Un país que siempre está en campaña
Por: Marlenys Ferreras
/www.mipais.com.do/
Las campañas políticas en el país son un cuento de nunca acabar, aun con meses y años de anterioridad a las elecciones, muchos partidos comienzan sus actividades promocionales con el fin de lograr la preferencia de los votantes.
“Todo partido reconocido de conformidad con la presente ley estará en libertad de realizar todos los actos propios de ese género de instituciones, que no le estén prohibidos por la Constitución y las leyes, y deberá ceñirse a las disposiciones legales y a las que emanen de la Junta Central Electoral”, así lo determina el artículo 45 de la Ley Electoral, 275-97.
Es excesiva la cantidad de recursos publicitarios utilizados por los grupos previo a las contiendas electorales.
El despliegue de anuncios en los medios de comunicación y la saturación de publicidad exterior en las calles, más que cumplir con el rol de persuadir, deslustran el entorno donde son ubicadas y causan el desagrado de algunos que opinan que tanto derroche es en vano ya que la gran mayoría de electores, tiene cual es el candidato y el partido a quien van a dar su voto, sin la intervención de un spot o un afiche promocional.
El tema de la política, es uno de esos que al igual que el beisbol, apasiona a muchos, así se puede observar en los diferentes actos en los que se convoca a la ciudadanía, ya sean caravanas, mítines, bandereos y demás eventos de ese género, esta acude masivamente al llamado.
El desborde de recursos que se usan para esas campañas proselitistas, es notable. No es un secreto que la publicidad es sumamente costosa, lo que significa que en esas promociones, se gastan millones de pesos, y gran parte de ellos tiene como origen, el bolsillo de la ciudadanía, quien en su gran mayoría vive en la extrema pobreza.
En el apartado 49 del estatuto electoral, indica que se consignará en el Presupuesto General de la Nación y Ley de Gastos Públicos un fondo equivalente al medio por ciento (1/2%) de los ingresos nacionales en los años de elecciones generales y un cuarto por ciento (1/4%) en los años que no haya elecciones generales.
El mismo reglamento también señala que en los años de elecciones generales, el 25 por ciento a de ser distribuidos en partes iguales entre los partidos políticos o alianzas a las cuales la Junta Central Electoral les haya aprobado candidaturas independientes a más tardar 10 días después de la fecha de cierre de la presentación de candidaturas de acuerdo a la ley.
El 75 por ciento restante, se distribuye en proporción a los votos válidos obtenidos por cada partido, alianza o coalición política en las últimas dos elecciones, presidenciales y congresionales y municipales.
La propaganda, es un derecho que cada uno de los equipos participante para algún plebiscito posee y para ello es preciso otorgarles cierta cantidad, sin embargo a miles de persona, se le niega el derecho a una educación y un servicio de salud dignos.
Si se hace un pequeño calculo, quedaría demostrado que las campañas políticas, contrario a sumar, restan.
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Las campañas políticas en el país son un cuento de nunca acabar, aun con meses y años de anterioridad a las elecciones, muchos partidos comienzan sus actividades promocionales con el fin de lograr la preferencia de los votantes.
“Todo partido reconocido de conformidad con la presente ley estará en libertad de realizar todos los actos propios de ese género de instituciones, que no le estén prohibidos por la Constitución y las leyes, y deberá ceñirse a las disposiciones legales y a las que emanen de la Junta Central Electoral”, así lo determina el artículo 45 de la Ley Electoral, 275-97.
Es excesiva la cantidad de recursos publicitarios utilizados por los grupos previo a las contiendas electorales.
El despliegue de anuncios en los medios de comunicación y la saturación de publicidad exterior en las calles, más que cumplir con el rol de persuadir, deslustran el entorno donde son ubicadas y causan el desagrado de algunos que opinan que tanto derroche es en vano ya que la gran mayoría de electores, tiene cual es el candidato y el partido a quien van a dar su voto, sin la intervención de un spot o un afiche promocional.
El tema de la política, es uno de esos que al igual que el beisbol, apasiona a muchos, así se puede observar en los diferentes actos en los que se convoca a la ciudadanía, ya sean caravanas, mítines, bandereos y demás eventos de ese género, esta acude masivamente al llamado.
El desborde de recursos que se usan para esas campañas proselitistas, es notable. No es un secreto que la publicidad es sumamente costosa, lo que significa que en esas promociones, se gastan millones de pesos, y gran parte de ellos tiene como origen, el bolsillo de la ciudadanía, quien en su gran mayoría vive en la extrema pobreza.
En el apartado 49 del estatuto electoral, indica que se consignará en el Presupuesto General de la Nación y Ley de Gastos Públicos un fondo equivalente al medio por ciento (1/2%) de los ingresos nacionales en los años de elecciones generales y un cuarto por ciento (1/4%) en los años que no haya elecciones generales.
El mismo reglamento también señala que en los años de elecciones generales, el 25 por ciento a de ser distribuidos en partes iguales entre los partidos políticos o alianzas a las cuales la Junta Central Electoral les haya aprobado candidaturas independientes a más tardar 10 días después de la fecha de cierre de la presentación de candidaturas de acuerdo a la ley.
El 75 por ciento restante, se distribuye en proporción a los votos válidos obtenidos por cada partido, alianza o coalición política en las últimas dos elecciones, presidenciales y congresionales y municipales.
La propaganda, es un derecho que cada uno de los equipos participante para algún plebiscito posee y para ello es preciso otorgarles cierta cantidad, sin embargo a miles de persona, se le niega el derecho a una educación y un servicio de salud dignos.
Si se hace un pequeño calculo, quedaría demostrado que las campañas políticas, contrario a sumar, restan.