Para el alma

“Preocúpense por las cosas de arriba, no por las de la tierra”. Col. 3. 2.

Por: Josefina Navarro
Columnista

No es que descuidemos nuestro cuerpo, que nos privemos de comer lo que nos gusta que no deseemos estar cómodos, que dejemos de tener aspiraciones, que desechemos lo material que necesitamos en esta vida.

De lo que se trata es de saber que todo lo que poseemos no perdurará, que cuando muramos no nos llevaremos el carro que compramos con tantas ansias que nos olvidamos de lo esencial, que no nos llevaremos la fama, ni el alto cargo que desempeñamos, que ni la fortuna.

En cambio, comprender que el ser espiritual que somos, la riqueza de nuestra alma, es lo que permanecerá con nosotros después de esta vida, y que ese intangible será lo que nos hará merecedores del galardón de Cristo
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