Adquirir una casa, un sueño casi imposible

Por Marlenys Ferreras
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Adquirir una casa, un sueño casi imposible

La esperanza de toda familia es poseer una casa digna donde vivir, pero para muchos ese sueño se torna más difícil de alcanzar por el alto costo de las viviendas.

Adquirir un techo es en la actualidad casi una misión imposible, más que una necesidad, se ha vuelto un verdadero lujo que muy pocos pueden pagar.

Según el presidente de la Asociación Dominicana de Constructores y Promotores de Viviendas (Acoprovi) Fermín Acosta, el costo para la construcción de una vivienda ha registrado un aumento de un 25%, lo cual dificulta a un ciudadano promedio poder obtener una.

Dijo también que en los últimos tiempos, ese sector está afrontando dificultades, en algunos casos, producto de la fluctuación de la economía mundial, por el aumento en los precios del petróleo, la energía y el transporte.

Comprarla hecha o un terreno para levantar una edificación es igual de dificultoso, obtener un solar es el primer paso para lograrlo, seguido de los materiales para la construcción cuyos precios son cada vez más elevados, además de la mano de obra, implica un gasto verdadero gasto, aun tratándose de una casa modesta.

“Se trata de una inversión millonaria, las tasas de intereses de un préstamo hipotecario están por las nubes y los materiales de construcción por igual, es muy grande el sacrificio que tiene que hacer una familia de clase media para obtener una domicilio, y lo es aún más para la clase pobre”, expresó la ingeniera Julissa Díaz Perdomo.

No todo el mundo tiene la posibilidad de conseguir un préstamo hipotecario, pero los que optan por ello, deben pagar elevadas cuotas durante largos periodos. Los que prefieren levantar bloque a bloque su morada, se enfrentan a lo dispendioso que resulta.

Luis Ramón Martínez, quien se gana la vida como albañil, cuenta que gracias al trabajo duro de muchos años y su experiencia en construcciones, logró comprar una pequeña porción de tierra en la que poco a poco logró construir su humilde vivienda de concreto armado para su familia de tres hijos.

“Con mi voluntad pude hacer mi ranchito, me sacrifique y compre un solar, cuando conseguía juntar algo de dinero, compraba dos y tres fundas de cemento. Siempre me buscan para trabajar en construcciones y cuando sobraba un poco de material se lo pedía amaestro de la obra, así fue que con el tiempo lo pude hacer, no es una casa grande ni muy buena, pero al menos mis hijos tienen donde vivir”.

El valor de una residencia, se determina no solo por la calidad de la edificación, sino que además su costo puede variar de acuerdo con la zona donde esté ubicado el terreno.

“No es lo mismo, una propiedad en el ensanche Naco que en Villa Mella, aunque tengan las mismas características, la localización suma y resta valor a un bien inmobiliario”, sostuvo Díaz Perdomo.

Ya sea en un sector céntrico o en uno marginado, lograr una casa propia, es una ilusión que se revaloriza y se complica con el paso del tiempo.
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