Vivía en la extrema pobreza el militar de la ruta del Presidente abatido por la Policía
En la parte atrás de esta casita destartalada, con el río como vecino, vivía el militar.
Santo Domingo.- Una cama sobre cuatro bloques de cemento, como precaución por si entra el río; una estufa pequeña colocada en una mesita de madera, con un mantel de plástico roto, y cuatro sillas, dos de metal y dos de plástico, son los ajuares que se observan en la casa del raso del Ejército, Freddy Saúl Félix (Rauddy, miembro de la avanzada del Presidente, abatido por una patrulla policial, luego de que , supuestamente, atracara a un hombre en el sector Don Bosco.
Basta una mirada, para entender que vivía en la extrema pobreza un militar que manejaba una información tan importante como los desplazamientos del presidente de la República. Una casucha con parches de zinc, dividida para dos familias, cuyo patio es el contaminado río Ozama, la compartía Saúl Félix con su pareja Nairobi García. Pagaba mil 500 pesos mensuales, de los seis mil que, según su cónyuge, ganaba. El lugar es tan estrecho que no hubo espacio para velar a Félix.
En otro callejón aledaño fue expuesto su cadáver, en casa de su madre Aurín Félix, quien, con la mirada perdida y las palabras entre cortadas, pedía justicia por la muerte del cuarto de sus cinco hijos.
“El supuesto hombre que dicen que él atracó, que dé la cara, que dé la cara, que me lo enseñen para yo comprobar si es verdad que él estaba robando, que dé la cara porque necesito claridad”, expresó la madre.
Explicó que, a veces, le daba dinero a Rauddy para que pagara el pasaje a su trabajo y hasta le sirvió de garante para la compra de un televisor del que aún se deben dos pagarés. Este aparato era el único “lujo” en su casita y lo guardaba en la casa de un vecino por las condiciones en que se encuentra la vivienda de éste.
Dijo que veía a su hijo cada vez que no estaba de servicio, como cuando el Presidente viaja al exterior, porque no tenía que acudir al Palacio Nacional.
En el empobrecido sector La Ciénaga, los vecinos, que vieron a Rauddy, crecer también piden justicia y se muestran asombrados por la cantidad de balazos que tenía su cuerpo, ya que, según expresaron las señoras Aurín y Ruth Evelin Reyes, madre y hermana del militar, eran entre 15 a 17 impactos.
“Era un muchacho tranquilo que creció aquí con nosotros”. “No merecía esa muerte, que investiguen”, fueron algunas de las expresiones de Altagracia Cuevas y Estela de los Santos, vecinas de la familia.
Quería ser Policía para ir a la universidad
Rauddy cumpliría 20 años este 27 de marzo, de los que llevaba casi dos años en el Ejército, aunque, según expresó su hermana Ruth, el sueño de él era ser policía, para poder terminar la secundaria (estaba en segundo de bachillerato) y luego ir a la Universidad.
“Y fíjate lo mató la Policía. Cómo van a decir que mi hermano era un loco que estaba atracando o que iba atracar al Presidente si él estaba impuesto a andar por donde iba el Presidente. No es posible, yo quiero que eso se aclare”, clamaba la joven mujer.
El día de su muerte iba a ir a la iglesia
Nairobi García dijo que su marido tenía fiebre el pasado viernes cuando salió para el trabajo, debido a unos golondrinos que le habían salido.
“Y yo le dije que no se fuera así y él me dijo que después lo iban a botar, entonces yo le dije, está bien vete. Él me dijo: “yo vengo el lunes para que vayamos para la iglesia en la noche”. Eso fue lo que yo hablé con él”. Dijo que no es cierto que su marido entraba de servicio el lunes cuando lo mataron, sino que tenía tres días trabajando y esa mañana salía libre.
Puso en dudas que fuera un atracador, tras asegurar que, cuando estaba libre, se mantenía en el sector, en su casa o en la de la madre de éste.
Los restos del raso Freddy Saúl Félix (Rauddy) fueron sepultados ayer en el cementerio Cristo Salvador, mientras que la jefatura de la Policía informó que está investigando el hecho.
