Modelo económico RD, ¿de héroe a villano?
El modelo económico dominicano está en el centro del debate. Defensores y críticos argumentan las bondades y dificultades, fortalezas y debilidades de un esquema que no fue fruto de un programa previamente diseñado, sino producto de cambios inducidos desde el exterior.
De una economía basada en la agricultura, hasta mediado de los 60, el modelo se movió a un sector industrial, cuya fuente de inspiración fue el modelo de sustitución de importaciones promovido por la CEPAL. En los años 80, por efectos de la Iniciativa Reagan para la Cuenca del Caribe, el sistema de producción se inclinó hacia el área de zonas francas.
En la misma década comenzó el despegue del turismo, que con el tiempo se convirtió en la principal fuente generadora de divisas del país, y en un apoyo importante para la producción interna, esencialmente de la agroindustrial y agrícola.
“La República Dominicana parece situarse en un momento clave de su desarrollo. Después de cuarenta años de éxito económico, el país debe ahora reformar su modelo de desarrollo económico y social para asegurar un crecimiento a largo plazo”, plantea el informe “República Dominicana 2010-2020”, del experto francés Jacques Attali. “Pero la clave de este modelo es la elaboración de un verdadero contrato social”, agrega el informe en su conclusión.
Plantea que “la confianza entre la población, las instituciones y el sector privado, serán determinantes para reformar al país”.
Una posición distante, que se incluye en la barra de la defensa del modelo, la sustenta el gobernador del Banco Central, Héctor Valdez Albizu. En un discurso en Santiago, hace dos semanas, Valdez Albizu afirmó que el modelo económico dominicano no está agotado, no es excluyente y no necesita ser sustituido, que lo que se requiere es impulsar y ejecutar acciones para reorientar, ampliar, diversificar y mejorar el modelo económico existente. El informe Attali y el discurso de Valdez Albizu son dos de los más recientes capítulos del debate, iniciado por un importante segmento del sector empresarial.
“A pesar del alto crecimiento económico de la República Dominicana en las últimas dos décadas, el país tiene todavía importantes retos que enfrentar, sobre todo en materia de desempleo y pobreza”, expresa otro informe técnico elaborado por expertos internacionales, esta vez un equipo de la Universidad de Harvard. Según ese estudio, “el crecimiento económico reciente, aunque elevado para estándares de América Latina, no es sostenible, pues está basado en la expansión del sector transable, mientras que la cuenta corriente de la balanza de pagos muestra crecientes déficits”.
En sintonía con los informes A-ttali y de la Universidad de Harvard, el ministro de Economía, Planificación y Desarrollo, Temístocles Montás, ha planteado tanto aquí como en el exterior la necesidad de cambiar el modelo económico.
Montás, quien contrató los estudios realizados por Attali y la Universidad de Harvard, afirmó en París, recientemente, que el país está obligado a transformar su actual modelo de economía de servicio que, según él, no puede ser sostenible a largo plazo.
Argumentó que el 75% del crecimiento dominicano en la última década se fundamentó precisamente en esa realidad insostenible, en lugar del desarrollo del aparato productivo.
Otro propulsor del cambio del modelo económico es el ministro de Trabajo, Max Puig, quien ha planteado en varias ocasiones que el esquema está basado en la injusticia, la exclusión social y que, por demás, está agotado.
El economista Luis Reyes, asesor del Ministerio de Economía, estima que un cambio en la calidad de vida de los dominicanos tiene que ser necesariamente el resultado de un modelo económico que ha operado en el país en los últimos años.
Albizu y Villareal piden mejorí
En su exposición, Valdez Albizu presentó evidencias de los logros alcanzados por el actual modelo en materia de generación de empleos, reducción de la pobreza y disminución de la desigualdad.
Explicó que entre abril de 2004 y octubre de 2010 el actual modelo económico logró generar 589,003 nuevos empleos netos en el país, a pesar de las condiciones externas tan adversas que ha enfrentado el país, y que unos 700 mil dominicanos salieron de la pobreza e indigencia.
En una posición parecida se pronunció el economista mexicano René Villarreal, quien ha dictado charlas en la Fundación Global. Según su visión, el modelo necesita ser reorientado para lograr un desarrollo integral, basado en un crecimiento sostenido, incluyente y sustentable.
El Conep en debate
El Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep), como cúpula, y algunas de sus organizaciones miembro, han sido de los principales propulsores del debate. La posición de la cúpula empresarial dominicana ha estado enmarcada esencialmente en el aspecto “competitividad”, por entender que el país ha perdido mucho frente a sus competidores regionales.
También, y con influencia de la posición de los industriales, los empresarios han expresado quejas por la poca incidencia de las exportaciones dominicanas, y por la baja que han reflejado la manufactura dominicana en la creación de empleos.
