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Yuri Budánov fue condenado por el asesinato y violación de una chica durante el conflicto del Cáucaso

/Por Rodrigo Fernández/

MOSCÚ.- Yuri Budánov, el coronel ruso que violó y mató a la chechena Elza Kungáyeva, ha sido asesinado hoy en Moscú. Con ello se cumplen las implacables leyes del Cáucaso ruso, donde aún impera la vendetta. El hecho ocurrió a las 12.30, hora de Moscú (dos menos en España peninsular) en la céntrica avenida Komsomolski, cuando Budánov salía de una notaría. Hay testimonios contradictorios sobre cómo ocurrió el asesinato.

Unos testigos de los hechos, citados por las agencias rusas, afirman que el asesino se acercó al ex militar y le disparó con un pistola con silenciador en la cabeza y después huyó en un coche que parecía ser un Mitsubishi, mientras que otros sostienen que los disparos -seis, cuatro de los cuales dieron en la cabeza de la víctima- salieron de un vehículo blanco que esperaba en el patio del edificio donde se encontraba la notaría. El coche apareció 20 minutos después, quemado, a unas pocas manzanas del lugar de los hechos.

La noche del 27 de marzo de 2000 el comandante del regimiento de tanques Yuri Budánov llegó en un blindado a la aldea de Tangui (Chechenia), y secuestró a Elza Kungáyeva, de 18 años. Ya de regreso en su unidad militar, Budanóv la interrogó, la torturó, violó y finalmente la estranguló.

Tres años más tarde Budánov fue condenado a 10 años de prisión y en enero de 2009 quedó en libertad condicional.

En el juicio Budánov reconoció que en el momento del crimen estaba borracho y que sólo unos cuarenta minutos después de haberla estrangulado cayó en la cuenta de lo que había hecho.

Durante las dos guerras contra Chechenia (1995 y 1999), los militares rusos cometieron numerosas violaciones de derechos humanos: secuestros, torturas, asesinatos. En la república rebelde se han encontrado después varias fosas comunes masivas, una de ellas, con 23 personas, en la aldea de Kungáyeva. Es probable que el regimiento de Budánov haya estado implicado en la muerte de éstas últimas.

Varios defensores de derechos humanos que denunciaron tanto las arbitrariedades y violaciones de los militares rusos como de las autoridades chechenas fieles al Kremlin han pagado con su vida sus actividades.
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