“EL DOMINICANO MUCHAS VECES IGNORA QUE AL OCULTAR SUS ORIGENES ‘AFRO’ SE NIEGA A SÍ MISMO”
Santo Domingo.- “Juana” se acostumbró a que le digan que el “negro es comida de puerco”. Aunque intenta ocultar sus rasgos, las cremas alisadoras, los polvos claros, las extensiones y los lentes de contacto impiden que logre su sueño de ser “pasable” para la sociedad en que vive. Con frecuencia le vocean la frase “tenía que ser prieta” y cada vez que la escucha siente que los “chelitos” invertidos en salón y el cuidado que pone en no tomar mucho sol, muy poco han servido.
Como “Juana”, gran parte de los dominicanos rechazan su ascendencia africana lo que se manifiesta en un claro deseo de ser blancos, situación que surge, de acuerdo a varias afirmaciones, debido a la trata de esclavos y a las discriminaciones y prejuicios raciales.
La heroína de esta historia insiste en que la mamá de su bisabuelo (de parte de madre) era de origen español, que lo que pasó fue que se “alocó” y se casó con un “morenito” y ahí fue que “dañó” la raza, pero de no ser por ese “error” ella hubiera sido “blanquita”, con el cabello “bueno” y la nariz “finita”, pero que se le va a hacer si ya el palo ta dao´.
Rechazo
De acuerdo a la historiadora Celsa Albert, el problema del rechazo a la herencia negra en los dominicanos está en la superestructura de la colonización donde solo privilegiaban lo que fuera español y tanto los negros como los indígenas eran tratados como inferiores.
“Los dominicanos y dominicanas son víctimas de ese proceso y no se han liberado, aunque hay una gran parte que esta liberada o en el proceso de salir de la superficialidad.
La mayoría del pueblo es afrodescendiente y podríamos decir que todos lo son porque la cultura no tiene color y nuestros orígenes se alimentan de tres elementos que son español, taino y africano”, considera Albert.
El proceso de “auto-desvalorización” de los dominicanos surge debido a que durante la época colonial las disposiciones en torno a “el color de piel”, de las personas, impuestas por el Código Negro Carolino ocasionaban que ser negro fuera una condena, lo que pasa a formar parte de la manera de pensar y valorarse.
Las leyes del documento aseguraban que los negros eran inferiores y tenían que desempeñar “trabajos duros y
prácticos porque su inteligencia no daba para más”.
Según Carlos Esteban Deive, en el artículo titulado “El prejuicio racial”, escrito en el 1993, las leyes del código perseguían dos propósitos. El primero despojar al negroafricano de su cultura para someterlo a los designios de su amo y hacer que asumiera los patrones de conducta del europeo. El segundo, tuvo por meta inculcar al esclavo negro la creencia de que era inferior al blanco, con lo que la explotación resultaba más segura.
Además de la época de la colonización, otros estudiosos, afirman que durante la dictadura de Trujillo, se refuerza la idea actual de la identidad dominicana y se extiende el pensamiento del “refinamiento de la raza”.
El dictador reforzó la visión hispana de la sociedad dominicana, olvidándose del carácter ‘mestizo’ de la mayoría de la población. La obsesión de Trujillo de ‘blanquear’ la raza, le otorgó el título de ‘defensor de la identidad dominicana’.
Auto-odio
Los términos utilizados durante la época de la colonia, y en tiempos posteriores, han sido peyorativos y por eso la gente los rechaza. Lo “negro” se ha usado con adjetivos negativos que, por supuesto, hacen que la gente no quiera aceptar esa herencia.
“Le tengo pena a la gente porque tienen problemas de identidad, debido a que no saben lo que son y al no asumirse no sabrán por qué luchar”, asegura Albert.
Luego analizar las expresiones utilizadas por la mayoría de los dominicanos, se pone de manifiesto que los adjetivos positivos son utilizados, en su mayoría, para referirse con más frecuencia al blanco y los negativos para el negro.
En su libro “Mujer y escla- vitud”, Celsa Albert destaca que el adjetivo ‘negro’ ha tenido siempre una captación peyorativa que se remonta a los orígenes del lenguaje.
