¡!Hola tristeza!!!!,, ya no te temo
Por: Venecia Joaquín
Se me presentó una sensación que suele alterar el comportamiento de los seres humanos. Decidí enfrentarla.
Sabía que tocaría a mi puerta, pues estaba en uno de los ambientes donde suelo encontrarla y conozco los síntomas de su llegada. Estaba completamente sola, la ciudad dormía. De pronto una profunda melancolía se apodero de mí ser y sentí unas ahogadas ganas de llorar. Llego la tristeza.
Es una sensación temida que pocos enfrentan y la gran mayoría tratan de apagar. En momento como este solía decir “que sola me siento”, pero no es así. La tristeza toca a mi puerta para anunciar la llegada de un visitante de quien me había alejado hacia un tiempo: mi propio YO. ¿Por qué cuando quieres que te recibas viene acompañado de la tristeza?¿Desea que se burle del sentido poco practico que le estoy dando a mi vida y cuestione el uso de mi tiempo y energías?.
No, la tristeza no se burla de nada. Es una compañía tan especial que ojala todos la atendieran como lo hago cuando no puedo ser indiferente a sus insistentes llamados. Es especial porque no habla, se siente. Diría que es amorosa porque es sintomática y bien intencionada. Te avisa cuando algo anda mal en tu interior y muy suavemente, con dulzura, te prepara para enfrentarlo. Por eso la tristeza nos vuelve románticos, tiernos, soñadores. Lo desagradable lo envuelve en un algo de belleza para nuestra presentación.
A la tristeza le encanta que le pongan atención. Si no la atiende y prefiere ignorarla o salir con ella sin hablarle, entonces se enoja. Se te transforma en otra cosa llamada ansiedad. Pero si la atiende, comprenderás que quiere ayudarte. Te pone a evaluar tu vida interior, lo que te molesta, el ambiente exterior donde te encuentras, te vuelve al pasado y te proyecta al futuro. En apretada síntesis, va pasando por tu mente situaciones odiosas pero también hermosas que tienen que ver con su llegada.
Analizar las situaciones desagradables, aturden la mente pudiendo caer en un circulo vicioso si no mira el ambiente exterior que te rodea, pero la tristeza te lleva a hacerlo o no se va. También te lleva a pensar en todo lo bello que la vida te ha dado, padres, hijos, amigos, experiencias, la belleza de la naturaleza, el sol, lluvia, el amor..!A la tristeza le encanta hacer pensar en el amor!!. En las personas físicamente lejos pero espiritualmente en tu corazón.
Cuando te corren lágrimas y respira profundo, cuando te invade una paz interior, la tristeza se transforma en júbilo. Considera que por fin ha comprendido, que le ha estado dando énfasis a las cosas negativas que no alimentan el alma y le restan alegría y espontaneidad a la vida. Que te había alejado de ti misma, te había olvidado de Dios.
Así es la tristeza. Te va ayudando a entender y despejar el ambiente donde la recibiste y de momento comprende que hay una fuerte luz en tu interior, que esta lleno de fuerza, ánimo y alegría. Se ha marchado la tristeza y te ha dejado en la grata compañía de tu propio ser. ¡Hola tristeza!!, ya no te temo. Tu siempre vienes a traerme la grata visita de mi verdadero YO.
Se me presentó una sensación que suele alterar el comportamiento de los seres humanos. Decidí enfrentarla.
Sabía que tocaría a mi puerta, pues estaba en uno de los ambientes donde suelo encontrarla y conozco los síntomas de su llegada. Estaba completamente sola, la ciudad dormía. De pronto una profunda melancolía se apodero de mí ser y sentí unas ahogadas ganas de llorar. Llego la tristeza.
Es una sensación temida que pocos enfrentan y la gran mayoría tratan de apagar. En momento como este solía decir “que sola me siento”, pero no es así. La tristeza toca a mi puerta para anunciar la llegada de un visitante de quien me había alejado hacia un tiempo: mi propio YO. ¿Por qué cuando quieres que te recibas viene acompañado de la tristeza?¿Desea que se burle del sentido poco practico que le estoy dando a mi vida y cuestione el uso de mi tiempo y energías?.
No, la tristeza no se burla de nada. Es una compañía tan especial que ojala todos la atendieran como lo hago cuando no puedo ser indiferente a sus insistentes llamados. Es especial porque no habla, se siente. Diría que es amorosa porque es sintomática y bien intencionada. Te avisa cuando algo anda mal en tu interior y muy suavemente, con dulzura, te prepara para enfrentarlo. Por eso la tristeza nos vuelve románticos, tiernos, soñadores. Lo desagradable lo envuelve en un algo de belleza para nuestra presentación.
A la tristeza le encanta que le pongan atención. Si no la atiende y prefiere ignorarla o salir con ella sin hablarle, entonces se enoja. Se te transforma en otra cosa llamada ansiedad. Pero si la atiende, comprenderás que quiere ayudarte. Te pone a evaluar tu vida interior, lo que te molesta, el ambiente exterior donde te encuentras, te vuelve al pasado y te proyecta al futuro. En apretada síntesis, va pasando por tu mente situaciones odiosas pero también hermosas que tienen que ver con su llegada.
Analizar las situaciones desagradables, aturden la mente pudiendo caer en un circulo vicioso si no mira el ambiente exterior que te rodea, pero la tristeza te lleva a hacerlo o no se va. También te lleva a pensar en todo lo bello que la vida te ha dado, padres, hijos, amigos, experiencias, la belleza de la naturaleza, el sol, lluvia, el amor..!A la tristeza le encanta hacer pensar en el amor!!. En las personas físicamente lejos pero espiritualmente en tu corazón.
Cuando te corren lágrimas y respira profundo, cuando te invade una paz interior, la tristeza se transforma en júbilo. Considera que por fin ha comprendido, que le ha estado dando énfasis a las cosas negativas que no alimentan el alma y le restan alegría y espontaneidad a la vida. Que te había alejado de ti misma, te había olvidado de Dios.
Así es la tristeza. Te va ayudando a entender y despejar el ambiente donde la recibiste y de momento comprende que hay una fuerte luz en tu interior, que esta lleno de fuerza, ánimo y alegría. Se ha marchado la tristeza y te ha dejado en la grata compañía de tu propio ser. ¡Hola tristeza!!, ya no te temo. Tu siempre vienes a traerme la grata visita de mi verdadero YO.