Desde otras áreas industriales se plantea la necesidad de cambiar el modelo y de introducir mejoras en aspectos vinculados al quehacer manufacturero, como la electricidad y la educación.-
De una economía basada en la agricultura, hasta mediado de los 60, el modelo se movió a un sector industrial, cuya fuente de inspiración fue el modelo de sustitución de importaciones promovido por la CEPAL. En los años 80, por efectos de la Iniciativa Reagan para la Cuenca del Caribe, el sistema de producción se inclinó hacia el área de zonas francas.
En la misma década comenzó el despegue del turismo, que con el tiempo se convirtió en la principal fuente generadora de divisas del país, y en un apoyo importante para la producción interna, esencialmente de la agroindustrial y agrícola.
“La República Dominicana parece situarse en un momento clave de su desarrollo. Después de cuarenta años de éxito económico, el país debe ahora reformar su modelo de desarrollo económico y social para asegurar un crecimiento a largo plazo”, plantea el informe “República Dominicana 2010-2020”, del experto francés Jacques Attali. “Pero la clave de este modelo es la elaboración de un verdadero contrato social”, agrega el informe en su conclusión.
Plantea que “la confianza entre la población, las instituciones y el sector privado, serán determinantes para reformar al país”.
Una posición distante, que se incluye en la barra de la defensa del modelo, la sustenta el gobernador del Banco Central, Héctor Valdez Albizu. En un discurso en Santiago, hace dos semanas, Valdez Albizu afirmó que el modelo económico dominicano no está agotado, no es excluyente y no necesita ser sustituido, que lo que se requiere es impulsar y ejecutar acciones para reorientar, ampliar, diversificar y mejorar el modelo económico existente. El informe Attali y el discurso de Valdez Albizu son dos de los más recientes capítulos del debate, iniciado por un importante segmento del sector empresarial.
“A pesar del alto crecimiento económico de la República Dominicana en las últimas dos décadas, el país tiene todavía importantes retos que enfrentar, sobre todo en materia de desempleo y pobreza”, expresa otro informe técnico elaborado por expertos internacionales, esta vez un equipo de la Universidad de Harvard. Según ese estudio, “el crecimiento económico reciente, aunque elevado para estándares de América Latina, no es sostenible, pues está basado en la expansión del sector transable, mientras que la cuenta corriente de la balanza de pagos muestra crecientes déficits”.
En sintonía con los informes A-ttali y de la Universidad de Harvard, el ministro de Economía, Planificación y Desarrollo, Temístocles Montás, ha planteado tanto aquí como en el exterior la necesidad de cambiar el modelo económico.
Montás, quien contrató los estudios realizados por Attali y la Universidad de Harvard, afirmó en París, recientemente, que el país está obligado a transformar su actual modelo de economía de servicio que, según él, no puede ser sostenible a largo plazo.
Argumentó que el 75% del crecimiento dominicano en la última década se fundamentó precisamente en esa realidad insostenible, en lugar del desarrollo del aparato productivo.
Otro propulsor del cambio del modelo económico es el ministro de Trabajo, Max Puig, quien ha planteado en varias ocasiones que el esquema está basado en la injusticia, la exclusión social y que, por demás, está agotado.
El economista Luis Reyes, asesor del Ministerio de Economía, estima que un cambio en la calidad de vida de los dominicanos tiene que ser necesariamente el resultado de un modelo económico que ha operado en el país en los últimos años.
Albizu y Villareal piden mejorí
En su exposición, Valdez Albizu presentó evidencias de los logros alcanzados por el actual modelo en materia de generación de empleos, reducción de la pobreza y disminución de la desigualdad.
Explicó que entre abril de 2004 y octubre de 2010 el actual modelo económico logró generar 589,003 nuevos empleos netos en el país, a pesar de las condiciones externas tan adversas que ha enfrentado el país, y que unos 700 mil dominicanos salieron de la pobreza e indigencia.
En una posición parecida se pronunció el economista mexicano René Villarreal, quien ha dictado charlas en la Fundación Global. Según su visión, el modelo necesita ser reorientado para lograr un desarrollo integral, basado en un crecimiento sostenido, incluyente y sustentable.
El Conep en debate
El Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep), como cúpula, y algunas de sus organizaciones miembro, han sido de los principales propulsores del debate. La posición de la cúpula empresarial dominicana ha estado enmarcada esencialmente en el aspecto “competitividad”, por entender que el país ha perdido mucho frente a sus competidores regionales.
También, y con influencia de la posición de los industriales, los empresarios han expresado quejas por la poca incidencia de las exportaciones dominicanas, y por la baja que han reflejado la manufactura dominicana en la creación de empleos.
Desde otras áreas industriales se plantea la necesidad de cambiar el modelo y de introducir mejoras en aspectos vinculados al quehacer manufacturero, como la electricidad y la educación.-