Pese a alerta, niños se atreven a jugar en la ribera del río Ozama

Santo Domingo Este.-Los hermanitos Osiris y Oscar, de 6 y 7 años, se levantan a las siete de la mañana y de inmediato empiezan a jugar a orillas del río Ozama, en el Dique.

Una carcajada se escucha cada vez que logran capturar un pequeño cangrejo.

No tienen noción del peligro que corren cada vez que hacen contacto con esa fuente fluvial contaminada por el cólera.

Con caritas inocentes y acompañados de su amiguito Deivi, de 9 años, dicen que les gusta jugar en la ribera del río porque es más divertido, además, “mami y papi no nos han dicho nada de eso que dices (cólera)”.

Los hermanitos en muchas ocasiones andan descalzos. Ninguno está en la escuela.

Es desolador ver como esos pequeños arriesgan su salud al estar dentro del río sacando agua en vasos plásticos para luego tirársela encima y buscando cangrejitos.

“Niños, salgan de ahí (del río), que esa agua tiene cólera”, dice Domingo Féliz al percatarse de la presencia de la prensa, pero los niños lo miran como pensando: “qué estará diciendo este hombre”. Vuelven la cara y hacen caso omiso.

A pesar de los esfuerzos de las autoridades de Salud Pública por concienciar a la población sobre los síntomas del cólera, la historia de los hermanitos Osiris y Oscar es sólo una de miles que a diario se repiten en los sectores más pobres del Distrito Nacional.
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