Continúa el calvario de los nueve mineros atrapados en Perú
Los derrumbes volvieron a complicar el rescate de los trabajadores que desde el jueves quedaron 250 metros tierra adentro en un túnel horizontal en un socavón clandestino de Ica. Estiman que los sacarán en "dos o tres" días
"Teniendo todo el material que se necesita, el rescate nos demoraría otros dos días", dijo al citar a socorristas el primer ministro peruano Oscar Valdés, quien visitó la mina donde están atrapados los mineros, que se halla en una montaña rocosa y terrosa en la región Ica, 325 km al sur de Lima.
Poco antes de dar la información, Valdés escuchó un resumen de las operaciones de salvamento de un coordinador del operativo de socorro que le señaló que "el rescate tardaría de dos a tres días más", por falta de madera y planchas para apoyar las galerías del socavón.
Los mineros están atrapados desde el jueves en un túnel horizontal, tras un derrumbe en un socavón del cerro donde se encuentra la mina cuprífera Cabeza de Negro, en el caserío Quilque, en Ica.
Ellos están vivos, reciben líquidos rehidratantes y oxígeno a través de una manguera que sirve, además, de canal de conversación con los socorristas y sus familiares.
Su salud es estable aunque algunos presentan cuadros de angustia por la incertidumbre sobre cuándo tiempo más permanecerán atrapados bajo tierra."He tenido la oportunidad de conversar con uno de los mineros, el cual me informó que están estables de salud y confían en que serán rescatados", indicó el director regional de Salud de Ica, Huber Mallma.
El domingo la cautela parecía haberse instalado entre los socorristas sobre un final feliz del rescate, en momentos que el gobierno se metió de lleno y envió a la zona al primer ministro y al ministro de Energía y Minas, Jorge Merino.
El ingeniero de minas César Alarcón Medina, quien se hizo presente en el lugar para dar su apoyo solidario, señaló a la AFP que el socavón bloqueado está en una zona de curva y según sus cálculos tiene un ancho de unos cinco metros.
Alarcón prefiere no señalar en cuánto tiempo podrán sacar a los mineros: "Todo depende de lo que vayamos encontrando" a medida que avanza la excavación, dijo.
El sábado, antes de los derrumbes parciales, la distancia entre rescatistas y mineros era de sólo dos metros, lo que dio esperanzas de que ese día pudiera acabar la crisis. "A causa de los derrumbes de la noche del sábado no se sabe con precisión la distancia que existe entre los socorristas y los mineros, pero la comunicación se mantiene", dijo a la AFP Erin Gómez, secretario provincial de Defensa Civil en Ica, ciudad ubicada 325 km al sur de Lima.
En el exterior del socavón un grupo de socorristas corta pilones de madera para llevarlos al interior y colocarlos como soportes para evitar que caigan más escombros. Los escombros son sacados al exterior de la mina en un pequeño vagón minero con ruedas que es empujado por al menos cuatro mineros que ayudan en las labores de rescate.
Las edades de los mineros fluctúan entre 59 años, el mayor, y 22 el más joven. Entre ellos hay un padre y su hijo, Jacinto y Roger Pariona, y los hermanos Juan y Santiago Tapia.
En el exterior del socavón, que asemeja una cueva dado que está a mitad de un cerro, se improvisó un campamento donde permanecen unas 80 personas, entre familiares, policías, bomberos y mineros.
Defensa Civil descartó el sábado utilizar una retroexcavadora porque fue imposible subir esa maquinaria al cerro por lo dificultoso de la ruta de acceso.
La mina Cabeza de Negro es un yacimiento artesanal e informal explotada en condiciones precarias luego que la mina fuera abandonada hace más de dos décadas por sus propietarios.
"Teniendo todo el material que se necesita, el rescate nos demoraría otros dos días", dijo al citar a socorristas el primer ministro peruano Oscar Valdés, quien visitó la mina donde están atrapados los mineros, que se halla en una montaña rocosa y terrosa en la región Ica, 325 km al sur de Lima.
Poco antes de dar la información, Valdés escuchó un resumen de las operaciones de salvamento de un coordinador del operativo de socorro que le señaló que "el rescate tardaría de dos a tres días más", por falta de madera y planchas para apoyar las galerías del socavón.
Los mineros están atrapados desde el jueves en un túnel horizontal, tras un derrumbe en un socavón del cerro donde se encuentra la mina cuprífera Cabeza de Negro, en el caserío Quilque, en Ica.
Ellos están vivos, reciben líquidos rehidratantes y oxígeno a través de una manguera que sirve, además, de canal de conversación con los socorristas y sus familiares.
Su salud es estable aunque algunos presentan cuadros de angustia por la incertidumbre sobre cuándo tiempo más permanecerán atrapados bajo tierra."He tenido la oportunidad de conversar con uno de los mineros, el cual me informó que están estables de salud y confían en que serán rescatados", indicó el director regional de Salud de Ica, Huber Mallma.
El domingo la cautela parecía haberse instalado entre los socorristas sobre un final feliz del rescate, en momentos que el gobierno se metió de lleno y envió a la zona al primer ministro y al ministro de Energía y Minas, Jorge Merino.
El ingeniero de minas César Alarcón Medina, quien se hizo presente en el lugar para dar su apoyo solidario, señaló a la AFP que el socavón bloqueado está en una zona de curva y según sus cálculos tiene un ancho de unos cinco metros.
Alarcón prefiere no señalar en cuánto tiempo podrán sacar a los mineros: "Todo depende de lo que vayamos encontrando" a medida que avanza la excavación, dijo.
El sábado, antes de los derrumbes parciales, la distancia entre rescatistas y mineros era de sólo dos metros, lo que dio esperanzas de que ese día pudiera acabar la crisis. "A causa de los derrumbes de la noche del sábado no se sabe con precisión la distancia que existe entre los socorristas y los mineros, pero la comunicación se mantiene", dijo a la AFP Erin Gómez, secretario provincial de Defensa Civil en Ica, ciudad ubicada 325 km al sur de Lima.
En el exterior del socavón un grupo de socorristas corta pilones de madera para llevarlos al interior y colocarlos como soportes para evitar que caigan más escombros. Los escombros son sacados al exterior de la mina en un pequeño vagón minero con ruedas que es empujado por al menos cuatro mineros que ayudan en las labores de rescate.
Las edades de los mineros fluctúan entre 59 años, el mayor, y 22 el más joven. Entre ellos hay un padre y su hijo, Jacinto y Roger Pariona, y los hermanos Juan y Santiago Tapia.
En el exterior del socavón, que asemeja una cueva dado que está a mitad de un cerro, se improvisó un campamento donde permanecen unas 80 personas, entre familiares, policías, bomberos y mineros.
Defensa Civil descartó el sábado utilizar una retroexcavadora porque fue imposible subir esa maquinaria al cerro por lo dificultoso de la ruta de acceso.
La mina Cabeza de Negro es un yacimiento artesanal e informal explotada en condiciones precarias luego que la mina fuera abandonada hace más de dos décadas por sus propietarios.