Hacia el 2012
Por: Esteban Delgado
Periodista
No está claro cuál será el futuro económico del país a partir del próximo año, pues si bien el Gobierno exhibe una estabilidad macroeconómica envidiable para otros países, no escapa a la realidad el hecho de que esta estabilidad se basan en operaciones fiscales y monetarias que no se sustentan en el tiempo con el escenario actual.
El excesivo endeudamiento externo e interno por parte del Gobierno, sumado a un sector exportador que para 2012 se sustentará casi exclusivamente en el sector minero (alto generador de divisas, pero bajo creador de empleos y de productividad), una estimación de recaudaciones internas que de seguro quedarán por debajo de lo programado y un sistema energético que no termina de reducir las pérdidas extraordinarias que cada año le representan no menos de RD$22,000 millones al Estado, apuntan a colocar al país en una posición incómoda.
Hay que tomar en cuenta que el año 2012 es electoral, por lo que no se descarta el despilfarro de recursos y exceso del gasto público para los primeros cinco meses del año. A eso hay que sumarle la obligada necesidad de tomar medidas restrictivas a partir de junio para corregir en parte los desbarajustes de la primera mitad del año.
Para enderezar un poco las finanzas públicas y evitar un deterioro mayor de la economía, es seguro que las autoridades monetarias tratarán de restringir la economía con ajustes de reducción de circulante, aumento en las tasas de interés de los préstamos y posiblemente van a “transparentar” los precios de los combustibles y de la tarifa eléctrica.
Desde esta humilde entrega sólo podemos recomendar a los ciudadanos que en la primera mitad del año traten de no contratar préstamos de consumo innecesario, pues si bien tendremos tasas de interés bajas, a partir de la segunda mitad de 2012 serán ajustadas. Algo así como lo que ocurrió en 2008. ¿Recuerdan? Pero la diferencia es que ahora puede ser peor.
Sobre la tasa de cambio y la inflación, roguemos a Dios para que nuestras autoridades y las que vengan en agosto de 2012, mantengan una posición restrictiva y equilibrada que evite una devaluación más allá de lo razonable.
Periodista
No está claro cuál será el futuro económico del país a partir del próximo año, pues si bien el Gobierno exhibe una estabilidad macroeconómica envidiable para otros países, no escapa a la realidad el hecho de que esta estabilidad se basan en operaciones fiscales y monetarias que no se sustentan en el tiempo con el escenario actual.
El excesivo endeudamiento externo e interno por parte del Gobierno, sumado a un sector exportador que para 2012 se sustentará casi exclusivamente en el sector minero (alto generador de divisas, pero bajo creador de empleos y de productividad), una estimación de recaudaciones internas que de seguro quedarán por debajo de lo programado y un sistema energético que no termina de reducir las pérdidas extraordinarias que cada año le representan no menos de RD$22,000 millones al Estado, apuntan a colocar al país en una posición incómoda.
Hay que tomar en cuenta que el año 2012 es electoral, por lo que no se descarta el despilfarro de recursos y exceso del gasto público para los primeros cinco meses del año. A eso hay que sumarle la obligada necesidad de tomar medidas restrictivas a partir de junio para corregir en parte los desbarajustes de la primera mitad del año.
Para enderezar un poco las finanzas públicas y evitar un deterioro mayor de la economía, es seguro que las autoridades monetarias tratarán de restringir la economía con ajustes de reducción de circulante, aumento en las tasas de interés de los préstamos y posiblemente van a “transparentar” los precios de los combustibles y de la tarifa eléctrica.
Desde esta humilde entrega sólo podemos recomendar a los ciudadanos que en la primera mitad del año traten de no contratar préstamos de consumo innecesario, pues si bien tendremos tasas de interés bajas, a partir de la segunda mitad de 2012 serán ajustadas. Algo así como lo que ocurrió en 2008. ¿Recuerdan? Pero la diferencia es que ahora puede ser peor.
Sobre la tasa de cambio y la inflación, roguemos a Dios para que nuestras autoridades y las que vengan en agosto de 2012, mantengan una posición restrictiva y equilibrada que evite una devaluación más allá de lo razonable.