Los daños emocionales que deja la delincuencia‏

Escrito por Petra Saviñón
(Mipais.com.do)

Durante dos meses Laura no pudo conciliar el sueño y se resistía a salir a la calle. Temía que se repitiera la experiencia y que los hombres que la asaltaron e intentaron violarla se le aparecieran otra vez.

“Fue una pesadilla, cada vez que alguien se me acercaba en un vehículo sentía terror. A veces estaba sentada en la acera de mi casa y si me pasaba cerca un carro o una motocicleta entraba en crisis”, narra.

La muchacha de 21 años, lo mismo que cerca del 25% de las víctimas de asalto o de cualquier otro tipo de agresión, sufrió daños sicológicos.

Del promedio de 100 denuncias diarias que reciben las fiscalías barriales, un 60% de los querellantes son mujeres, de las que la mayoría llega muy nerviosa y amerita ayuda profesional.

“Es normal que una persona que ha sufrido un episodio violento esté mal, asustada, pero hay otros casos que van más allá del simple temor momentáneo, se trata del daño que ha provocado ese episodio”, explica la sicóloga Imelia Cepeda.

Los trastornos más frecuentes son la irritabilidad, la falta de sueño y la paranoia. En el caso de las agresiones sexuales suele sentirse rabia y en ocasiones culpa.

La especialista recomienda buscar ayuda cuanto antes, para evitar ver el mundo como un lugar peligroso, y por ende, creer que lo mejor es permanecer encerrado en la casa.

Recuerda que cuanto más grave ha sido el impacto, mayor el riesgo de ser afectado emocionalmente.

“Un hombre me detuvo en mi vehículo para pedirme una dirección, parecía una persona confiable, me paré y mientras le explicaba, otro se acercó y me amenazó con un frasco en el que dijo que había Ácido del Diablo. Tuve que darle la billetera”, narra Luis Ortega.

Desde ese día abriga el temor de que en cualquier momento puede ser agredido en un semáforo y dice incluso que su patología es algo así como una “semaforomanía”.

Las personas que más temor presentan ante un asaltante o un violador sexual están en el rango de 15 a 20 años y en el de 60 a 80. Los más jóvenes y los más adultos son los que más indefensos se sienten ante cualquier tipo de violencia.

Consejos esenciales

Según las estadísticas de la Procuraduría General, al momento de denunciar, muchas víctimas llegan tan nerviosas que no pueden ofrecer mayores datos del agresor, sobre todo, si el hecho es reciente, por lo que las autoridades insisten en la importancia de mantener la calma. Aunque están consientes de que no es tarea sencilla.

Una de las recomendaciones esenciales que hacen para evitar agresiones sexuales es observar todo lo que acontece en su entorno cuando esté en la calle, evitar caminar por lugares desolados o poco iluminados. Voltear con frecuencia para cerciorarse de que nadie viene detrás suyo, no mostrar miedo.

En caso de supuesto peligro cruzar la vía para verificar que la sospecha es cierta, si el sospechoso cruza no permitir que cierre el espacio entre ambos, si apura el paso, busque protección en algún lugar donde haya más personas, en caso de que no encuentre un sitio así, corra, puesto que el agresor casi siempre desiste, pero si le atrapa mantenga la calma y procure hablar de forma inteligente.

Es muy importante explicar a los niños que no pueden salir solos a lugares apartados ni jugar en zonas donde no haya supervisión de adultos. Indicarles que deben comunicar a sus padres si alguien les molesta o cualquier propuesta deshonesta que reciban.

Pedirles a los profesores que solo entreguen los niños a sus padres o a otra persona que haya sido autorizada.
Con tecnología de Blogger.