Los talibanes matan a decenas de personas en Pakistán para "vengar a Bin Laden"
El grupo reivindica inmediatamente el doble ataque suicida contra una academia paramilitar en el noroeste del país.- El número dos del Ejército cancela una visita prevista a EE UU por "el contexto actual" de tensión
Evacuación de heridos
ISLAMABAD.- La comunidad internacional temía que el entorno de Al Qaeda no se quedaría de brazos cruzados. Once días después de la muerte de Osama bin Laden en una operación de fuerzas especiales de EE UU, un doble atentado suicida ha causado 80 muertos y 60 heridos en el noroeste de Pakistán, atentado que los talibanes han reivindicado de inmediato como un golpe destinado a "vengar la muerte" del líder de Al Qaeda.
"Es la primera venganza por el martirio de Bin Laden. Y habrá más", ha asegurado el portavoz talibán Ehsanullah Ehsan a las agencias de noticias internacionales.
El ataque, el más grave que sufre el país este año, se ha dirigido contra la academia de la policía fronteriza -una unidad paramilitar de la policía- de Charsada, una ciudad cercana al borde con Afganistán, a unos 35 kilómetros al noroeste de Peshawar. Casi todos los fallecidos eran cadetes en formación que se disponían a partir para disfrutar de unos días libres, según ha informado el jefe de la policía local. Los reclutas, ya vestidos de civil, se disponían a subirse a un autobús y un minibús cuando un terrorista suicida en una moto ha hecho explotar los explosivos que llevaba.
Unos instantes después, cuando policías y otras personas trataban de ayudar a las víctimas, un segundo suicida ha aumentado la matanza al detonar su carga. En el exterior de la academia, quedaron charcos de sangre, gorras y zapatos de los cadetes y partes del cadáver del suicida.
"Estaba sentado en el minibús y esperaba a mis colegas", ha explicado Ahmad Ali, un cadete herido y contactado en el hospital por teléfono. "Estábamos contentos porque nos íbamos a casa con nuestras familias. De repente he oído a alguien gritar 'Alá es el más grande' y, a continuación, una potente explosión".
"Mientras estábamos sentados en los autobuses, hubo una explosión pequeña. En unos momentos, hubo una segunda, más grande. Caí a la carretera y quedé inconsciente", ha relatado el recluta Shafeeq-ur-Rehman, que resultó herido en una pierna, en un hospital de Peshawar, a donde acudían familiares de las víctimas. "¿Por qué nos matan? ¿De quién es esta guerra? ¿Cuál es nuestro pecado?", se preguntaba un anciano ante el cadáver de su hijo.
En los últimos años, cientos de personas han muerto como consecuencia de los atentados de milicianos contra objetivos militares, incluidos los servicios de espionaje, en el oeste del país. Además, en los últimos días Al Qaeda y sus aliados habían prometido vengar la muerte de Bin Laden y se habían activado todas las alertas.
Visita cancelada
La operación de las fuerzas especiales de EE UU para liquidar al líder terrorista ha puesto al Gobierno paquistaní en una situación complicada. Islamabad ha tenido que hacer frente a acusaciones de incompetencia o incluso connivencia por la presencia durante más de cinco años de Bin Laden en una residencia en Abottabad, una ciudad eminentemente militar a tan solo dos horas de distancia de la sede de su servicio de espionaje. Mientras, en el interior, ha tenido que explicar a sus ciudadanos cómo puede un país extranjero -considerado hostil por buena parte de la población tribal- desarrollar una operación de ese calibre en su territorio sin su conocimiento.
En este contexto de creciente tensión en las relaciones con Washington, el general Khalid Shameem Wynne, considerado el número dos del poderoso Ejército paquistaní, ha cancelado hoy una visita prevista a Estados Unidos, según ha anunciado un responsable militar citado por France Presse.