Se asocia al mal y al crimen, mientras que lo blanco es símbolo de lo luminoso y la inocencia.
Blanquización
El desprecio del negro, es uno de los defectos colectivos de los dominicanos que para ‘combatir’ sus orígenes tienden a teñirse el pelo de rubio, a utilizar alisados y a ponerse lentes de contacto de color, todo esto para “encajar” en lo que la mayoría acepta como ‘bello’.
“En todo caso te dicen que tu eres ‘aparente’, porque te pareces a un blanco y ese es el colmo de la desvalorización.
La primera vez que salió mi libro solo el Banco Central y el Popular tenían personas de color oscuro al frente de las cajas registradoras, ningún otro banco tenía personas que no fueran de fenotipo claro o que se pudieran considerar como “indios claros”, expresa Albert.
La historiadora señala que en los canales de televisión ningún programa noticioso, salvo raras excepciones, tiene delante de cámaras a una mujer de color oscuro y rasgos africanos: “Solo hay una aceptación para la mulata de piel clara y rasgos dominantes blancos, si son negras o mulatas de rasgos dominantes negros generalmente están detrás de las cámaras”.
De acuerdo a Marines Basilio, estudiante de Ingeniería Industrial de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), parece que el parámetro de buena imagen que tienen los productores “no va con el estilo de las personas negras, lo que se debe a la falta de identidad que posee el dominicano”.
El psiquiatra Cesar Mella, aseguraba en el artículo ¿Discriminación racial o racismo?, publicado en el periódico Hoy por Ángela Peña, que la no aceptación “gasta millones y millones de pesos mensuales en salones de belleza y el no aceptar nuestros labios gordos, nuestras tetas grandes, nuestras nalgas hinchadas y nuestras narices infladas está convirtiendo en millonarios a los cirujanos plásticos”.
Valorización
Luego de que la Junta Central Electoral (JCE) sometiera al Senado de la República el proyecto de ley que cambiaría el término “indio” por “mulato”, todavía quedan algunas dudas.
De acuerdo a Celsa Albert, la palabra ‘mulato’ nada tiene que ver con el mulo y la mula: “Es el residuo de la plata, a lo más oscuro se le llama mulato de ahí que los españoles usaran el término para designarnos, de manera despectiva por supuesto”.
Sea cual sea el resultado del proyecto de ley, lo penoso de esta situación es que en pleno siglo XXI en el país, el color de la piel parece ser el rasgo más importante para definir étnicamente a un sujeto.
Como “Juana”, gran parte de los dominicanos rechazan su ascendencia africana lo que se manifiesta en un claro deseo de ser blancos, situación que surge, de acuerdo a varias afirmaciones, debido a la trata de esclavos y a las discriminaciones y prejuicios raciales.
La heroína de esta historia insiste en que la mamá de su bisabuelo (de parte de madre) era de origen español, que lo que pasó fue que se “alocó” y se casó con un “morenito” y ahí fue que “dañó” la raza, pero de no ser por ese “error” ella hubiera sido “blanquita”, con el cabello “bueno” y la nariz “finita”, pero que se le va a hacer si ya el palo ta dao´.
Rechazo
De acuerdo a la historiadora Celsa Albert, el problema del rechazo a la herencia negra en los dominicanos está en la superestructura de la colonización donde solo privilegiaban lo que fuera español y tanto los negros como los indígenas eran tratados como inferiores.
“Los dominicanos y dominicanas son víctimas de ese proceso y no se han liberado, aunque hay una gran parte que esta liberada o en el proceso de salir de la superficialidad.
La mayoría del pueblo es afrodescendiente y podríamos decir que todos lo son porque la cultura no tiene color y nuestros orígenes se alimentan de tres elementos que son español, taino y africano”, considera Albert.
El proceso de “auto-desvalorización” de los dominicanos surge debido a que durante la época colonial las disposiciones en torno a “el color de piel”, de las personas, impuestas por el Código Negro Carolino ocasionaban que ser negro fuera una condena, lo que pasa a formar parte de la manera de pensar y valorarse.
Las leyes del documento aseguraban que los negros eran inferiores y tenían que desempeñar “trabajos duros y
prácticos porque su inteligencia no daba para más”.
