Taína, el clavito…

Por: Ramón Colombo
Columnista

No hay cosa más incómoda que, en medio de una acelerada y eufórica caminata, sentir de pronto un clavito en el zapato. Hasta se te borra la sonrisa. Sobre todo si el zapato te aprisiona demasiado el pie y tiene un nudo imposible de desamarrar. Pero que, además, si lograras quitártelo, no llegarías ni a la esquina porque el camino está lleno de espinas. ¡Tremenda vaina en momento inoportuno! (El del zapato es Leonel. El clavito es Taína).
Con tecnología de Blogger.