"El general ha contactado con su homólogo estadounidense, el almirante Mike Mullen, y le ha informado de la anulación de la visita prevista del 22 al 27 de mayo", ha declarado el militar, que bajo condición de anonimato ha explicado que la razón es "el contexto actual".
Evacuación de heridos
ISLAMABAD.- La comunidad internacional temía que el entorno de Al Qaeda no se quedaría de brazos cruzados. Once días después de la muerte de Osama bin Laden en una operación de fuerzas especiales de EE UU, un doble atentado suicida ha causado 80 muertos y 60 heridos en el noroeste de Pakistán, atentado que los talibanes han reivindicado de inmediato como un golpe destinado a "vengar la muerte" del líder de Al Qaeda.
"Es la primera venganza por el martirio de Bin Laden. Y habrá más", ha asegurado el portavoz talibán Ehsanullah Ehsan a las agencias de noticias internacionales.
El ataque, el más grave que sufre el país este año, se ha dirigido contra la academia de la policía fronteriza -una unidad paramilitar de la policía- de Charsada, una ciudad cercana al borde con Afganistán, a unos 35 kilómetros al noroeste de Peshawar. Casi todos los fallecidos eran cadetes en formación que se disponían a partir para disfrutar de unos días libres, según ha informado el jefe de la policía local. Los reclutas, ya vestidos de civil, se disponían a subirse a un autobús y un minibús cuando un terrorista suicida en una moto ha hecho explotar los explosivos que llevaba.
Unos instantes después, cuando policías y otras personas trataban de ayudar a las víctimas, un segundo suicida ha aumentado la matanza al detonar su carga. En el exterior de la academia, quedaron charcos de sangre, gorras y zapatos de los cadetes y partes del cadáver del suicida.
"Estaba sentado en el minibús y esperaba a mis colegas", ha explicado Ahmad Ali, un cadete herido y contactado en el hospital por teléfono. "Estábamos contentos porque nos íbamos a casa con nuestras familias. De repente he oído a alguien gritar 'Alá es el más grande' y, a continuación, una potente explosión".
"Mientras estábamos sentados en los autobuses, hubo una explosión pequeña. En unos momentos, hubo una segunda, más grande. Caí a la carretera y quedé inconsciente", ha relatado el recluta Shafeeq-ur-Rehman, que resultó herido en una pierna, en un hospital de Peshawar, a donde acudían familiares de las víctimas. "¿Por qué nos matan? ¿De quién es esta guerra? ¿Cuál es nuestro pecado?", se preguntaba un anciano ante el cadáver de su hijo.
En los últimos años, cientos de personas han muerto como consecuencia de los atentados de milicianos contra objetivos militares, incluidos los servicios de espionaje, en el oeste del país. Además, en los últimos días Al Qaeda y sus aliados habían prometido vengar la muerte de Bin Laden y se habían activado todas las alertas.
Visita cancelada
La operación de las fuerzas especiales de EE UU para liquidar al líder terrorista ha puesto al Gobierno paquistaní en una situación complicada. Islamabad ha tenido que hacer frente a acusaciones de incompetencia o incluso connivencia por la presencia durante más de cinco años de Bin Laden en una residencia en Abottabad, una ciudad eminentemente militar a tan solo dos horas de distancia de la sede de su servicio de espionaje. Mientras, en el interior, ha tenido que explicar a sus ciudadanos cómo puede un país extranjero -considerado hostil por buena parte de la población tribal- desarrollar una operación de ese calibre en su territorio sin su conocimiento.
En este contexto de creciente tensión en las relaciones con Washington, el general Khalid Shameem Wynne, considerado el número dos del poderoso Ejército paquistaní, ha cancelado hoy una visita prevista a Estados Unidos, según ha anunciado un responsable militar citado por France Presse.
"El general ha contactado con su homólogo estadounidense, el almirante Mike Mullen, y le ha informado de la anulación de la visita prevista del 22 al 27 de mayo", ha declarado el militar, que bajo condición de anonimato ha explicado que la razón es "el contexto actual".