Trabajo infantil deja unos 325 mil fuera de las aulas
Padre Juan Linares Linares
Pese a que según los resultados de la Encuesta Nacional de Hogares de Propósito Múltiples (ENHOGAR 2009-2010), el trabajo infantil en la República Dominicana ha disminuido, los índices siguen por encima del promedio en América Latina.
De acuerdo al último estudio sobre el tema, los niños, niñas y adolescentes que realizan trabajo infantil en el país suman 304 mil, con edades comprendidas entre 5 y 17 años, lo cual refleja una tasa del 12% de los ocupados y 79% de los utilizados en la producción económica, lo que refleja que de cada 100, casi 80 realizan trabajos no aptos para personas menores de 18 años.
Al asumir el número y la tasa calculada para el año 2000, mediante la encuesta ENTI200, corresponde a la categoría de menores ocupados en producción económica. Nueve años después, se registra una disminución de 59 mil, con respecto al número de ocupados según la primera medición, cifra que representa un descenso cerca de un 14%.
La tasa de niños en la producción económica se calcula en 1,6%, la cual es más alta que el promedio registrado en América Latina y el Caribe. En el año 2008, fue estimada en 13,4% de los que están en trabajo infantil y del 2% por encima del promedio de la región, estimado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en un 10% para ese período.
Según el estudio el total de menores en actividades productivas es de 455,589 para un tasa del 18%, y los ocupados en trabajo infantil, serían alrededor de 377,730 para un 15%, con respecto al total de la población de 5 a 17 años. De todos los contabilizados en la ocupación económica el 56%, igual a 212 mil, realizan actividades consideradas peligrosas, cifra que equivale al 8% de menores.
Desempleo como causa
Como trabajo infantil peligroso es considerado cualquier actividad u ocupación que por su naturaleza tiene o puede producir efectos perjudiciales para la seguridad física o mental y el desarrollo moral de la infancia.
La población de niños con edades entre 5 y 17 años fue estimada para el año 2009 en 2.6 millones, lo que representa el 27% del total de ese sector.
El Ministerio de Educación, para el año escolar 2008 2009, estimó la tasa de asistencia escolar para la población con edades de entre 6 a 13 años en 93,7% y la del grupo entre 14 y 17, en 73,6%, partiendo de eso, se aprecia que 325 mil niños con edades comprendidas entre 6 y 17 años no están asistiendo a la escuela.
De acuerdo a la encuesta nacional ENHOGAR 2009-2010, la presencia del trabajo infantil está asociada a las altas tasas de desempleo y de labor informal de los padres. Esto provoca que busquen estrategias de sobrevivencia o de generación de ingresos, algunas de las cuales conllevan al involucramiento de sus propios hijos en actividades productivas en su hogar o fuera de la casa.
No obstante, la actividad laboral de menores de edad dificulta su desarrollo, puesto que las encuestas muestran que el 67% de los niños no ocupados laboralmente alcanza la educación básica completa.
En tanto, en el caso de los que trabajan sólo cerca del 40% llega a estos niveles, situación que debe llamar la atención, pues a la edad de 13 años el menor debería haber concluido el nivel básico, de lo contrario sus posibilidades de terminar ese nivel disminuye.
En la República Dominicana la tasa de ocupación para el año 2009 fue estimada en 45,8% y la desocupación en 14% similar a la registrada en el 2000, que fue de 13,9%.
Pobreza, principal causa
Para el sacerdote Juan Linares, fundador del Programa Muchachos y Muchachas con Don Bosco, los niños y niñas realizan trabajos debido al alto grado de pobreza en que viven sus familias.
Dijo que los niños convierten el trabajo en una necesidad, ya que de lo contrario no pueden cubrir sus necesidades primarias, como vestidos, calzados y comida.
A su juicio, la erradicación de esta actividad solamente se logra si se combaten las causas que la producen, porque se cree que la familia debe ser el principal núcleo de desarrollo y los infantes están en una edad donde la educación es el factor más importante para su crecimiento y su calidad de su vida.
Entiende que el Estado debe garantizar a la niñez la realización de todos los derechos que le corresponden, para lo cual debe ejecutar políticas que permitan su cumplimento.
Una de las propuestas dirigidas a eliminar las peores formas de trabajo infantil para 2015 y erradicarlas totalmente en 2020, es la de la Agencia Hemisférica sobre Trabajo Decente (AHTD), adoptada en la XVI Reunión Regional Americana de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Brasilia, 2006 y que consiste en una estrategia articulada de políticas que combina acciones en el campo económico, legal e institucional.
Para alcanzar dichas metas fue creada “La Hoja de Ruta”, con el propósito de hacer de América Central y la República Dominicana una zona libre de trabajo infantil. Para ello se propusieron seis ejes estratégicos que contemplan: “lucha contra la pobreza; educación; salud; marco normativo y legal; sensibilización y movilización social y generación de conocimiento y seguimiento con sus respectivos objetivos; así como los resultados e indicadores y estrategias fundamentales para alcanzarlas.
