De la Ley del Talión a las lapidaciones: formas «legales» de castigo en pleno siglo XXI
Mientras EE.UU. juzga en Guantánamo a presos torturados y sin amparo legal, otros países aplican la flagelación o la lapidación como forma de condena
Por: Jaime G. Mora / Madrid
De la Ley del Talión a las lapidaciones: formas «legales» de castigo en pleno siglo XXI
Diez años después del traslado de los primeros presos a la prisión de Guantánamo, el Tribunal de Crímenes de Guerra sigue dictando sentencias. La última, contra el paquistaní Majid Jan, que se declaró culpable de los cinco cargos en su contra.
Jan es el séptimo condenado en los tribunales de Guantánamo, diseñados para procesar a ciudadanos no estadounidenses acusados de terrorismo, fuera de las cortes ordinarias civiles y militares. El quinto que se declara culpable para evitar una pena mayor. Cuatro de ellas se han producido bajo el mandato de Barack Obama.
Guantánamo está pensado para procesar a los no estadounidenses acusados de terrorismo
Aún quedan 171 detenidos; 48 no pueden ser liberados ni juzgados y deben permanecer en detención por tiempo indefinido. EE.UU. prevé pedir la pena de muerte para seis acusados que sufrieron tortura y tratos degradantes. Obama se comprometió a cerrar Guantánamo antes del 22 de enero de 2010.
Guantánamo se ha convertido en el museo de los horrores del siglo XXI. Las organizaciones humanitarias denuncian unos ataques contra los derechos humanos que se ven resentidos por otros castigos como la lapidación, la flagelación y la Ley del Talión.
Castigos crueles
Irán anunció en 2002 la suspensión de la muerte por lapidación, aplicada a quienes cometen adulterio durante el matrimonio, pero hoy continúan. El último caso conocido es el de Sakineh Ashtiani: en 2006 fue condenada a recibir 99 latigazos por mantener una «relación ilícita» con dos hombres y después condenada a morir por lapidación.
Tras una larga batalla legal, Teherán no aclara si está condenada a muerte por «complicidad» en el asesinato de su marido o por «adulterio».
Dos condenas inadmisibles para Amnistía Internacional, que aclara que en el primer caso la pena máxima de cinco años ya la ha cumplido en la cárcel y, en el segundo, «nadie puede ser encarcelado por haber mantenido relaciones sexuales consentidas». Se cree que hay al menos diez mujeres y cuatro hombres condenados a muerte por lapidación.
Irán tiene uno de los índices de ejecución más altos del mundo
También en Irán, que cuenta con uno de los índices de ejecución más altos del mundo, se aplica el castigo de la flagelación. En octubre pasado, una actriz fue puesta en libertad después de ser condenada a 90 latigazos y un año de prisión por aparecer en una película sin pañuelo y beber alcohol.
No es Irán el único país que castiga así, sobre todo, a las mujeres. En Sudán, llevar pantalones o faldas hasta la rodilla es motivo de detención y de 40 azotes, también para las menores de 18 años. En Malasia, más de 35.000 personas han sido flageladas desde 2002. La mayor parte de ellos son inmigrantes: entrar ilegalmente en el país se castiga con tres y hasta seis golpes de varas.
Otros países aplican al ley del «ojo por ojo, diente por diente»: la Ley del Talión. «El Estado tiene la responsabilidad de poner al agresor a disposición judicial y de garantizar una compensación por los daños sufridos, pero dejarlo ciego deliberadamente a manos de un médico es un castigo cruel que equivale a tortura, práctica prohibida por el derecho internacional», denuncia Aministía Internacional.
También Irán fue protagonista meses atrás, cuando una mujer que se quedó ciega tras ser atacada con ácido por rechazar a un hombre, declinó aplicarle cinco gotas de ácido en cada ojo. Ameneh Bahrami había insistido antes de cambiar de opinión en ejecutar la pena.
Por: Jaime G. Mora / Madrid
De la Ley del Talión a las lapidaciones: formas «legales» de castigo en pleno siglo XXI
Diez años después del traslado de los primeros presos a la prisión de Guantánamo, el Tribunal de Crímenes de Guerra sigue dictando sentencias. La última, contra el paquistaní Majid Jan, que se declaró culpable de los cinco cargos en su contra.
Jan es el séptimo condenado en los tribunales de Guantánamo, diseñados para procesar a ciudadanos no estadounidenses acusados de terrorismo, fuera de las cortes ordinarias civiles y militares. El quinto que se declara culpable para evitar una pena mayor. Cuatro de ellas se han producido bajo el mandato de Barack Obama.
Guantánamo está pensado para procesar a los no estadounidenses acusados de terrorismo
Aún quedan 171 detenidos; 48 no pueden ser liberados ni juzgados y deben permanecer en detención por tiempo indefinido. EE.UU. prevé pedir la pena de muerte para seis acusados que sufrieron tortura y tratos degradantes. Obama se comprometió a cerrar Guantánamo antes del 22 de enero de 2010.
Guantánamo se ha convertido en el museo de los horrores del siglo XXI. Las organizaciones humanitarias denuncian unos ataques contra los derechos humanos que se ven resentidos por otros castigos como la lapidación, la flagelación y la Ley del Talión.
Castigos crueles
Irán anunció en 2002 la suspensión de la muerte por lapidación, aplicada a quienes cometen adulterio durante el matrimonio, pero hoy continúan. El último caso conocido es el de Sakineh Ashtiani: en 2006 fue condenada a recibir 99 latigazos por mantener una «relación ilícita» con dos hombres y después condenada a morir por lapidación.
Tras una larga batalla legal, Teherán no aclara si está condenada a muerte por «complicidad» en el asesinato de su marido o por «adulterio».
Dos condenas inadmisibles para Amnistía Internacional, que aclara que en el primer caso la pena máxima de cinco años ya la ha cumplido en la cárcel y, en el segundo, «nadie puede ser encarcelado por haber mantenido relaciones sexuales consentidas». Se cree que hay al menos diez mujeres y cuatro hombres condenados a muerte por lapidación.
Irán tiene uno de los índices de ejecución más altos del mundo
También en Irán, que cuenta con uno de los índices de ejecución más altos del mundo, se aplica el castigo de la flagelación. En octubre pasado, una actriz fue puesta en libertad después de ser condenada a 90 latigazos y un año de prisión por aparecer en una película sin pañuelo y beber alcohol.
No es Irán el único país que castiga así, sobre todo, a las mujeres. En Sudán, llevar pantalones o faldas hasta la rodilla es motivo de detención y de 40 azotes, también para las menores de 18 años. En Malasia, más de 35.000 personas han sido flageladas desde 2002. La mayor parte de ellos son inmigrantes: entrar ilegalmente en el país se castiga con tres y hasta seis golpes de varas.
Otros países aplican al ley del «ojo por ojo, diente por diente»: la Ley del Talión. «El Estado tiene la responsabilidad de poner al agresor a disposición judicial y de garantizar una compensación por los daños sufridos, pero dejarlo ciego deliberadamente a manos de un médico es un castigo cruel que equivale a tortura, práctica prohibida por el derecho internacional», denuncia Aministía Internacional.
También Irán fue protagonista meses atrás, cuando una mujer que se quedó ciega tras ser atacada con ácido por rechazar a un hombre, declinó aplicarle cinco gotas de ácido en cada ojo. Ameneh Bahrami había insistido antes de cambiar de opinión en ejecutar la pena.