La casa que fue propiedad de Raúl Tavares, fue demolida para levantar otra nueva: Auge y caída de este millonario barahonero

Por: Juan Fco. Matos y David Ramírez.

BARAHONA. La residencia del fenecido Raúl Taváres, ubicada en la calle José Francisco Peña Gómez (antigua Uruguay), quedó totalmente abandonada y al trancurrir del tiempo se deterioró de manera progresiva, hasta el punto que mucha gente, incluso, las que se beneficiaron de la riqueza de este hombre, la calificaban como una "guarida de buitres".

Luego corrió el rumor en la población de que la casa estaba en litis judicial entre sus familiares, pero que uno de sus trece hijos que tuvo con diferentes mujeres, se comprometió a hacerse cargo de ella para remozarla y a dar la parte de dinero que corresponde a cada uno de los vástagos del difunto.

Según se comenta esto se hizo realidad, debido a que la persona que se quedó con la vivienda recientemente la demolió para levantar otra nuev en el mismo lugar.


LA TRISTE HISTORIA DE RAÚL TAVARES


A Raúl Tavares nunca le pasó por su mente que de raso del Ejército Nacional, pobre, chofer, tractorista y vendedor de leche, años más tarde se convertiría en la persona más poderosa e influyente de esta provincia.

Esta riqueza acumulada en pocos años, fue producto de las bancas de rifas que instaló en todo el país en combinación con los números de los sorteos de la Lotería Nacional "La Caraquita" de Venezuela y otra de Puerto Rico.

Raúl Tavares nació en Vicente Noble, el 10 de agosto de 1937, hijo de una señora llamada Águeda y Ramón Tavares, oriundo del Cibao, quien desde muy joven se instaló en el Batey Cinco del ingenio Barahona.

Este se alistó al Ejército en 1955, de donde salió por tener una discusión con un superior y regresó a Vicente Noble donde vivía su progenitora, luego se fue hacia Batey Cinco, donde residía su padre. Allí manejó un jeep Land Robert, siendo nombrado luego como tractorista del ingenio Barahona con sede en Batey Seis, donde estuvo hasta 1967, año en que se trasladó a Barahona.

Fue un banquero emprendedor, pero pésimo administrador

Luego Raúl Tavares se lanza a la rifa de “aguante” con los números de la Lotería Nacional en una banca que instala en su casa, negocio que inició a finales de la década del 60. Poco a poco el negocio comienza a prosperar, por lo que decide extenderlo hasta los municipios de Paraíso, Enriquillo, la zona cañera, incluso llevándolo a Pedernales y otras provincias del Sur, luego a la capital hasta abarcar casi todo el país.

A mediados de la década de los setenta, comenzó a rifar en combinación con "La Caraquita" de Venezuela y una Lotería de Puerto Rico. Se recuerda que ya para la década del 80, Raúl Tavares era muy rico debido a los cuantiosos recursos que le dejaba el negocio ilegal de bancas de lotería, además se le consideraba el ciudadano de mayor influencia política, militar, policial y social en toda la provincia de Barahona.

Mártires Vargas dice que Raúl llegó a tener en nómina unos dos mil empleados en toda la nación, de sus negocios de apuestas de loterías también dependían indirectamente miles de personas pobres. Se recuerda por aquella época que la gente ya no le decía rifero a Raúl Tavares, sino empresario de bancas de lotería por la cantidad millonaria de dinero que manejaba su negocio. Fue una empresa tan poderosa económicamente que muchos decían que era la segunda en importancia en Barahona, después del ingenio.

Dice Vargas, que Raúl siendo militar estuvo en 1959 en la zona de Constanza cuando la invasión del 14 de junio de ese año, pero que no sabe con precisión si esté entró en combate, porque fue un secreto que nunca dijo.

Se cuenta también que Raúl y Juan Bosch eran compadres que se visitaban con frecuencia en sus casas. Explica Mártires Vargas que Bosch le escribía muchas cartas, algunas de las cuales este nos enseñó, que tenían bonitas letras y sin faltas ortográficas.

Raúl Tavares, por su honradez y empeño en su negocio se llegó a ganar el aprecio de sus clientes. Era muy bueno con los números, pero pésimo administrador y nunca se auxilió de un contable para mantener a flote su negocio.

Fue un filántropo influyente en Barahona

Raúl Tavares fue muy conocido por su filantropía con los más necesitados de Barahona, muchos jóvenes de aquella época soñaban con trabajar a su lado por sus altos salarios y remuneraciones por servicios. Muchos de los profesionales de hoy, estudiaron con recursos que Raúl les suministraba en las universidades Autónoma de Santo Domingo (UASD) y la Central del Este (UCS), de San Pedro de Macorís.

Uno de los casos de filantropía más conocido en Barahona de Raúl Tavares, fue cuando el Ciclón David. En aquella época su casa sirvió de refugio por varios meses a los damnificados de este fenómeno atmosférico, a cada uno de los cuales le dotó de colchones y alimentación gratuita.

Cuando era Día de Reyes, cientos de personas, con sus hijos en brazos, de todos los rincones de la provincia amanecían frente en su residencia a la espera de los regalos que Raúl Tavares repartía entre ellas. También los 24 de diciembre la casa se llenaba no solo de gente pobre, sino de altas personalidades que iban en busca de su "Nochebuena".

