El 'Día de la salida' termina sin consecuencias
/ELMUNDO.es /
EL CAIRO.- Iba a ser el día de todos los días. El 'Día de la salida' de Hosni Mubarak, el día del cambio, el día de la victoria para los que llevan más de una semana peleando en las calles de Egipto por una transición. Iba a ser, incluso, el día de la lucha. Pero, al final, el día D. acabó siendo otro día más en una guerra de desgaste que tiene enfrentado al pueblo egipcio con su gobernante.
Se esperaban más manifestantes que días anteriores contra el régimen de Mubarak en la Plaza Tahrir, y los hubo. Si el jueves se reunieron, según los convocantes, un millón de personas en El Cairo, el viernes se juntaron muchas más. Pero el efecto definitivo de presión no ha sido tan contundente.
La multitudinaria manifestación consiguió reunir a cristianos y musulmanes pero no logró que el presidente egipcio, Hosni Mubarak, dimitiera y saliera del Gobierno de forma inmediata. Ni siquiera ningún cambio considerable en su Ejecutivo.
Al único que se oyó hablar fue al primer ministro egipcio, Ahmed Shafiq, que, en la cadena 'Al Arabiyya', dudó de que Mubarak fuera a aceptar un traspaso de poderes.
La presión internacional sí sirvió para que el Ejército recibiera la orden de proteger a la prensa, después de la jornada negra de agresiones y detenciones de informadores que se vivió el jueves. En este caso, los medios de comunicación pudieron trabajar más libremente aunque con la tensa situación que vive el país.
Pese a los enormes dispositivos de seguridad preparado, también Tahrir se libró de duros enfrentamientos, que sí tuvieron lugar los días previos al caer la noche. Los grupos progubernamentales tomaron algunas calles de alrededor pero el ejército consiguió que la situación quedara, más o menos, bajo control, y la cosa no pasó de choques más leves.
Los movimientos más importantes de esta trágica partida de ajedrez llegaron desde el exterior. La UE fue incapaz de pedir a Mubarak que se fuera y Obama elevó la tensión con un dardo directo: "debe empezar una transición democrática ya en Egipto" que lleve a "elecciones libres e imparciales".
Cientos de miles de manifestantes vuelven a estar emplazados hoy para manifestarse bajo el mismo lema y con el mismo objetivo común: "No queremos a Mubarak".
EL CAIRO.- Iba a ser el día de todos los días. El 'Día de la salida' de Hosni Mubarak, el día del cambio, el día de la victoria para los que llevan más de una semana peleando en las calles de Egipto por una transición. Iba a ser, incluso, el día de la lucha. Pero, al final, el día D. acabó siendo otro día más en una guerra de desgaste que tiene enfrentado al pueblo egipcio con su gobernante.
Se esperaban más manifestantes que días anteriores contra el régimen de Mubarak en la Plaza Tahrir, y los hubo. Si el jueves se reunieron, según los convocantes, un millón de personas en El Cairo, el viernes se juntaron muchas más. Pero el efecto definitivo de presión no ha sido tan contundente.
La multitudinaria manifestación consiguió reunir a cristianos y musulmanes pero no logró que el presidente egipcio, Hosni Mubarak, dimitiera y saliera del Gobierno de forma inmediata. Ni siquiera ningún cambio considerable en su Ejecutivo.
Al único que se oyó hablar fue al primer ministro egipcio, Ahmed Shafiq, que, en la cadena 'Al Arabiyya', dudó de que Mubarak fuera a aceptar un traspaso de poderes.
La presión internacional sí sirvió para que el Ejército recibiera la orden de proteger a la prensa, después de la jornada negra de agresiones y detenciones de informadores que se vivió el jueves. En este caso, los medios de comunicación pudieron trabajar más libremente aunque con la tensa situación que vive el país.
Pese a los enormes dispositivos de seguridad preparado, también Tahrir se libró de duros enfrentamientos, que sí tuvieron lugar los días previos al caer la noche. Los grupos progubernamentales tomaron algunas calles de alrededor pero el ejército consiguió que la situación quedara, más o menos, bajo control, y la cosa no pasó de choques más leves.
Los movimientos más importantes de esta trágica partida de ajedrez llegaron desde el exterior. La UE fue incapaz de pedir a Mubarak que se fuera y Obama elevó la tensión con un dardo directo: "debe empezar una transición democrática ya en Egipto" que lleve a "elecciones libres e imparciales".
Cientos de miles de manifestantes vuelven a estar emplazados hoy para manifestarse bajo el mismo lema y con el mismo objetivo común: "No queremos a Mubarak".