Según Carlos Esteban Deive, en el artículo titulado “El prejuicio racial”, escrito en el 1993, las leyes del código perseguían dos propósitos. El primero despojar al negroafricano de su cultura para someterlo a los designios de su amo y hacer que asumiera los patrones de conducta del europeo. El segundo, tuvo por meta inculcar al esclavo negro la creencia de que era inferior al blanco, con lo que la explotación resultaba más segura.
Además de la época de la colonización, otros estudiosos, afirman que durante la dictadura de Trujillo, se refuerza la idea actual de la identidad dominicana y se extiende el pensamiento del “refinamiento de la raza”.
El dictador reforzó la visión hispana de la sociedad dominicana, olvidándose del carácter ‘mestizo’ de la mayoría de la población. La obsesión de Trujillo de ‘blanquear’ la raza, le otorgó el título de ‘defensor de la identidad dominicana’.
Auto-odio
Los términos utilizados durante la época de la colonia, y en tiempos posteriores, han sido peyorativos y por eso la gente los rechaza. Lo “negro” se ha usado con adjetivos negativos que, por supuesto, hacen que la gente no quiera aceptar esa herencia.
“Le tengo pena a la gente porque tienen problemas de identidad, debido a que no saben lo que son y al no asumirse no sabrán por qué luchar”, asegura Albert.
Luego analizar las expresiones utilizadas por la mayoría de los dominicanos, se pone de manifiesto que los adjetivos positivos son utilizados, en su mayoría, para referirse con más frecuencia al blanco y los negativos para el negro.
En su libro “Mujer y escla- vitud”, Celsa Albert destaca que el adjetivo ‘negro’ ha tenido siempre una captación peyorativa que se remonta a los orígenes del lenguaje.
Se asocia al mal y al crimen, mientras que lo blanco es símbolo de lo luminoso y la inocencia.
Blanquización
El desprecio del negro, es uno de los defectos colectivos de los dominicanos que para ‘combatir’ sus orígenes tienden a teñirse el pelo de rubio, a utilizar alisados y a ponerse lentes de contacto de color, todo esto para “encajar” en lo que la mayoría acepta como ‘bello’.
“En todo caso te dicen que tu eres ‘aparente’, porque te pareces a un blanco y ese es el colmo de la desvalorización.
La primera vez que salió mi libro solo el Banco Central y el Popular tenían personas de color oscuro al frente de las cajas registradoras, ningún otro banco tenía personas que no fueran de fenotipo claro o que se pudieran considerar como “indios claros”, expresa Albert.
La historiadora señala que en los canales de televisión ningún programa noticioso, salvo raras excepciones, tiene delante de cámaras a una mujer de color oscuro y rasgos africanos: “Solo hay una aceptación para la mulata de piel clara y rasgos dominantes blancos, si son negras o mulatas de rasgos dominantes negros generalmente están detrás de las cámaras”.
De acuerdo a Marines Basilio, estudiante de Ingeniería Industrial de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), parece que el parámetro de buena imagen que tienen los productores “no va con el estilo de las personas negras, lo que se debe a la falta de identidad que posee el dominicano”.
El psiquiatra Cesar Mella, aseguraba en el artículo ¿Discriminación racial o racismo?, publicado en el periódico Hoy por Ángela Peña, que la no aceptación “gasta millones y millones de pesos mensuales en salones de belleza y el no aceptar nuestros labios gordos, nuestras tetas grandes, nuestras nalgas hinchadas y nuestras narices infladas está convirtiendo en millonarios a los cirujanos plásticos”.
Valorización
Luego de que la Junta Central Electoral (JCE) sometiera al Senado de la República el proyecto de ley que cambiaría el término “indio” por “mulato”, todavía quedan algunas dudas.
De acuerdo a Celsa Albert, la palabra ‘mulato’ nada tiene que ver con el mulo y la mula: “Es el residuo de la plata, a lo más oscuro se le llama mulato de ahí que los españoles usaran el término para designarnos, de manera despectiva por supuesto”.
Sea cual sea el resultado del proyecto de ley, lo penoso de esta situación es que en pleno siglo XXI en el país, el color de la piel parece ser el rasgo más importante para definir étnicamente a un sujeto.