Era un personaje muy influyente, tanto que empresarios, políticos, militares como miembros de la Iglesia Católica de Barahona de aquella época, se apersonaban a su residencia en busca de consejos o favores

Malas inversiones y el engaño de algunos familiares, amigos y trabajadores acabaron con su fortuna

El descalabro de Raúl, según familiares y amigos, comenzó cuando Fulgencio Espinal fue designado por el presidente Antonio Guzmán como administrador de la Lotería Nacional. En esa época la venta de billetes y quinielas comenzó a mermar grandemente, lo que motivó la protesta de las asociaciones de billeteros y Quinielas de la capital y del interior del país.

Esto motivó que Espinal junto al entonces Procurador General de la República Antonio Rosario, desataran una cacería contra las bancas y trabajadores de Raúl en todo el país. Además, desde la Lotería se daban “orejas” sobre los números que iban a salir los domingos. Con cuyo método se asestaron grandes y duros golpes al negocio de Raúl Tavares.

Adonis Ramírez recuerda que el último golpe a su tío se lo propinó Fulgencio Espinal con un billete terminal diez (10). Esto fue terrible, ya que el banquero para pagar a los jugadores tuvo que embargar y vender algunas propiedades, lo que le permitió un pequeño alivio, pero ya las heridas eran muy profundas, o sea, casi de muerte.

A Raúl todavía le quedaba algún respetado capital, pero debido a las orejas que se daban desde la Lotería todos los domingos, ya estaba indeciso, no sabía si continuar o dejar el negocio.

También muchos comerciantes que quebraron en sus negocios tomaron grandes préstamos a Raúl para levantarlo de nuevo, varios de los cuales nunca le devolvieron el dinero. Algunos de sus trabajadores quedaron con mucho dinero de Raúl a base de trucos y engaños, debido a que en esa época no había computadoras ni otros instrumentos que le permitieran al banquero tener un control absoluto del negocio, lo que significa que todo estaba "manga por hombro". En tanto que otros se quedaron con propiedades de Raúl, incluyendo algunos familiares.

Quiso ser un Aristóteles Onassis y termino empeñando lo poco que le quedó de su fortuna

Sucedió en ese entonces que los militares de Haití derrocaron al presidente Jean-Bertrand Aristide.

Esto fue aprovechado por Raúl para comprar un barco con toda la tripulación en cuya transacción invirtió casi tres millones de pesos, que según se ha dicho, era el capital que le quedaba. El sueño de Raúl era emular a Aristóteles Onassis, el famoso armador de barcos griego que se hizo millonario con un barco. Lo que fue un sueño, acabó por hundirlo definitivamente.

Este barco nunca pudo navegar porque lo que Raúl adquirió fue una chatarra, la cual estuvo anclada en el puerto de Haina todo el tiempo. Su costo y mantenimiento lo llevaron a empeñar la mayoría de sus bienes a bancos e instituciones financieras. Algunos de esos bienes fueron salvados por parientes cercanos.

Raúl se las sabías todas

Para mantener su empresa bancaria clandestina, Raúl compró altos oficiales de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, así como funcionarios judiciales y de la Lotería Nacional. No obstante cometió varios errores, siendo uno de ellos el haber confiado demasiado en algunos de sus familiares, colaboradores cercanos, trabajadores, amigos, entre otras personas y no haberse auxiliado de un contable que de vez en cuando pasara balance a su negocio.

Fue un Don Juan del amor

En cuanto a las mujeres, Raúl fue un verdadero Don Juan del amor, ya que en su época de gloria llegó a tener muchas amantes en Barahona y otros puntos del país.

En 1980 Raúl fue herido de bala en el cuello lo que le impidió hablar con normalidad y mover su cabeza de un lado a otro, en un incidente ocurrido en una calle del sector Los Multifamiliares de Villa Estela con el abogado Virgilio Féliz, sobre el cual hay varias versiones.

Mientras unos dicen que fue porque el abogado no le realizó un trabajo judicial y quería que le pagara el dinero, otros señalan que fue por un lío de falda. Años después este abogado fue asesinado a puñaladas en la capital a mano, supuestamente de un cliente, cosa que nunca fue confirmada por sus parientes.

Últimamente se supo que la casa estaba en litis judicial entre sus familiares, pero que uno de sus trece hijos que tuvo con diferentes mujeres, se comprometió a hacerse cargo de ella para remozarla y a dar la parte de dinero que corresponde a cada uno de los vástagos del difunto.

Murió pobre y solo

Raúl Tavares estuvo padeciendo de problemas con los riñones (insuficiencia renal avanzada), por espacio de diez años en secreto, sin contárselo a su familia, la cual al enterarse, comenzó a proporcionarle los tratamientos recomendados por los nefrólogos.

En los últimos años de su vida recibía tratamiento por su enfermedad, por lo cual tenía que dializarse semanalmente.

Raúl murió en la pobreza y casi en la soledad a la edad de 60 años el 31 de agosto de 1997, siendo sepultado en el Cementerio Cristo Redentor de la Capital

En su entierro brillaron por su ausencia los políticos, funcionarios, militares y miembros de la Iglesia Católica que tanto ayudó en su momento de gloria.

Hoy nadie en Barahona ni siquiera menciona el nombre de Raúl Tavares, en especial aquellos que le robaron, engañaron, que recibieron grandes prebendas, que se hicieron profesionales con el dinero de éste. Algunos de sus familiares, que lo abandonaron en su enfermedad, ni siquiera se acuerdan de él.

Esta historia debe servir de ejemplo a aquellas personas que surgen de la nada y se hacen de algún dinero a base de sacrificios, para que no lo derrochen y se cuiden de algunos familiares y amigos, así como de los lambones y tumbapolvo.

La historia enseña una gran lección: Deben tener el cuidado que no tuvo Raúl Tavares en vida.
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