Santo Domingo.- Una cama sobre cuatro bloques de cemento, como precaución por si entra el río; una estufa pequeña colocada en una mesita de madera, con un mantel de plástico roto, y cuatro sillas, dos de metal y dos de plástico, son los ajuares que se observan en la casa del raso del Ejército, Freddy Saúl Félix (Rauddy, miembro de la avanzada del Presidente, abatido por una patrulla policial, luego de que , supuestamente, atracara a un hombre en el sector Don Bosco.
Basta una mirada, para entender que vivía en la extrema pobreza un militar que manejaba una información tan importante como los desplazamientos del presidente de la República. Una casucha con parches de zinc, dividida para dos familias, cuyo patio es el contaminado río Ozama, la compartía Saúl Félix con su pareja Nairobi García. Pagaba mil 500 pesos mensuales, de los seis mil que, según su cónyuge, ganaba. El lugar es tan estrecho que no hubo espacio para velar a Félix.
En otro callejón aledaño fue expuesto su cadáver, en casa de su madre Aurín Félix, quien, con la mirada perdida y las palabras entre cortadas, pedía justicia por la muerte del cuarto de sus cinco hijos.
“El supuesto hombre que dicen que él atracó, que dé la cara, que dé la cara, que me lo enseñen para yo comprobar si es verdad que él estaba robando, que dé la cara porque necesito claridad”, expresó la madre.
Explicó que, a veces, le daba dinero a Rauddy para que pagara el pasaje a su trabajo y hasta le sirvió de garante para la compra de un televisor del que aún se deben dos pagarés. Este aparato era el único “lujo” en su casita y lo guardaba en la casa de un vecino por las condiciones en que se encuentra la vivienda de éste.
Dijo que veía a su hijo cada vez que no estaba de servicio, como cuando el Presidente viaja al exterior, porque no tenía que acudir al Palacio Nacional.
En el empobrecido sector La Ciénaga, los vecinos, que vieron a Rauddy, crecer también piden justicia y se muestran asombrados por la cantidad de balazos que tenía su cuerpo, ya que, según expresaron las señoras Aurín y Ruth Evelin Reyes, madre y hermana del militar, eran entre 15 a 17 impactos.
“Era un muchacho tranquilo que creció aquí con nosotros”. “No merecía esa muerte, que investiguen”, fueron algunas de las expresiones de Altagracia Cuevas y Estela de los Santos, vecinas de la familia.
Quería ser Policía para ir a la universidad
Rauddy cumpliría 20 años este 27 de marzo, de los que llevaba casi dos años en el Ejército, aunque, según expresó su hermana Ruth, el sueño de él era ser policía, para poder terminar la secundaria (estaba en segundo de bachillerato) y luego ir a la Universidad.
“Y fíjate lo mató la Policía. Cómo van a decir que mi hermano era un loco que estaba atracando o que iba atracar al Presidente si él estaba impuesto a andar por donde iba el Presidente. No es posible, yo quiero que eso se aclare”, clamaba la joven mujer.
El día de su muerte iba a ir a la iglesia
Nairobi García dijo que su marido tenía fiebre el pasado viernes cuando salió para el trabajo, debido a unos golondrinos que le habían salido.
“Y yo le dije que no se fuera así y él me dijo que después lo iban a botar, entonces yo le dije, está bien vete. Él me dijo: “yo vengo el lunes para que vayamos para la iglesia en la noche”. Eso fue lo que yo hablé con él”. Dijo que no es cierto que su marido entraba de servicio el lunes cuando lo mataron, sino que tenía tres días trabajando y esa mañana salía libre.
Puso en dudas que fuera un atracador, tras asegurar que, cuando estaba libre, se mantenía en el sector, en su casa o en la de la madre de éste.
Los restos del raso Freddy Saúl Félix (Rauddy) fueron sepultados ayer en el cementerio Cristo Salvador, mientras que la jefatura de la Policía informó que está investigando el hecho.