Los temores de una población a merced de la violencia
Escrito por Petra Saviñón
(Mipais.com.do)
Poner verjas a las casas, evitar salir en la noche, comprar armas de fuego, gas pimienta o ácidos, son de las medidas que toma una población atemorizada contra la delincuencia y la violencia.
Ese mismo temor ha hecho que los linchamientos sean cada vez más frecuentes y que incluso hayan caído inocentes, víctimas de una “multitud airada y hastiada”.
“La gente tiene miedo, ni en su casa está segura. Los delincuentes no respetan hora para ‘hacer su trabajo’. Eso crea inestabilidad y provoca hasta problemas emocionales”, detalla el siquiatra Pedro Núñez.
Indica que de esa manera, las personas se habitúan a un día a día que trae consigo noticias negativas que podrían ocurrir en su entorno y de las que nadie está exento.
Los reportes de robos, violaciones sexuales, asaltos, intercambios de disparos entre presuntos delincuentes y la Policía, agresiones que concluyen con heridos o con muertos, hacen a los mayores añorar épocas en las que las cosas eran distintas.
“Se dice que siempre ha habido de todo, es verdad, pero no como ahora, estas cosas nunca se habían visto, hay violencia de todo tipo, en la calle, pero también en la casa. Cuándo se ha visto que un hijo agreda a su madre porque no le da para comprar drogas”, expresa Lucía Reyes.
La mujer de 87 años no sale del asombro por las situaciones de las que se entera todos los días en los medios de comunicación y lo peor es que muchas veces ocurren a personas que conoce.
Sobre la violencia, el criminalista José Sierra precisa que el mismo sujeto violento que es temido en su casa también es el que sale a las calles dispuesto a agredir a cualquiera con quien tenga algún inconveniente.
“No es solo la delincuencia, muchas muertes son producto de discusiones imples que por la falta de tolerancia no se resuelven con una disculpa o no se acepta que otra persona pueda pensar de manera diferente”.
En cuanto a la delincuencia indica que no siempre el sujeto que delinque es una persona violenta y al contrario, expresa que generalmente es en su barrio un ente solidario, colaborador, que incluso respeta su hábitat y se traslada a otros sitios a operar.
Qué medidas tomar
Sierra explica que el delincuente se “especializa” en fechorías. Así la persona que roba carteras, no es la que penetra a una casa habitada a cometer un hurto o un robo. Por esa razón se hace más fácil depurar cuando es denunciado un delito.
Recomienda en caso de ser víctima de un asalto o de un robo en la casa tratar de conservar la calma, en lugar de poner resistencia que en algunos casos ha costado la vida y observar detalladamente al agresor. En caso de ser un grupo, concentrarse solo en uno, lo que ayudaría a atrapar al resto.
Fijarse en el tipo de vehículo y si le es posible memorizar la placa, el color y la marca. La edad y el peso aproximado del asaltante, el color y el tipo de pelo, si llevaba barba o bigote, la ropa, alguna cicatriz o tatuaje.
Si tenía el rostro cubierto con máscara, pasamontañas, careta de media. Identificar forma de hablar y de caminar y el tipo de arma.
Si el delito se cometió en la casa no hacer nada hasta que llegue la Policía, no comentar con los vecinos ni decirles que sospecha de alguien.
Poner verjas a las casas, evitar salir en la noche, comprar armas de fuego, gas pimienta o ácidos, son de las medidas que toma una población atemorizada contra la delincuencia y la violencia.
Ese mismo temor ha hecho que los linchamientos sean cada vez más frecuentes y que incluso hayan caído inocentes, víctimas de una “multitud airada y hastiada”.
“La gente tiene miedo, ni en su casa está segura. Los delincuentes no respetan hora para ‘hacer su trabajo’. Eso crea inestabilidad y provoca hasta problemas emocionales”, detalla el siquiatra Pedro Núñez.
Indica que de esa manera, las personas se habitúan a un día a día que trae consigo noticias negativas que podrían ocurrir en su entorno y de las que nadie está exento.
Los reportes de robos, violaciones sexuales, asaltos, intercambios de disparos entre presuntos delincuentes y la Policía, agresiones que concluyen con heridos o con muertos, hacen a los mayores añorar épocas en las que las cosas eran distintas.
“Se dice que siempre ha habido de todo, es verdad, pero no como ahora, estas cosas nunca se habían visto, hay violencia de todo tipo, en la calle, pero también en la casa. Cuándo se ha visto que un hijo agreda a su madre porque no le da para comprar drogas”, expresa Lucía Reyes.
La mujer de 87 años no sale del asombro por las situaciones de las que se entera todos los días en los medios de comunicación y lo peor es que muchas veces ocurren a personas que conoce.
Sobre la violencia, el criminalista José Sierra precisa que el mismo sujeto violento que es temido en su casa también es el que sale a las calles dispuesto a agredir a cualquiera con quien tenga algún inconveniente.
“No es solo la delincuencia, muchas muertes son producto de discusiones imples que por la falta de tolerancia no se resuelven con una disculpa o no se acepta que otra persona pueda pensar de manera diferente”.
En cuanto a la delincuencia indica que no siempre el sujeto que delinque es una persona violenta y al contrario, expresa que generalmente es en su barrio un ente solidario, colaborador, que incluso respeta su hábitat y se traslada a otros sitios a operar.
Qué medidas tomar
Sierra explica que el delincuente se “especializa” en fechorías. Así la persona que roba carteras, no es la que penetra a una casa habitada a cometer un hurto o un robo. Por esa razón se hace más fácil depurar cuando es denunciado un delito.
Recomienda en caso de ser víctima de un asalto o de un robo en la casa tratar de conservar la calma, en lugar de poner resistencia que en algunos casos ha costado la vida y observar detalladamente al agresor. En caso de ser un grupo, concentrarse solo en uno, lo que ayudaría a atrapar al resto.
Fijarse en el tipo de vehículo y si le es posible memorizar la placa, el color y la marca. La edad y el peso aproximado del asaltante, el color y el tipo de pelo, si llevaba barba o bigote, la ropa, alguna cicatriz o tatuaje.
Si tenía el rostro cubierto con máscara, pasamontañas, careta de media. Identificar forma de hablar y de caminar y el tipo de arma.
Si el delito se cometió en la casa no hacer nada hasta que llegue la Policía, no comentar con los vecinos ni decirles que sospecha de alguien.