Pese a que según los resultados de la Encuesta Nacional de Hogares de Propósito Múltiples (ENHOGAR 2009-2010), el trabajo infantil en la República Dominicana ha disminuido, los índices siguen por encima del promedio en América Latina.
De acuerdo al último estudio sobre el tema, los niños, niñas y adolescentes que realizan trabajo infantil en el país suman 304 mil, con edades comprendidas entre 5 y 17 años, lo cual refleja una tasa del 12% de los ocupados y 79% de los utilizados en la producción económica, lo que refleja que de cada 100, casi 80 realizan trabajos no aptos para personas menores de 18 años.
Al asumir el número y la tasa calculada para el año 2000, mediante la encuesta ENTI200, corresponde a la categoría de menores ocupados en producción económica. Nueve años después, se registra una disminución de 59 mil, con respecto al número de ocupados según la primera medición, cifra que representa un descenso cerca de un 14%.
La tasa de niños en la producción económica se calcula en 1,6%, la cual es más alta que el promedio registrado en América Latina y el Caribe. En el año 2008, fue estimada en 13,4% de los que están en trabajo infantil y del 2% por encima del promedio de la región, estimado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en un 10% para ese período.
Según el estudio el total de menores en actividades productivas es de 455,589 para un tasa del 18%, y los ocupados en trabajo infantil, serían alrededor de 377,730 para un 15%, con respecto al total de la población de 5 a 17 años. De todos los contabilizados en la ocupación económica el 56%, igual a 212 mil, realizan actividades consideradas peligrosas, cifra que equivale al 8% de menores.
Desempleo como causa
Como trabajo infantil peligroso es considerado cualquier actividad u ocupación que por su naturaleza tiene o puede producir efectos perjudiciales para la seguridad física o mental y el desarrollo moral de la infancia.
La población de niños con edades entre 5 y 17 años fue estimada para el año 2009 en 2.6 millones, lo que representa el 27% del total de ese sector.
El Ministerio de Educación, para el año escolar 2008 2009, estimó la tasa de asistencia escolar para la población con edades de entre 6 a 13 años en 93,7% y la del grupo entre 14 y 17, en 73,6%, partiendo de eso, se aprecia que 325 mil niños con edades comprendidas entre 6 y 17 años no están asistiendo a la escuela.
De acuerdo a la encuesta nacional ENHOGAR 2009-2010, la presencia del trabajo infantil está asociada a las altas tasas de desempleo y de labor informal de los padres. Esto provoca que busquen estrategias de sobrevivencia o de generación de ingresos, algunas de las cuales conllevan al involucramiento de sus propios hijos en actividades productivas en su hogar o fuera de la casa.
No obstante, la actividad laboral de menores de edad dificulta su desarrollo, puesto que las encuestas muestran que el 67% de los niños no ocupados laboralmente alcanza la educación básica completa.
En tanto, en el caso de los que trabajan sólo cerca del 40% llega a estos niveles, situación que debe llamar la atención, pues a la edad de 13 años el menor debería haber concluido el nivel básico, de lo contrario sus posibilidades de terminar ese nivel disminuye.
En la República Dominicana la tasa de ocupación para el año 2009 fue estimada en 45,8% y la desocupación en 14% similar a la registrada en el 2000, que fue de 13,9%.
Pobreza, principal causa
Para el sacerdote Juan Linares, fundador del Programa Muchachos y Muchachas con Don Bosco, los niños y niñas realizan trabajos debido al alto grado de pobreza en que viven sus familias.
Dijo que los niños convierten el trabajo en una necesidad, ya que de lo contrario no pueden cubrir sus necesidades primarias, como vestidos, calzados y comida.
A su juicio, la erradicación de esta actividad solamente se logra si se combaten las causas que la producen, porque se cree que la familia debe ser el principal núcleo de desarrollo y los infantes están en una edad donde la educación es el factor más importante para su crecimiento y su calidad de su vida.
Entiende que el Estado debe garantizar a la niñez la realización de todos los derechos que le corresponden, para lo cual debe ejecutar políticas que permitan su cumplimento.
Una de las propuestas dirigidas a eliminar las peores formas de trabajo infantil para 2015 y erradicarlas totalmente en 2020, es la de la Agencia Hemisférica sobre Trabajo Decente (AHTD), adoptada en la XVI Reunión Regional Americana de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Brasilia, 2006 y que consiste en una estrategia articulada de políticas que combina acciones en el campo económico, legal e institucional.
Para alcanzar dichas metas fue creada “La Hoja de Ruta”, con el propósito de hacer de América Central y la República Dominicana una zona libre de trabajo infantil. Para ello se propusieron seis ejes estratégicos que contemplan: “lucha contra la pobreza; educación; salud; marco normativo y legal; sensibilización y movilización social y generación de conocimiento y seguimiento con sus respectivos objetivos; así como los resultados e indicadores y estrategias fundamentales para alcanzarlas.