perdió a sus hijos en el parque Cruz Conde de Córdoba. Él es el único responsable de su desaparición", señaló. Su versión no ha variado en este tiempo ni una coma. Aun con las pruebas existentes en su contra, éste sigue asegurando que la tarde del 8 de octubre perdió a sus hijos en el parque Cruz Conde. Según su versión, estacionó su vehículo en la calle Pintor Espinosa y se dirigió con ellos hasta el circuito deportivo. Al llegar, se sentó en una barra de hacer ejercicio, se despistó un momento y, cuando alzó la vista, los niños ya no estaban. A partir de ahí telefoneó a sus hermanos, con quienes había quedado, para advertirles de la situación y comenzó a buscarlos hasta que terminó pidiendo ayuda a la policía. En 10 días pasó de declarar como testigo y denunciante a estar detenido como principal sospechoso. A falta de hallar a los pequeños, vivos o muertos, y de una confesión, el juez se ha empeñado en encontrar pruebas que demuestren la implicación de José Bretón en su desaparición. Las actuaciones llevadas a cabo han permitido desmontar su versión. Ni los investigadores, ni la Fiscalía ni el juez confían en la inocencia del padre, que él mantiene. Por eso el juez lo mantiene entre rejas.