Una ola de atentados en Bagdad deja 50 muertos


Por Por Qassim Abdul-Zahra

Se registraron una docena de ataques en la capital iraquí. Las bombas fueron colocadas en caminos y vehículos, y le provocó heridas a otras 167 personas

Los reportes indican que la mayor parte de la violencia golpeó a los barrios chiítas de Bagdad, aunque algunas áreas sunitas también fueron blanco.

El peor de los atentados ocurrió en el vecindario al-Amal donde por lo menos siete personas murieron en una explosión que al parecer tuvo como blanco a los rescatistas y funcionarios que llegaron hasta el lugar después que ocurrió otra explosión.

Las detonaciones constituyen el brote de peor violencia que azota al país desde que se suscitó una crisis política entre las facciones sunitas y chiítas de Irak esta semana. La rencilla política, que enfrenta al primer ministro -que es chiíta- contra el líder político de más alto rango -que es sunita-, ha incrementado los temores de que las heridas sectarias podrían abrirse nuevamente.

Toda la información provino de funcionarios de un hospital y de la policía que pidieron no ser identificados por no tener autorización para hablar con los periodistas.

Una persona falleció en el vecindario de Karrada, al suroeste de Bagdad, donde se escuchaba el ulular de las sirenas de ambulancia a su paso apresurado para llegar al lugar de la explosión.

"Mi bebé estaba dormida en su cama. Los vidrios rotos cayeron sobre nuestras cabezas. Su padre la cargó y se la llevó. Ahora está temerosa en el otro cuarto", declaró una mujer que se identificó sólo como Um Hanin. "Todos los países están estables. ¿Por qué no tenemos seguridad y estabilidad? ", declaró.

Aunque Bagdad e Irak son lugares más seguros en años recientes, aún explosiones como las del jueves ocurren a menudo.

La disputa entre el primer ministro Nuri al-Maliki y el vicepresidente sunita Tariq al-Hashemi ha sumido a Irak en la peor crisis política en años.

El gobierno de Al-Maliki ha acusado a Al-Hashemi de dirigir un escuadrón de la muerte dirigido contra funcionarios. El primer ministro también está presionando por un voto de remoción contra otro político sunita, el viceprimer ministro Saleh al-Mutlaq.

Muchos sunitas temen que esto sea parte de una mayor campaña para ir contra personalidades políticas de su grupo social y para aumentar el control chiíta en todo el país en un momento crítico cuando todos los soldados estadounidenses se han ido de Irak.

Nadie se responsabilizó de inmediato por la violencia del jueves. Pero la naturaleza coordinada de los ataques y el hecho de que ocurrieron en numerosos vecindarios sugieren una capacidad de planeación solamente disponible para al-Qaeda en Irak.

Muchos de esos vecindarios también fueron áreas chiítas que son un blanco favorito de la red terrorista. Este grupo sunita muchas veces ataca objetivos chiítas, a quienes acusa de no ser verdaderos musulmanes.

La organización de milicianos sunitas está severamente debilitada en comparación con la fuerza que tenía en los primeros años de la guerra, pero todavía es capaz de lanzar asaltos coordinados y mortíferos de vez en cuando.

Autoridades militares de Estados Unidos han manifestado su preocupación por la resurgencia de Al-Qaeda después de que el ejército estadounidense salga de Irak. Si eso sucede, podría hacer que extremistas chiítas vuelvan al combate y ataquen objetivos sunitas, enviando al país de regreso a la violencia sectaria que experimentó hace algunos años.
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