Insalubridad y pobreza acaban la vida moradores La Ciénega

Infecciones parasitarias, dermatitis, vómitos y diarreas abundan en la comunidad

Más que el cólera, lo que merma la calidad de vida y la salud de los moradores de La Ciénaga y los barrios vecinos en el Distrito Nacional es la pobreza, el abandono y la insalubridad generalizada.

Médicos salubristas y epidemiólogos del Ministerio de Salud Pública recorrían ayer, después de reiterados llamados a la cartera, todos los callejones de la empobrecida barriada, pero cuando se les consulta los galenos expresan su convicción de que la situación no es responsabilidad del sistema de salud, sino de la marginalidad social.

“Aquí lo que se hace es ponerle un remiendo al problema”, comentó un profesional que hacía trabajo social en la comunidad. De ese mismo criterio están apropiados los epidemiólogos y salubristas que caminan callejones para orientar a la gente.

En el Distrito Nacional coexisten dos Ciénegas, una en Los Guandules y la otra en Guachupita, ambas están al lado del río Ozama y tienen cerca de 60,000 habitantes.

Las denuncias “llueven”, las acusaciones entre vecinos son constantes, se responsabilizan de lanzar la basura a los callejones, mientras algunos hacen esfuerzos por limpiar su entorno.

El cólera es solo uno de los problemas de salud de esa comunidad compuesta por inmigrantes de diferentes zonas del país.

Vómito, diarrea, las más variadas parasitosis, dermatitis, problemas respiratorios y estomacales son la constante en un barrio en el que aunque los niños están calzados, hacen vida con focos de enfermedades infecciosas.

Heces fecales. Los médicos que visitan la zona no se explican cómo las enfermedades infecciosas parasitarias no han mermado esa población, pues las pobres viviendas están rodeadas de cañadas con tubos conectados directamente desde los sanitarios o letrinas. Estos vierten las aguas a los callejones y esas aguas rodean las casas.

Las cañadas se conectan una con otra, de ellas emanan heces fecales, pero todos los callejones tienen pozos de aguas negras y basura con los más variados componentes.

Las acusaciones. Ante la denuncia de que un brote de cólera se registra en la comunidad, periodistas, médicos del Ministerio de Salud y trabajadores sociales se activan.

Frente a la presencia de los periodistas, los vecinos salen de sus casas para reclamar más atención y “menos demagogia” en la acción social por el barrio.

“Aquí lo que nos va a matar es el sucio y la pobreza, trato de limpiarlo todo, pero la gente es puerca”, comentó una vecina.

Hilda Féliz, una embarazada del barrio, asegura que la gente tira la basura y que no les basta limpiar, pues la gente espera que le vayan a resolver todo.

Asimismo, se pueden ver letrinas desbordadas, la única forma de intervención individual es lanzar agua y echar cloro.

Tuberías. Las tunerías son colocadas a como quede. “Lo que pasa es que en campaña, los políticos vienen y traen tubos, a veces los ponen, pero otras veces los dejan y el que puede los coloca como cree”, comentó un comunitario.

El agua que toman los moradores emana de la llave o de la que venden los camioncitos.
En el hospital siempre les dicen que es ameba, pero ellos creen que el cólera los va a matar poco a poco.
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