Alfredo Féliz recuerda el 42 aniversario del asesinato de cuatro personas en el Estero de Barahona.
Por: Alfredo Féliz López
El domingo 16 de marzo de 1970, cuando estos grupos revolucionarios convocaron a una movilización en el parque de los Suero, eran las 7:00 P.M. cuando una multitud de ciudadanos con sus puños levantados y con sus corazones henchidos de emoción recorrieron las calles de la ciudad reclamando democracia, libertad aun régimen caracterizado por las sistemáticas violaciones de los derechos humanos.
Las fuerzas represivas no se hicieron esperar, armas en manos salieron a sofocar, ahogar en sangre los sentimientos que como vientos huracanados recorrían todos el país dominicano, hubo consignas, quema de gomas, y un intercambios de disparos, después los revolucionarios se marcharon con la euforia dibujada en sus rostros.
En medio del silencio que procedió a tan emotiva movilización apareció el monstruo Lucas Del Rosario Medrano (Ráfaga), andaba sudoroso, eufórico, venía a cumplir la orden de, matar cuatro sin preguntar sus nombres, llegó al parque de los Sueros metralleta en mano, aquello no era un hombre, era una fiera herida, una bestia salvaje con ímpetu de violencia, cayeron en sus manos cuatro humildes ciudadanos, cuatro vidas inocentes, arrebatadas de los brazos de sus padres, robadas del barrio donde nacieron para llevarlas al fusilamiento sin ni siquiera ellos saber porque.
42 años después lo único que nos queda es rogar a Dios por el descanso eterno para Eusebio Reyes, símbolo de la juventud barahonera asesinado por quienes debieron siempre proteger su vida. Para Teodoro Torres, un obrero del ingenio que lo único que hizo fue trabajar para el sustento de su familia.
Para Gilberto Díaz, a quién no le respetaron sus canas, su cara de hombre viejo que inspiraba respeto y para Rafael Sánchez, que murió junto a su padre en la flor de su juventud sin más pecado que transitar las calles del pueblo que le vio nacer y recordar a los autores intelectuales de este crimen convertido en tragedia "que el crimen no prescribe nunca en la conciencia de quien lo cometió". !Paz eterna a los asesinados en El Estero! recordarlos siempre será la mejor forma de impedir que hecho como éste vuelvan a repetirse.
El domingo 16 de marzo de 1970, cuando estos grupos revolucionarios convocaron a una movilización en el parque de los Suero, eran las 7:00 P.M. cuando una multitud de ciudadanos con sus puños levantados y con sus corazones henchidos de emoción recorrieron las calles de la ciudad reclamando democracia, libertad aun régimen caracterizado por las sistemáticas violaciones de los derechos humanos.
Las fuerzas represivas no se hicieron esperar, armas en manos salieron a sofocar, ahogar en sangre los sentimientos que como vientos huracanados recorrían todos el país dominicano, hubo consignas, quema de gomas, y un intercambios de disparos, después los revolucionarios se marcharon con la euforia dibujada en sus rostros.
En medio del silencio que procedió a tan emotiva movilización apareció el monstruo Lucas Del Rosario Medrano (Ráfaga), andaba sudoroso, eufórico, venía a cumplir la orden de, matar cuatro sin preguntar sus nombres, llegó al parque de los Sueros metralleta en mano, aquello no era un hombre, era una fiera herida, una bestia salvaje con ímpetu de violencia, cayeron en sus manos cuatro humildes ciudadanos, cuatro vidas inocentes, arrebatadas de los brazos de sus padres, robadas del barrio donde nacieron para llevarlas al fusilamiento sin ni siquiera ellos saber porque.
42 años después lo único que nos queda es rogar a Dios por el descanso eterno para Eusebio Reyes, símbolo de la juventud barahonera asesinado por quienes debieron siempre proteger su vida. Para Teodoro Torres, un obrero del ingenio que lo único que hizo fue trabajar para el sustento de su familia.
Para Gilberto Díaz, a quién no le respetaron sus canas, su cara de hombre viejo que inspiraba respeto y para Rafael Sánchez, que murió junto a su padre en la flor de su juventud sin más pecado que transitar las calles del pueblo que le vio nacer y recordar a los autores intelectuales de este crimen convertido en tragedia "que el crimen no prescribe nunca en la conciencia de quien lo cometió". !Paz eterna a los asesinados en El Estero! recordarlos siempre será la mejor forma de impedir que hecho como éste vuelvan a repetirse.