Peña, Leonel, Jackson, Obama y Danilo

Por: Pedro Domínguez Brito
Articulista

Salvo casos aislados y sin trascendencia, los presidentes dominicanos habían sido ricos, blancos o militares, o una combinación de esos tres factores. Correspondió a Leonel Fernández romper ese molde y variar la historia. Pero ese cambio no fue casual. Aun reconociendo las cualidades excepcionales del actual jefe del Estado, hubo un gran precedente que marcó la diferencia: José Francisco Peña Gómez.

Los que inician golpeando una pared no siempre son los que la derriban, ni los que reciben los laureles, pero sin esos martillazos el muro se mantendría intacto. Sin un precedente importante, protagonizado por personas fuera de serie que casi nunca conquistaron sus sueños, muchos seres extraordinarios no se desarrollarían. Creo que sin un Peña Gómez hubiese sido más difícil tener un Leonel Fernández, o al menos se le hubieran complicado las cosas. El primero, con notorio esfuerzo, sembró semillas, pero la tierra todavía estaba árida; el segundo, con su talento, logró caminar con mayor claridad y su cosecha fue exitosa en términos electorales. Mientras el perredeísta se iba, el peledeísta entraba. El espacio no quedaría vacío.

Estableciendo que eran dos personalidades distintas, gracias a Peña Gómez el ciudadano aceptó con más naturalidad a Leonel Fernández, y así, dos de origen humilde, de tez distinta a la nieve y con una fortaleza nacida sin la presencia de las armas, conquistaron espacios otrora impensables en estos lares. Ambos democratizaron el liderazgo político nacional.

Así las cosas, y buscando otros paralelismos, sin un Jesse Jackson tal vez no contáramos con un Barack Obama. Recordemos que Jackson es un activista por los derechos civiles y un ministro baptista y que en el campo político fue candidato a las primarias presidenciales del Partido Demócrata en los años 1984 y 1988. Fue el primero de piel oscura que se lanzó al ruedo por uno de los dos principales partidos políticos en los Estados Unidos.

Aunque Jackson no tuvo en su país el arraigo y la popularidad que Peña Gómez alcanzó en el nuestro, su presencia como precandidato demócrata influyó para bien en una sociedad con un racismo arraigado en poderosos sectores. Sólo era cuestión de tiempo para que surgiera Barack Obama.

Guardando las distancias, Peña Gómez fue para Leonel lo que Jesse Jackson para Obama. Peña Gómez nunca fue presidente, Jesse Jackson no lo será nunca. Leonel llegó al Palacio Nacional, y Obama a la Casa Blanca. Lo interesante es que ahora Leonel traspasa la antorcha, la que quedará en excelentes manos con luces propias, pero con parecido origen. Y Obama, aun con sus dificultades, debe continuar como presidente, por el bien de la humanidad. Sin dudas, Peña y Jackson cumplieron su misión.
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