Para el alma
“No dejes que tu boca te haga pecar”. Ec. 5:6.
Por: Josefina Navarro
Columnista
Callar unos minutos, un segundo, nos puede evitar consecuencias serias. No debemos dejar que nuestro ser irracional desplace al ser racional que podemos ser, al ser racional que somos.
Cuando la ira quiere tomar posesión de nuestra cordura, pensemos con inteligencia: “No soy un cuadrúpedo, ni un reptil, ni un ave, soy un ser humano; me diferencio del resto de los animales porque tengo capacidad de discernimiento, inteligencia emocional”.
No debemos permitir que la lengua se convierta en el acelerador de la ira. Pensemos antes de maldecir, antes de herir, antes de acusar gratuitamente, antes de decir a alguien que amamos algo de lo cual nos arrepentiremos. Es mejor aguantar que recoger nuestros propios desastres.
Por: Josefina Navarro
Columnista
Callar unos minutos, un segundo, nos puede evitar consecuencias serias. No debemos dejar que nuestro ser irracional desplace al ser racional que podemos ser, al ser racional que somos.
Cuando la ira quiere tomar posesión de nuestra cordura, pensemos con inteligencia: “No soy un cuadrúpedo, ni un reptil, ni un ave, soy un ser humano; me diferencio del resto de los animales porque tengo capacidad de discernimiento, inteligencia emocional”.
No debemos permitir que la lengua se convierta en el acelerador de la ira. Pensemos antes de maldecir, antes de herir, antes de acusar gratuitamente, antes de decir a alguien que amamos algo de lo cual nos arrepentiremos. Es mejor aguantar que recoger nuestros propios desastres.