Exposición pictórica en homenaje a “Mamá Tingó”
Por Lic. Minerva Calderón LópezVice Rectora de la Universidad UTESA- SANTIAGO
Exposición Pictórica en homenaje a "Mamá Tingó"
Con pasión, energía y el dominio de técnicas pictóricas, Juanita Pichardo de Peralta recrea en estos cuadros la figura histórica de Mamá Tingó, una mujer dominicana que enarboló la bandera de la lucha desmedida por el mejoramiento de la vida campesina, la propiedad de la tierra, el derecho a la subsistencia y el respeto al trabajo y a la paz social.
Sin mendigar, ni doblegarse, Florinda Muñoz Soriano (Mamá Tingó) enfrentó las adversidades económicas y sociales; apoyó y acompañó a más de 350 familias campesinas, pertenecientes a la Liga Agraria Cristiana, en la lucha desigual ante el poder.
Ese ser humano que luchó por la subsistencia desde la infancia, que tocó las profundidades del dolor ante las pérdidas humanas, engendró vidas y labró con sus manos la tierra es motivo de inspiración y ejemplo.
Arrancada a la vida en el 1974, con apenas 53 años, fue un árbol que creció bajo las inclemencias de la pobreza y el infortunio, pero con la firmeza y seguridad de los seres que abren surcos, aunque los rayos del sol calcinen los sentidos.
Mamá Tingó, mujer arrebatada con violencia de su espacio vital y de sus faenas cotidianas, se posesiona del pincel de Juanita. Día y noche, la artista transforma la fuerza creativa en pinceladas vitales que rememoran el pasado y se convierten en obras que van más allá de la propia realidad.
Juanita revive los rasgos férreos de Mamá Tingó y, en un momento especial, la ternura se proyecta en el cuadro en que quedó plasmada la joven lozana y soñadora, que conoció el amor y soñó con un futuro próspero, a pesar de la crudeza de las injusticias sociales y falta de equidad. El fugaz momento de esplendor juvenil se contrapone, en otras obras, con la visión de una mujer poseedora de una fuerte expresión y penetrante mirada que transmite más que mil mensajes lanzados al universo.
En ese diálogo retrospectivo, Juanita- Mamá Tingó, se vislumbra la identificación de la pintora con las reivindicaciones obreras, y sobresalen los rasgos característicos de su estilo pictórico: la espiritualidad reflejada en los colores y las transparencias que utiliza para resaltar el sentido de lo sobrenatural; la inclinación por lo subjetivo en contraste con el acercamiento a lo real, expuesto en los marcados trazos de idealización de la figura de
Mamá Tingó.
Su pintura está profundamente vinculada al estado de ánimo de la artista, a sus creencias, visión de la humanidad y lucha permanente por la paz y la comunicación.
Estas obras son exponentes de la fusión de lo real, simbólico e imaginario. Se destaca la utilización de símbolos que estéticamente plasman la expresividad de la artista y dan a la obra múltiples posibilidades interpretativas.
Por ejemplo, el trazo marcadamente rojo pintado sobre el pañuelo que cubre la cabeza de Mamá Tingó evoca una de las heridas inferidas en el momento de su muerte; los alambres de púas representan la represión y enajenación de la tierra; la paloma trasparente, habitualmente presente en sus obras, simboliza la espiritualidad y presencia del Espíritu Santo; la cayena, el colorido campestre y la alegría; el machete, la identificación con la tierra y la lucha campesina.
Juanita ha proyectado su arte en espacios universales, sin perder la esencia de su creatividad y la marcada influencia del entorno caribeño.
Se puede afirmar que en el trasfondo de su creación pictórica se erigen como elementos constantes: el amor a la humanidad, la justicia y equidad social, la presencia de la espiritualidad y la visión de la vida desde una óptica integradora y armónica.
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